La respuesta a la pregunta de si estamos solos en el universo, más que en la investigación del cosmos, podría estar justo bajo nuestras narices, más literalmente, dentro de cada célula de nuestro cuerpo.
Investigadores creen que la respuesta a si estamos solos o no en el universo podría estar oculta en nuestro código genético. Ellos sugieren que las células de nuestro cuerpo esconden mensajes de alienígenas.
El matemático Vladímir Scherbak, de la Universidad Nacional Al-Farabi de Kazajstán, y el astrobiólogo Maksim Makukov, del Instituto Astrofísico Fesenkov, también en Kazajistán, aseguran haber detectado rastros de información alienígena incorporados en nuestro código genético. En su opinión, esta señal inteligente, que han denominado ‘SETI biológico’, es un mensaje matemático y semántico que no puede explicarse por causas naturales, informó la revista ‘Icarus’.
Los astrofísicos especulan que el mensaje inteligente dejado en nuestro ADN está escrito con una semántica y matemáticas que no pueden ser explicados por la teoría clásica de la evolución darwiniana.
Afirman que el código genético “es una correspondencia flexible entre codones y aminoácidos, y esta flexibilidad permite la modificación artificial del código”. Sin embargo, recalcaron que una vez fijado, “el código podría mantenerse inmutable a través de escalas cosmológicas de tiempo”. “De hecho, es la ‘construcción’ más duradera que se conoce”, señalan. Precisamente por eso, sostienen, representa un contenedor excepcionalmente fiable para una firma inteligente.
Argumentan también que el genoma humano presenta un orden minucioso y preciso en la asignación entre los nucleótidos y aminoácidos del ADN.
“Las disposiciones simples del código revelan un conjunto de patrones aritméticos e ideográficos del lenguaje simbólico”, señala la publicación de ‘Icarus’. Los científicos resaltan que esos patrones subyacentes “precisos y sistemáticos” se presentan como “producto de una lógica precisa y de una computación no trivial en lugar de productos de procesos estocásticos”.
Concluyen que “sea cual sea la razón real detrás del sistema decimal en el código, parece que fue inventado fuera del Sistema Solar hace ya varios miles de millones de años”.
"Nuestro código genético parece haber sido inventada fuera del sistema solar ya varios miles de millones de años."
Este tipo de "firma inteligente" sería el sello indeleble de una civilización extraterrestre que nos precedieron muchos millones o miles de millones de años. La huella biológica en el genoma humano, sería el legado de esta civilización remota de la Vía Láctea.
La conclusión de Scherbak y Makukov, de hecho, parecen apoyar la teoría de la panspermia, la hipótesis de que la vida en la Tierra fue sembrada desde el espacio. Pero ¿Existen otros indicios que apoyan las conclusiones de los dos astrofísicos? Si!.
Material "extraño" en nuestro ADN
La investigación publicada en la revista Nature en 2012, dirigida por Robert Gifford, virólogo en el Aaron Diamond del AIDS Research Center, y John Coffin, un virólogo de la Tufts University School of Medicine de Boston, revela que todos podríamos ser menos humanos de lo que pensamos.
El estudio explica que el genoma humano es en parte un virus, específicamente el Bornavirus, portadora de la muerte de los caballos y las ovejas. Parece que hace 2 millones de años, este virus ha puesto algo de su material genético en el ADN.
El descubrimiento muestra que este tipo de virus ARN pueden actuar como un retrovirus (como el VIH) e integrarse de manera estable como huésped de nuestros genes. Esta investigación podría ayudar a entender mucho más acerca de nuestra evolución, revelando cómo el mundo de hoy es el fruto del trabajo de un virus contenido en cada uno de nosotros dicen los científicos.
"El conocimiento de nosotros mismos como especie ha sido un poco mal interpretado", dijo Robert Gifford. Así que tratamos de no darnos cuenta de que el ADN humano ha evolucionado gracias a la contribución de las bacterias y otros microorganismos, y que nuestras defensas inmunológicas han utilizado el material genético para protegerse de la infección. Parece que hasta un 8% de nuestro genoma podría alojar material genético del virus.
La gente puede no ser del todo seres humanos como ellos piensan que son
En un estudio paralelo, los investigadores japoneses encontraron copias de un gen Bornavirus incluido en al menos cuatro áreas diferentes del genoma humano. Las investigaciones realizadas en otros mamíferos han revelado su presencia en una amplia gama de especies de millones de años.
"Se han presentado pruebas de un fósil con restos de Bornavirus", dijo John Coffin, un virólogo de la Tufts University School of Medicine de Boston y co-autor del estudio "Esto también nos dice que la evolución del virus no siguió como pensábamos".
Los científicos dicen que esta "infección prehistórica" podría ser una fuente de las mutaciones humanas, especialmente en nuestras neuronas.
Pero ¿Y si en lugar de una "infección" era la "marca" sugerida por Shcherbak y Makukov? Esta teoría fascinante, si se confirma, de hecho también apoyan la tesis de la teoría de los antiguos astronautas, según la cual, en tiempos antiguos, algunos extraterrestres que visitaron la Tierra, han contribuido a la evolución y desarrollo de la civilización humana en nuestro planeta.
Si es así, la humanidad no solo se encontraría con que no es la única especie que habita en el universo, sino que sería parte de una familia real de dimensiones cósmicas ... Universal!
En Conclusión
Las afirmaciones de estos estudios representan un enfoque nuevo y audaz para la comprensión de nuestros orígenes y, sobre todo, nuestro destino como humanidad.
Sabemos tan poco sobre el origen de la vida en la Tierra, de modo que esto roza en la presunción queriendo dar a entender una estructura genética que supuestamente desafía toda explicación natural.
Sin embargo, también hay que considerar el efecto que estas chocantes revelaciones provocan a nuestra sensibilidad, porque todos ellos son nuestras creencias acerca de nuestro origen, el concepto de la humanidad, y al final, en la misma idea de Dios.
Por tanto, si en nuestro código genético existe la marca de un bioingeniero extraterrestre, entonces, en última instancia, ¿Quien diseñó al diseñador?
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