sábado, 15 de marzo de 2014

MUCHO HEMOS ANDADO

Mucho hemos andado desde que el primer ser pensante se irguió sobre esta Tierra. Millones de años nos separan y sin embargo para la historia de nuestro Universo quizás sea como un segundo.

¿Fuimos nosotros mismos los que vivimos entonces luchando simplemente por sobrevivir? ¿También los mismos que decidieron formar grupos, clanes, tribus… para en común, uniendo fuerzas y, por qué no, inteligencia, poder perdurar como una familia, donde ancianos, jóvenes, mujeres y niños convivían en paz? ¿Quizás también fuimos los que un día exploraron tierras inhóspitas buscando respuestas que en la tribu no encontrábamos?

¿Fuimos nosotros los que nos preguntamos si la vida es algo más que sobrevivir, algo más que vegetar… hace, también, millones de años?
¿La vida es sólo una sucesión de vidas y muertes a lo largo de las edades? ¿Trascendemos a tal destino? ¿Hay algo que une todo cuanto ha acontecido, acontece y acontecerá en este mundo?
¿Procedemos originariamente de esta tierra o somos semilla de estrellas? ¿Estamos aislados, desconectados, de la realidad de cuanto acontece en el Universo?

En el desarrollo de nuestra capacidad de pensamiento hemos encontrado muchas respuestas encaminadas a hacernos la vida más placentera. Si miramos atrás, ha habido un gran avance tecnológico en muy poco tiempo. Objetivamente, es un milagro lo que estamos viviendo si lo comparamos con, sólo, doscientos años atrás. ¿Qué pensaría uno de aquellos habitantes con lo que encontraría hoy, caminando por las calles, entrando en una vivienda de una gran cuidad…?

Hay algo que no parece haberse desarrollado a la par: las respuestas a las preguntas esenciales… ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

Desde el albor de los tiempos estas preguntas nos acompañan, generación tras generación. Muchas respuestas, pero, ¿cuántas han convencido a todos? ¿Cuántas han degenerado acabando siendo grandes mentiras que han servido para que una casta se haya erigido en los únicos intérpretes y poseedores de la “verdad” manteniendo a la inmensa mayoría en la ignorancia, por no decir también oprimidos socialmente?

Hoy, el ser humano, está capacitado para encontrar por sí mismo respuestas. Hoy no necesitamos que nadie nos lleve de la mano. Hoy, tras muchos fracasos, errores, callejones sin salida, podemos encontrar, no la gran verdad, sino, si somos capaces, una pequeña verdad que nos sirva para dar un paso, un gran paso, en nuestro desarrollo espiritual.

Cuando hemos tenido la muerte ante nosotros, no hay uno solo que no se acongoje, no se inquiete y seguramente sienta temor. ¿Cuántos hemos tenido alguna experiencia que trascienda esta realidad cotidiana? Muchas y muchos. Hay una realidad que convive con nosotros desde que el tiempo es tiempo y nos toca, ya es hora, darle nuestra interpretación sin temor a equivocarnos.

Nos toca, con humildad, del mismo modo en que nuestro cerebro se ha ido incrementando y siendo más inteligente, desarrollar más nuestra “alma”, nuestra capacidad de sentirnos unidos a toda la vida que nos rodea, empezando por lo más cercano y abarcando la más lejana estrella.

Quizás sea dentro de cada uno donde encontremos la senda de nos une al Universo. Quizás nuestra alma no tenga un órgano donde residir… porque abarque la totalidad.

Quizás, solo quizás, seamos los artífices de cuanto existe. Pero es algo que cada uno debemos descubrir, que nadie nos puede enseñar.
La espiritualidad, posiblemente, sea el camino. Como dijo alguien hace unos dos mil años: “Ama al prójimo como a ti mismo”. Suena a palabras sencillas, lógicas. ¿Por qué complicarlo?
Empezamos hace eones a pensar, nos autoproclamamos “homo sapiens”, toca ahora sentir, convertirnos en “homo spíritus”.

Ángel Hache E
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