La creencia de que el futuro será mejor que el presente no siempre es una ilusión. El presente puede ser horrible y las cosas pueden mejorar en el futuro, y frecuentemente lo hacen. Normalmente el futuro es una réplica del pasado. Puede haber cambios superficiales, pero una transformación real es rara y depende de si puedes estar lo suficientemente presente como para disolver el pasado accediendo al poder del ahora.
Lo que percibes como futuro es parte intrínseca de tu estado de conciencia ahora. Si tu mente lleva una pesada carga del pasado, experimentarás más de lo mismo. El pasado se perpetúa a sí mismo por la falta de presencia. La calidad de tu conciencia en este momento es lo que conforma el futuro, que, por supuesto, sólo puede ser experimentado como el ahora. Podrías ganar muchos millones, pero un cambio de esa clase es muy superficial.
Seguirías repitiendo las mismas pautas condicionadas en un entorno más lujoso. Si la calidad de tu conciencia en este momento es lo que determina el futuro, ¿qué determina la calidad de tu conciencia? El grado de presencia que tengas. Por tanto, el único lugar donde puede ocurrir el verdadero cambio y donde puede disolverse el pasado es el ahora.
Toda negatividad está producida por una acumulación de tiempo psicológico y una negación del presente. Inquietud, ansiedad, tensión, estrés, preocupación… son aspectos del miedo, y todos ellos están producidos por un exceso de futuro y una falta de presencia. culpa, lamento, resentimiento, pena, tristeza, amargura y todas las demás facetas de la falta de perdón están causadas por un exceso de pasado y una presencia insuficiente.
A la mayoría de la gente le cuesta creer en la posibilidad de un estado de conciencia totalmente libre de negatividad. Sin embargo, ése es el estado de liberación al que apuntan todas las enseñanzas espirituales. Es la promesa de salvación, no en un futuro ilusorio, sino aquí y ahora.
Quizás te cueste reconocer que el tiempo es la causa de tus sufrimientos y de tus problemas. Crees que están causados por situaciones específicas de tu vida, y desde el punto de vista convencional eso es verdad. Pero hasta que no enfrentas la disfunción fundamental de la mente (su apego al pasado y al futuro y su negación del ahora), en realidad los problemas son intercambiables. Si hoy desaparecieran milagrosamente de tu vida todas las causas de sufrimiento o infelicidad, pero no estuvieras más presente, más consciente, pronto te encontrarías con una serie de problemas similares, como una sombra que sigue tus pasos.
En último término sólo hay un problema: la mente ligada al tiempo. Si crees que no podrías llegar al punto de estar completamente libre de problemas, tienes razón. No puedes llegar a ese punto porque estás en ese punto ahora. En el tiempo no hay salvación. No puedes ser libre en el futuro. La presencia es la llave de la libertad, de modo que sólo puedes ser libre ahora.
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