lunes, 31 de marzo de 2014

ESCUCHANDO A NUESTRO SER DE LUZ

ESCUCHANDO A NUESTRO SER DE LUZ (

A ti te hablo, hijo de mi corazón…

Sí…a ti…

¿Sabes en verdad quién eres…?

Eres mi niño pequeño…jugando los juegos del mundo…jugando a que me olvidaste…para poder después jugar a buscarme…

Y muchas veces me buscás sin darte cuenta que lo estás haciendo…

Me buscás por caminos diversos…explorando…probando…tanteando…

A veces intentás encontrar mi plenitud en las cosas…, en los objetos…en el confort y el placer…

Otras veces me buscás a través de tu anhelo de ser querido, valorado y reconocido por tus pares, los humanos…

En ocasiones, al buscarme, te extraviás en senderos de autodestrucción…en la ilusión de que tal o cual adicción te proporcionará esa completitud que anhelas continuamente…y que sólo podrías hallar en mí…

Pero siempre…siempre…hagas lo que hagas…me estás buscando…

Y yo te observo en silencio…sin juzgar…esperándote…siempre esperándote…

Hay veces en que rozás mis vestidos de luz…cuando te abandonás en el disfrute de la naturaleza…cuando te entregás a tu hermano necesitado y doliente…cuando te sumergís por entero en esa creación artística que conmueve tu corazón…cuando te perdés en el “ahora” sin límites de una meditación elevada…

Pero claro…eso no te alcanza…y seguís explorando…

Porque en cada acto de tu vida, estás buscando liberarte de ese dolor escondido, subterráneo, sostenido y profundo…que nace de la desconexión original…de aquella primigenia desunión conmigo…cuando te separaste hace eones de mi amorosa presencia…

Y esa agonía sorda, apenas perceptible…ese apagado desaliento de vivir…de sentirte aislado, solo y perdido…, es lo que intentás sanar con cada paso que das sobre la Tierra…

Pero eso es sólo una ilusión, pequeño mío…y forma parte de ese juego que ya hace tanto tiempo decidiste jugar…

Para poder experimentar la dualidad al cien por cien, “necesitabas” olvidarte de mí…como los niños que juegan en la vereda al “policía y ladrón” necesitan, -para disfrutar del juego-,
olvidar por un momento que están “fingiendo”…

Pero ya ha llegado el tiempo de recordar, amado mío…

Recordar… que yo estoy siempre contigo…tan inseparable de ti, como lo está el amanecer del sol…la nostalgia de la melancolía…la ternura, de la carita de un bebé…

Porque te amo de una manera que quizás te cueste comprender…

¿Cómo te diría…para que me entiendas…?

Te pondré este ejemplo –tal vez poco felíz-, pero servirá para graficar lo que intento hacerte ver:
supón que tu hijo de pocos años cae a las aguas de un río turbulento y profundo, que de inmediato lo arrastra en su peligrosa correntada…y tú a pocos metros, viéndolo todo…Y SIN SABER NADAR…

¿Qué harías, amado mío…?

¿Te pondrías a calcular las posibilidades de éxito que tendrías si te arrojaras para intentar salvarlo…?

¿Analizarías los pro y los contra de esa alternativa…?

¿Evaluarías a que otras opciones podrías acudir en esa terrible situación…?

¿Te pondrías a gritar pidiendo ayuda, con la esperanza de que te escuche alguien que SI sepa nadar…?

¿Harías acaso algo de eso, mi querido humano?

¿O en un arranque instantáneo, impulsivo, visceral…desde la desesperación más absoluta que se pudiese imaginar, te tirarías al agua en el mismo momento en que lo ves caer…sin que se te pase por la mente –ni siquiera por una milésima de segundo-, la consideración de que al hacer eso, tal vez en lugar de una…terminen siendo dos las víctimas…?

No necesito tu respuesta, mi amadísimo…porque ya la conozco…

Y es ese mismo amor desmesurado, el que yo siento por ti…

¿Me comprendes ahora, hijo de mi alma…?

Y para que nos volvamos a reunir…¡es tan poquito lo que hace falta…!

Sólo que vuelvas tu mirada hacia mí…

Que reconozcas mi presencia en tu interior…y que cuando me sientas en el centro de tu corazón… : ¡¡LO CELEBRES…!!

¡Porque no hay mayor regalo que ese…!!

Aunque al principio sólo sea un minuto…;… no te preocupes…; luego serán dos…y después tres…y una hora…y un día…y llegará el bendito momento en que será permanente…

Y ese día…transfundido conmigo totalmente, habrás asumido por completo tu Divinidad…

Te habrás entregado a ser lo que en verdad sos: …un ser de luz…caminando el polvo de la Tierra…eligiendo vivir desde tu conciencia más alta…y experimentando, sin temor, la totalidad de la vida…

Y también ese día habrás hecho a un lado por completo los dramas, las luchas, las carencias…porque ya no tendrá sentido optar por ellas, sabiendo que sos una parte de Dios…

Y dejarás de buscar amor, conocimiento, belleza, sabiduría…¡porque sabrás que ya son tuyos…!

Saltarás el cerco del espacio-tiempo para recibir nuevos códigos energéticos, que te liberarán de la existencia lineal…

Percibirás las galaxias latiendo en tus células…y te contactarás con otras inteligencias estelares…

Y serás una bendición para todas las cosas y todos los seres…¡porque lo sanarás todo desde tu corazón iluminado…!

Asumirás tu poder sobre las circunstancias –cambiando tu percepción de los hechos-, y los modelarás desde tu capacidad de elegir: cuando decidas no experimentar determinada realidad…ella se esfumará…porque sin un experimentador…no existe.

Vivirás en la serena certeza de que siempre serás provisto de lo que necesites…cada vez que lo necesites…(sin esos mezquinos acaparamientos que nacen del temor…)

Suspenderás todo juicio…toda etiqueta…toda calificación…y verás reflejada tu Divinidad en el rostro de cada persona…porque sentirás que YA están siendo (así tal como son), completas, perfectas y totales…como tú…(sólo que aún no lo saben…).

Estarás centrado en la alegría del ahora…y de tu mano derecha brotará la creatividad inagotable…y de tu mano izquierda, la dulce compasión…

Y cada vez que hagas algo, lo harás desde un centro de armonía y serenidad imperturbable…que irradiará sobre todos los seres tu paz infinita…

¿Entiendes ahora, hijo mío, porqué te hablaba antes de “celebración”?

¿No te parecen, las que te acabo de describir, razones suficientes para celebrar…?

Y ahora, por último, mi pequeño amadísimo…voy a contarte lo que hubiese sucedido al arrojarte al río –en el ejemplo hipotético que te dí-, para intentar salvar a tu niñito a pesar de no saber nadar…

¿ Y sabes qué…? ¡…lo habrías logrado!!

Porque el supremo amor –el verdadero, el puro, el auténtico-, desafía las leyes de la tercera dimensión…¡y de verdad hace milagros…!!!

Y desde esa misma inmensidad de amor, es que te pido:

¡¡¡Arrojate también al río de mi Totalidad…!!!

¡¡¡Sumergite en las aguas de mi Luz Divina…!!!

Y sin dejar la Tierra…¡¡¡Volvé al Hogar conmigo…!!!

¡¡¡…que hace ya tantas vidas que te estoy esperando…!!!


FIN


¡Ah…compañeros…lo que sería el mundo si todos pudieramos vivir así…fusionados con nuestro mejor Yo…!

La armonía y la dicha serían moneda corriente…y la apreciación cotidiana de la belleza, nacería no de las cosas, sino de nuestra propia mirada, incondicionalmente positiva…

Y el mandato crístico “amaos los unos a los otros”, dejaría de ser un mandato…y pasaría a ser algo lógico, natural, espontáneo, casi ¨instintivo¨…de la misma manera en que es lógico, espontáneo y natural, cederle a nuestros hijos –en la mesa-, la porción más abundante de comida cuando “fallamos” en los cálculos y vemos que quedó “corta”…(y lo hacemos disimuladamente , sin que se note –para que no rechacen nuestro gesto-, ...o con la blanda mentira de que “…ya comí las tres que me tocaban…”, -cuando sólo comimos una-)…

¿Pero porqué sólo lo hacemos por nuestros hijos?

¿Es que los demás padres no tienen hijos…?

¿Es que los que pasan por la vereda no son también “hijos” de alguien…?

¿Es que no somos todos “hijos” de un mismo Padre Cósmico común…, partecitas divinas de una misma Totalidad Universal…?

¡Pero creéme, amigo mío… : …en el reloj planetario está muy cerca de sonar la hora en que por fín el hombre confiará en el hombre…!!!

¡¡¡Y en ese amanecer espléndido, todos…absolutamente todos…pasarán a ser “nuestros hijos”…!!!


Y mientras ese día dorado se acerca…¿qué te parece, compañero, si a través de nuestras actitudes, aceleramos su llegada…? :


Amalo todo en este mundo,
desde el principio hasta el final…
Amalo a quién se lo merece…
y a aquél que no…amalo igual…

Amalo a quien te brinda calma…
y amalo a aquél que te la quita…
¡porque las vueltas de la vida
van en la misma calesita…!

Y al que te hiere, amalo más…
porque está “actuando” ese papel,
para que crezcas en tu senda…
(¡quizás después lo harás por él…!)

Ama sin reglas…sin condiciones…
sin timideces…sin pudor…
como te surja…a tu manera…
que no hay un modo que sea mejor…

Pero ama mucho…con el alma…
por la alegría de brindarte…
y ama ahora mismo…sin demoras…
¡que no te sirve reservarte…!

Ama sin límite ni medida…
ama tan solo por amar…
porque te nace, simplemente…
¡Y no lo puedes evitar…!

Y cuando ames de esa forma,
exclamará tu corazón… :
“¡Será una ilusión la vida…!
¡¡¡…pero que bella ilusión…!!!”

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