El ego, es la mayor atadura del discípulo que lo impulsa entregar su vida a un mundo material y le impide ver los tesoros del mundo espiritual; Cada ser deberá cortar esta atadura para tener una vida llena de felicidad.
Dentro del infinito, existe un conocimiento casi imperceptible para las mentes, una creación perfecta, regida por leyes divinas, que regulan nuestras acciones.
Es de propiedad de nuestro intelecto, que las conductas humanas puedan ser buenas o malas, Para la Conciencia existe un origen de todas las cosas y todo simplemente ES, carente de juicio, de clasificación e identidad.
El hombre hecho a imagen y semejanza del Creador, tiene el libre albedrío de tomar sus propias decisiones acompañadas del Espíritu, pero si es separado de él hace la obra desde su propia mente, y sus acciones serán el reflejo de su estado en el que se encuentre.
En la Creación existen 2 fuerzas (energías positivas y negativas; el bien y el mal; ángeles y demonios; se le ha dado muchos nombres), y el trabajo es mantenerlas en equilibrio, cuando su frecuencia se inclina hacia un solo lado, toda su creación colapsa, porque actúa la Ley.
Es por esta razón que nuestros mundos interiores y exteriores, se rigen por leyes que nos regulan y nos adentran en el Sendero.
Todo Discípulo tarde o temprano tomara su camino, sentirá el llamado y comenzara el trabajo y se dará cuenta que tendrá que enfrentarse a sí mismo, purificar su mente para unirse a su espíritu y comenzar su retorno, para ser co-creador con Dios.
Cada ser de acuerdo a su sentido común, experiencias y percepción establecerá cuáles son sus metas tanto físicas como espirituales, según su estado de conciencia será su avance, pero cuando se obtienen las herramientas y los métodos de cómo lograr su libertad, se hace más corto el proceso. De lo contrario, cuando a pesar de haber indagado y haber obtenido conocimiento no se ha llevado a la práctica, ha desperdiciado la oportunidad que podía haber sido única.
Ciencia cósmica parte 20: eliminación del ego, sendero original hacia las virtudes divinas.
Dios te bendiga...
Gabriel Vallejo de Colombia
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