domingo, 19 de mayo de 2013

LA MUJER Y EL HOMBRE DE LA NUEVA ERA

No temen las diferencias pero les atraen y asumen sus más altos atributos.
Son totalmente autónomos, confían en sí­ mismos, auto responsables, tanto el hombre como la mujer actualizados no tienen por qué temer, ni envidiar ni estar resentidos contra el sexo opuesto.

Pueden abrir todos sus canales de sentimientos y pueden experimentar la plenitud así como gratitud para con su pareja.
Dos semejantes ayudándose mutuamente en su crecimiento como individuos, como hombre y como mujer.

Tanto el hombre como la mujer de la nueva era no son necesariamente individuos perfectos y totalmente desarrollados.
Sin embargo, son individuos que buscan sus fallas, la razón por la falta de satisfacción tanto como en sí ­mismos como con el otro, pudiendo así mismo reconocer su negatividad e interacción mutua para así resolverlas juntos.

No caen en el jugo de culpabilizar lo cual ensancha el abismo entre ellos mismos y en ellos como pareja, reconocen su ser real.
En la nueva era las diferencias ya no provocan miedo.
Las diferencias abren nuevos espacios para explorarse en cada momento para así­ seguir interesados uno en el otro y siempre sorprendidos de la magia del alma que se está revelando.

En la mujer de la nueva era no existe conflicto entre ser productiva, creativa, un miembro que contribuye a su comunidad y amar a su pareja. La mujer tiene una fortaleza y autonomí­a que se ha ganado, se las ha ganado enfrentándose a la vida, a la realidad y abrazándola con todo lo que esto significa.
No lo hace con espí­ritu de odio, de rebeldí­a, de competencia, de desafí­o, ni imitando las distorsiones y los excesos de la masculinidad, la agresión negativa y los juegos de poder.
La mujer es completamente auto responsable y en consecuencia libre. Está firmemente parada no sólo en lo material sino también intelectual, mental y emocionalmente.

Ella sabe que ningún hombre puede proporcionarle la felicidad y el placer que ella misma no ha podido generar en su propio interior.
La nueva mujer sabe que al amar a su hombre y al rendirse a sus sentimientos, amándolo como él es fortalece su individualidad y la hace crecer a su máximo potencial. El rendirse a él desde su esencia la conecta a su ser real.

El hombre de la nueva era ya no necesitará una pareja más débil para así­ evitar sentir su propia debilidad.
El hombre en la nueva era se encuentra con su propia debilidad, la enfrenta y en consecuencia gana su propia fuerza.
Así se da cuenta que su debilidad se origina en su auto rechazo y es siempre una negación de su propio ser superior.

Ya no necesita a una pareja inferior para así­ convencerse así mismo de ser aceptado y amado ya que aceptando su debilidad ganará su fortaleza y las cualidades de su ser real.
En su manera de relacionarse con la mujer es en verdad de equidad en donde no se siente amenazado por ella que es tan creativo, tan adecuado, tan moralmente fuerte y tan inteligente como así mismo.

No necesitará jugar el papel de amo, ya que esto lo inhabilita a abrir su corazón y lo hace sentir una superioridad falsa que genera distancia.
Si existían círculos viciosos estos se convertirán en círculos virtuosos.

En lugar que sus sentimientos de inferioridad cierren su corazón, creando resentimientos, odio, frustración y culpa hacia el sexo opuesto se genera y fortalece el cí­rculo benigno que abrirá su corazón.
Dentro de él se expandirán valores y fuerzas reales, por lo que no necesita ser el miembro superior del equipo

Puede darse el lujo de que su corazón hable y se relacione desde su vulnerabilidad en el mismo nivel emocional de su pareja.

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