Que la teoría del caos o más bien del cambio, opere en nuestra vida cotidiana, no nos dejemos llevar por la rutina que cansa y agota, sino que reinventemos nuestra propia vida. Nacimos del vientre de nuestra madre, ella nos dio la vida física, ahora tenemos que parirnos a nosotros mismos con la fuerza del espíritu divino que mora en nuestro interior.
Así como el escultor, de un pedazo de piedra o de madera, talla con paciencia su obra nacida de su esfuerzo y de su imaginación, también nosotros tenemos que crearnos y pulirnos, pues somos la obra de arte del mismísimo Dios, que nos ha dotado de su espíritu divino, pero que precisa de nuestra mente y de nuestra voluntad para llevar a cabo su obra maestra de hacernos perfectos como El lo es.
Basado en las enseñanzas del Libro de Urantia
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