lunes, 29 de septiembre de 2014

Me adentro en el espejo de nuestra existencia actual.

Como los árboles liberan sus hojas en otoño, dejando que el sendero hacia nuestra elevación del alma aleccione a nuestro ser, amortiguando el paso de nuestro caminar; así el ser humano debe de aprender a soltar aquello que caduca a cada presente de su ahora. A nuestro cambio de estación, la naturaleza nos avisa que ha llegado la hora de mudar nuestra “piel” por otra más amorosa.

Nuestro interior necesita recolocarse, y para esto, debemos de dejar ir la manera que hemos estado sintiendo para dar lugar a un nuevo ser que está llamando a nuestra puerta para ser manifestado.

Como las hojas de los árboles, así nuestra energía empleada hasta el presente, nuestra mente y nuestros miedos deben de liberarse para dar cabida a una nueva energía materializadora según nuestra voluntad.

Ha llegado el tiempo de mudar.

Ha llegado la hora de desnudarnos y reconocer quiénes somos realmente y dejar que la verdad se manifieste en nosotros.

La naturaleza nos está avisando en las latitudes donde nos encontramos. Este otoño nuestro nos da la bienvenida de una nueva vida.

Empecemos a dejarnos ir, a no controlar nuestra vida, y menos, la de los que te rodean, aunque sean seres amados. Debemos de continuar aceptando nuestra situación y alejar de nosotros los esteriotipos de todo tipo que nos hemos creado a lo largo de nuestra existencia actual. Cada uno es único y perfecto. Cada ser contiene la esencia perfecta para nosotros. Abrámonos para poder ver su luz y su amor. Es en el corazón del ser humano donde hallaremos lo que buscamos. Dejemos las apariencias a un lado porque solo es el continente de nuestra alma y el verdadero ser que somos.

Abramos nuestro corazón y reconoceremos a aquellos con los cuales nuestra vida necesita aceptarlos.

Abrámonos para recibir lo bueno que la vida nos depara, desde un trabajo, una actividad concreta, hasta la prosperidad a todos los niveles y el amor a compartir.

Somos esencia, no forma, y cuanto más nos centremos en ella, más nos alejaremos de nuestros deseos. La materia nos confunde si la sobrevaloramos. Buscamos algo del interior, y estas características las asociamos con lo exterior. Entonces lo buscamos en el mundo de la forma y no lo encontramos. Nos quejamos y aparece, por momentos la impotencia, al no poder materializar nuestros sueños, cuando nuestros sueños tienen que ver con nuestro mundo interior, no con la biología.

Como el árbol, dejemos ir “nuestras hojas caducas” y no las aferremos a nosotros. Dejemos que se las lleve el viento. Ha llegado la hora de despojarnos de una vez por todas de la manera de ser que hemos estado siendo hasta el presente. Dejemos que nuestro corazón nos hable y, en el silencio y la quietud encontraremos la paz, el amor y las respuestas que durante años nos hemos estado haciendo su resultado alguno.

Ha llegado la hora de recibir lo que nos merecemos. Ha llegado la hora de deleitarnos en esta vida terrenal que tanto desconcierto nos ha creado por permitir que la forma sea el eje de nuestra vida.

La felicidad pide paso entre remordimientos, miedos, quejas y, todavía para muchos, dolor y sufrimiento.

¿No crees que la sabiduría de los árboles puede asociarse al recto proceder del ser humano? La naturaleza deja ir, no se apropia; suelta y no acapara por temor a dejar ir. Los resultados están a la vista: con el tiempo florecen con una belleza superior y una abundancia inmensa. Los frutos muestran su fluir. Así el ser humano debe de avanzar por el camino de su ascensión. Fluir y dejar ir. Aceptar y tener la certeza que una vida mejor aparecerá.

Hay para todos. Hay para ti y justo lo que buscas y necesitas. El Universo te tiene preparado aquello que le pediste. Confía. Deja ir y fluye. Confía y deja que tus pasos te lleven a la materialización de tu voluntad, de tu Plan de Vida.

Ábrete. Abre tu corazón y siente el amor en ti. Siente la abundancia en tu interior y deja que todo sea.

¡Siente! ¡Siente! ¡Siente, hermano/a!

Estás cerca de lo que nos pediste, en cambio, desfalleces por momentos al no obtener cuando tú lo quieres. Más cerca de lo que te piensas se encuentra la realización de tu camino. Escucha a tu corazón que él te dirá. No te des prisa, y deja, como la naturaleza, que todo siga su curso.

Actualmente vives momentos de decidir. No temas dejar ir, de alejarte de lo que no es y fluye. ¿Acaso no has escuchado a tu corazón que te está hablando claro y alto?

Nosotros estamos contigo. Todo va bien.

Ya no tardará el tiempo donde tus anhelos se harán realidad.

¡Sé tú! Siendo abrirás las puertas de lo que tu corazón anhela, de lo que tu ser desea. Sólo siendo uno mismo abriremos las puertas de nuestra realización y felicidad.

Te esperan la alegría y el gozo de vivir.

Desde el corazón, en el silencio y la quietud te abrazamos transmitiéndote nuestro amor.

Todo va bien. Los tiempos esperados han llegado.

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