sábado, 7 de diciembre de 2013

DESCUBRIENDO LA TIERR HUECA

ESTE SOLAMENTE ES UN FRAGMENTO DE UNA NOVELA QUE ESCRIBÍ, A PROPÓSITO DE TIERRA HUECA

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Hiperbórea.

Hubiera podido hacer cuestionamientos, pero cuanto decía, era de lo más interesante. Pronto me di cuenta, lo mejor sería dejarlo hablar, a preguntar tantas cosas como quería indagar, sobre lo mucho que a mi juicio necesitaba saber, para entender la vida de quienes él mismo llamó, los habitantes de Hiperbórea.

Cuando mencionó ese nombre, me sonó de inmediato.

¿Acaso no era la región meridional, que los antiguos ubicaban muy al norte, donde de acuerdo la mitología griega, habitaba Bóreas, el calificado por los Romanos como dios del viento? Así lo dije.

Pude ver la reacción favorable por parte de Narté, quien intrigado me volteó a ver, como pensando ¿Cómo lo sabe?

Miroé intervino, haciendo la aclaración que si su compañero mencionaba ese nombre, era para dar a entender, se refería a una tierra, de la cual en el exterior había nociones, aunque fueran vagas, pues según entendía, apenas unos pocos estudiosos, son quienes conocen a qué refiere de verdad tal nombre. Añadió, era mencionada como…

¡La tierra Siempre Verde!

Ya ni me extrañó, escucharle hablar también mi propio idioma.

Con eso que dijo, hizo ver ambos dominaban la lengua en la que estábamos hablando. Así la charla se hizo más sabrosa.

Fueron contando anécdotas distintas.

Expusieron efectivamente era eso, aunque otros prefirieran remitir su conocimiento, al nombre conocido también en la mitología, donde se enuncia como el Jardín de las Hespérides. Sin importar que aún muchos entre ellos, a pesar su sabiduría, mantuvieron serias dudas, hasta de la misma existencia de esas zonas.

La pregunta obvia fue inquirir ¿Cómo sabían todo eso?

A lo cual Narté respondió, allá en el mundo que llamaría de abajo, se conoce mucho más, a lo que en el exterior no todos conocen.

La mayoría, por no decir todos, están enterados de la existencia de la tierra que existe en el exterior de la corteza terrestre.

Saben hay un sinfín de civilizaciones, unas más adelantadas que otras, pero también están conscientes, que todos son humanos.

Poniendo serio, añadió, no pasa lo mismo por acá arriba, donde el conocimiento de los Intraterrenos aún no se populariza, por la causa que sea. Más bien existe una gran ignorancia al respecto, pues simplemente no se sabe, o se conoce poco, de la existencia del mundo interior.

Aunque en todos los tiempos, muchos hayan tratado indagar un poco más. Sólo no se ha logrado establecer un contacto de igualdad, entre los habitantes de ambos lados, buscando llegar a un entendimiento, al saber quienes habitan una y otra parte de la corteza, ambos pertenecen al mismo mundo. Aquí hicieron una aclaración.

No ha quedado por parte de los Intraterrestres.

Se ha tratado por muchos medios de establecer contacto.

Señales se han dejado muchas, en la parte superior, para ser analizadas y poder entender, hay inteligencias que conocen la existencia de esa parte superior. Muy cierto.

Se podría llegar en otra forma, pero se ha preferido mantener todo en un plano inteligente, a dejar sean también los humanos de arriba, quienes entiendan hay vida y seres humanos allá abajo. Algunos de los mensajes han sido descifrados, lástima no se hayan dado a conocer los resultados.

Puso como ejemplo, lo que a últimas fechas se ha hecho, al ir dejando en Inglaterra dibujos bien explícitos, en los cuales se describen, según dijo, los prados de jardines existentes en el mundo interior.

Preguntaba y contestaba al mismo tiempo.

¿Quién no va poder reconocer en tales dibujos, una mente pensante, que ideó realizar tales imágenes? Explicaba.

Sólo hemos querido al delinearlos, que los científicos de arriba, se pongan a pensar qué significan, pues nuestra tierra y sobre todo nuestras ciudades, están llenas de jardines cultivados, donde aparte cosechar cuanto se requiere, todo se siembra haciendo que nuestro planeta interior, luzca con belleza, para hacer grata la vida de quienes ahí viven.

De mucho tiempo antes, no niego, ha habido quienes sí han entendido los mensajes enviados. Así lo han dejado escrito, pero relativamente han sido pocos, quienes han captado los mensajes que una y otra vez se han ido enviando, con los cuales ya hubieran podido entender lo que se anuncia, como es la existencia de un mundo interior.

Aunque también se han realizado intentos de acercamiento, a través emisarios, que han venido a presentarse en el mundo de arriba.

¿Qué ha ocurrido? ¡No todo bueno!

En algunas de tales excursiones realizadas en naves idénticas a las que circulan en nuestra zona, ¿con qué nos hemos encontrado?

¡Nos hostigan, nos persiguen, nos disparan!

Más de alguna de nuestras naves ha sido dañada, cuando no destruida. Los gobiernos de la parte externa, sólo piensan en invasiones, buscan pretextos para sembrar pánico entre la gente, que ignorante también teme, hasta admitir, pueda ser dañina nuestra existencia, con más razón nuestra presencia. A nuestra manera de pensar, aunque sea discutible, nos ha llevado a considerar, lo mejor será no provocar sus instintos, que llevan a destruir. Nos han obligado a ocultar, sin dejar camino para llegar abiertamente a realizar contactos.

La mayoría de ocasiones, nuestros enviados desolados, vuelven a los refugios que establecimos en distintas partes, para componer los daños. Por suerte, tenemos muchos amigos que no temen vernos en sus tierras, como ocurre aquí, donde los Seris son amigos nuestros.

Realmente es una lástima, pues si los dos lados de la corteza terrestre ya se hubieran puesto de acuerdo, el enriquecimiento en todos los campos, sería exponencial.

Fue cuando pregunté, por querer entender, si en la antigüedad habían tratado a los de arriba. Respondió afirmativamente.

Como ejemplo mencionó a los Sumerios, quienes claramente dejaron constancia de ellos, mencionando a los Intraterrestes en su lengua, como Annunakis, y por haber conocido prácticamente algunos de estatura considerable, fueron descritos como seres de enorme estatura, quienes impartían lecciones, en beneficio de esos pueblos de arriba.

Igualmente mencionó, cómo en las mitologías es mencionado otro, el dios Apolo, quien tal cual se describe en los escritos, vacacionaba yendo a pasar el invierno durante tres meses, a las tierras fértiles, un paraíso en la tierra, existente más arriba de los Polos, para lo cual desplazaba a esas tierras cálidas, ubicadas nada menos en lo que se ha nombrado el Polo norte.

Hasta de esa parte según está descrito, fueron traídos objetos sagrados, los cuales servían para dar más lustre al culto en el templo de Artemisa, que en Delfos atraía gente de todos lados.

Al llegar a este punto, me entró gran curiosidad.

Pregunté qué quería decir, cuando mencionaba cómo en ese país, en concreto en Hiperbórea, existían muchas razas.

Pensó un momento antes responder. Esperando yo entendiera fue explicando, siendo una región ubicada en las regiones más alejadas del planeta conocido, mucha gente aún ahora, no concibe pueda existir, a pesar estar sabiendo que tal nombre significa.

“Tierras más allá donde nace el viento del norte”.

Los antiguos, ni idea tenían dónde estuviera realmente.

Explicaban solamente, que su ubicación estaba muy al norte de Tracia. Como si con mencionar esta parte, ya fuera la referencia más visible que tendría todo mundo, para identificar las tales tierras.

Por cierto, Tracia y la Turquía de la actualidad, vienen siendo la misma región. Sólo recordemos, hablamos de gente que en ese tiempo, apenas si tenían idea de las ubicaciones.

Con mayor razón, cuando consideraban que la tierra era plana, sostenida por cuatro enormes elefantes, parados encima de una inmensa tortuga, la cual flotaba sobre una plataforma, en los abismos llenos de agua.

O la idea que otros defendían, alegando el universo fuera algo así como un enorme huevo, correspondiendo a la tierra ser el centro que correspondería a la yema, mientras lo demás, sería la clara que flotaba en ella. Una enorme serpiente (La de la eternidad), rodeaba dicho huevo, a modo lo incubaba, entibiaba y cuidaba. Hasta de vez en cuando, alimentaba de él, sorbiendo un poco de agua. Sonriendo afirmaba.

- ¡No, no, no…! Si te digo ha habido cada idea, para qué te cuento…

Los griegos por ejemplo, pensaban era Atlas quien sostenía el mundo.

Los chinos la creyeron plana, con China por supuesto en el centro.

En tiempos de Aristóteles, la creyeron hueca.

Sólo pensaban que el centro estaba ocupado por el infierno. Idea que después desarrollaría Dante Alighieri, quien presentó en su Divina Comedia, sus famosos siete círculos, con la tierra en el centro.

Los de arriba eran los cielos, mientras abajo, estaban los infiernos.

Hubo quienes explicaron la función de las cavernas, calificadas como guaridas inexpugnables, todas ellas plagadas de dragones, por haber visto llegar y salir de ellas, naves que arrojaban fuego, expelido gracias los gases producidos por la combustión. Y no por nada, no sólo en la antigüedad hubo referencias, hasta en tiempos no tan lejanos, hubo quienes conocieron bien lo que había en nuestro mundo.

Ahí está por ejemplo la obra del escritor Julio Verne, quien explicó que la tierra estaba hueca, situando el ir por allá, como toda una aventura, cosa puso en su libro Viaje al Centro de la Tierra, publicado en 1864.

No es exacto, pero deja la idea, de haber quienes consideraban real, la creencia de la Tierra Hueca.

Ha habido infinidad de concepciones de cómo era la tierra.

Muchos dijeron, existían capas concéntricas, separadas por espacios, todo lo cual se comunicaba a través de las cavernas.

Como explicó un tal Symes, quien ya hablaba de los enormes huecos que existen en los Polos, pero como quien dice, hablaba de memoria, imaginando, no probando algo.

Cada quien hablaba de acuerdo lo que vivía o pensaba.

Por ejemplo un monje comparaba la tierra, nada menos con el Arca de la Alianza, explicando en su concepto, el fondo quedaba en lo que veía como el horizonte, donde decía, se alzaban las paredes, que al elevarse, formaban algo así como una cúpula o domo, quedando la tierra en medio.

Sin embargo hubo quienes pensaban mejor, porque estudiaban más a fondo, lo que era algo impreciso. Entre ellos estuvo Pitágoras, y en cierto grado también Platón, quienes conocieron de su existencia, igual como el destino donde se trasladaron algunos pueblos antiguos.

Hablo de las dos gravísimas catástrofes, ocurridas tanto para los habitantes de Lemuria, en el océano Pacífico, como para los de Atlántida, en el océano Atlántico.

Como bien sabrás, ambos continentes se sumergieron, quedando hundidos, desaparecidos, luego una catástrofe terrible, que provocó un legítimo cataclismo, el cual cercenó mucha vida que existía en aquél entonces, desapareciendo la mayoría de las especies que pululaban en esa parte del planeta, salvo algunas que lograron permanecer en el exterior.

Ignoro qué haya ocurrido en el interior por culpa esos desastres, sólo sé, a partir entonces llegaron a Tierra Hueca muchos inmigrantes, que iniciaron su vida, estableciendo lo que para ellos, significó colonizar un mundo nuevo.

Cuando las condiciones en sus respectivos continentes se tornaron imposibles, refugiaron a esas tierras. Muchos lo hicieron utilizando vías de acceso ubicadas en las cavernas, como ésta donde estamos.

Otros, la mayoría por supuesto, emprendieron el viaje atravesando a duras penas, la zona de hielos perennes, a pesar saber debían soportar temperaturas espantosamente bajas, antes alcanzar a llegar a penetrar por las aberturas ubicadas en los círculos polares, la del Norte o la del Sur, que es donde encuentran las entradas al mundo interior.

Fue un éxodo masivo. Obvio en el exterior quedaron reminiscencias, sobre todo entre quienes vivieron la tragedia, pasando a vivir en otros continentes. Porque hubo quienes quedaron establecidos en Europa, Asia y América. Todos impactados, rememorando lo ocurrido.

Si al inicio hablaban mucho sobre ello, con el tiempo tal recuerdo se fue haciendo confuso. Los descendientes ya no mencionaron el suceso. No había manera de perpetuar los recuerdos, al no haber letra escrita, sino únicamente, si acaso alusiones en grabados, o a través las tradiciones orales.

Por eso se perdió dicho recuerdo, a pesar muchos sabían, que más allá de los sitios congelados, se vivía en el interior, donde encontraban muchos de cuantos conocieron, o formaron parte de su familia.

Efectivamente, el lugar de entrada encuentra más allá de los lugares con hielos perennes. Con sólo arribar, se nota ahí no se resiente el frío, pues el lugar está calentado por su propio sol interno.

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Novela dedicada a dilucidar el enigma que representan los huecos polares, desde donde aún ahora se pueden ver, hasta animales desaparecidos ya en la superficie exterior, que se siguen teniendo en la superficie del interior.

Además es un homenaje dedicado a los indios Seris, quienes en Isla Tiburón, (Sonora, México) tienen una serie de cavernas, las cuales de poder cualquiera penetrar, llevan donde la Tierra Hueca, deja admirado a todo mundo

Atentamente

Juan Ignacio Arias Anaya

(AUTOR)

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