domingo, 29 de diciembre de 2013

FLORESCENCIA DE LA CONCIENCIA

Florescencia de la Conciencia en la Terapéutica: ESENCIAS FLORALES Y SINTERGETICA

Y qué es local, si no es tu propio corazón? Lo local comienza en el corazón del hombre. Allí empieza el presente, se renueva el presente… Allí florecemos, donde está tu esencia, la de tu consciencia, tú eres la flor: Me pregunto: ¿es un pensamiento, mi pensamiento?. ¿Es una forma del pensamiento un pensamiento, esa flor, o es la flor algo que ya está en el interior?

¿Dónde está el Universo interno?, ¿dónde está el Universo externo?. Cuántas de las cosas que tú ves, que tú piensas, aquéllas en las que crees, están actuando en lugar de la esencia de una flor, y como la flor están siendo amplificadas por el florecer de tu conciencia?.¡Es una flor este vórtice caótico a través del cual seguramente vamos a emerger a un nuevo orden, a una nueva humanidad?. La flor es la matriz de la creación, es la antesala del nacimiento. Es el lugar sagrado donde ocurre la fecundación. Es la emergencia de la sombra hacia el color, hacia el perfume y hacia la luz. Es una expresión de la expansión de la consciencia. La flor es un arquetipo, pero es un arquetipo de consciencia expandida. Cuando florece el mineral, aparecen las gemas. Pero para una antigua tradición, las gemas son estrellas dormidas en el vientre de la tierra. Es decir, para mirar el cielo hay que encontrar su reflejo en el suelo, pero para integrar la tierra y el cielo hay que encontrar su vibración en nuestro corazón. Tú piensas flor, pero si tú sientes flor, vas más allá de su color, vas más allá de su vibración. Cuando el paciente se toma las goticas, está contigo. Piensa en ti. Piensa en tu sonrisa.. La sonrisa de la consulta fue una flor que emergió de tu corazón. Una sonrisa es el corazón que florece en los labios, pero el abrazo, el saludo, la caricia son otras maneras de florecer. Pero mirarlo con amor es otra manera de estar floreciendo y florecer es permitir la renovación del ser, de ese mutuo ser, de ese común ser. En el alma de la flor no existe ni la materia ni la energía, ni el pensamiento desligados de la consciencia. No existe ni lo general, ni lo local, ni el núcleo celular, ni el núcleo neuronal, ni un nivel mental por allá en la estratosfera , sino que todo está en el ahora y en el aquí de una consulta, en la cual ya no vamos a ser iguales, no podemos ser los mismos, en la cual hay reciprocidad: “tú me miras” y “yo te miro”, “tú me atraes” y “yo te puedo atraer” entre los dos realizamos ese misterio sagrado de la fusión, de la comunión que es el misterio del sexo. Y en el misterio del sexo nosotros podemos encontrar su símbolo en la flor. La flor es la florescencia de la sexualidad de la creación. La flor es el lugar sagrado de la fecundación, es el lugar de la comunión. La flor es la matriz del fruto y la semilla , la posibilidad, en sus cortos días, de la perpetuación de la vida. Cómo podemos, entonces, leer esos arquetipos, leer el símbolo del reino vegetal y no entender el reino vegetal separado del mineral, del animal, del hombre, de la consciencia, del plan de la creación. Cómo podemos acceder a una nueva medicina, a una nueva cultura en la que no debatiéramos entre los alópatas y homeópatas, entre los terapeutas vibracionales y los que son terapeutas duros del cuerpo físico .Cómo podemos volver a reencantar nuestra cirugía, nuestras terapéuticas densas, pero también la terapéutica vibracional sutil de quien trabaja a través del código del sentir En síntesis, cómo podemos volver a fecundar el corazón desde el cerebro. Cómo podemos volver a pensar con el corazón, porque cuando pensamos con el corazón estamos floreciendo a lo que somos. El místico y el científico se reúnen en nuestro corazón haciendo una síntesis de lo que es nuestra humanidad. Toda esta aventura de la síntesis comenzó hace muchos años en la selva. Yo le envié una fórmula, un medicamento clásico, a un paciente que obviamente no tenía donde conseguirlo, mucho menos como tomarlo. Al cabo de 15 días lo encuentro con la fórmula en el bolsillo y le pregunto: cómo vas?. Me dice: “muy bien, yo me sobo la fórmula todos los días y eso marcha a las mil maravillas”. Yo creí que me estaba tomando el pelo, pero no me estaba tomando el pelo.

Alguna vez tuvimos un paciente con estatus epiléptico hace más de 20 años, le dimos todo el arsenal conocido de las medicinas convencionales, de las menos convencionales, oración, meditación, todas aquellas cosas que nosotros podíamos hacer. Sin embargo, el paciente se nos moría, fue al hospital y le hicieron una anestesia general, después de la anestesia las convulsiones salvajes regresaron. Yo veía al papá y mamá un par de humildes campesinos, llorando, despidiéndose prácticamente de su hijo yen esa sensación de impotencia surge de pronto algo que sentí desde lo más profundo del corazón, algo que no se piensa, una locura, una total locura, pero de todas maneras esos momentos son hijos de la necesidad y el hombre en las antiguas tradiciones ha sido llamado “un hijo de la necesidad”.

Yo digo que la mejor esencia es la que parte de tu compasión, es la que parte de tu necesidad, porque esa esencia no toca tu intelecto ni tu memoria, ni tu programación, toca la vida. En ese momento, entonces, cogimos agua del grifo, con cloro y todos los contaminantes. Se lo pusimos sobre la cabeza al paciente, meditamos para sacar esa energía brutal que estaba destruyendo su cerebro, cualquiera fuera ella, y después empezamos a darle goticas como si hubiéramos dado el antiepiléptico más poderoso. Las convulsiones se detuvieron, no sólo se detuvieron sino que regresó a la consciencia y no sólo eso, sino que dos décadas después es un ser normal. Cuando vemos ese tipo de cosas empezamos a pensar, entonces, en los arquetipos y también en las esencias .Y cuántas esencias hay en tus manos. Y cuántas sagradas esencias hay en tu mirada.? Y cuántas esencias hay en tu palabra? .Y cuál es a quinta esencia de tu pensamiento.? Tu pensamiento produce formas en el espacio y tu pensamiento tiene color y tiene sonido y actúa localmente, y actúa a distancia y sigue acompañando a tus pacientes. De tal manera que empezamos a pensar ¿ la consciencia es la esencia de la evolución?. Esa es la pregunta. Materia , energía e información son simplemente estrategia de la consciencia. La consciencia es el mínimo común denominador, pero no es la conciencia consciente, ni la conciencia inconsciente, ni la antropomórfica, sino la consciencia de la creación, la consciencia de la vida, la consciencia en el

átomo, la consciencia en la molécula y nosotros podemos empezar a trabajar con aquel mínimo común denominador que llamamos “patrones de relación”. Una flor es un patrón de relación, patrón de relación con la luz, con el oxígeno, patrón de relación químico, patrones de patrones , contextos de contextos, relacionados supremamente complejos que nos explican la acción de la flor, de las esencias florales, pero cuál sería, entonces, la esencia de la consciencia de este grupo en este momento. Cuál es la esencia de la conciencia de un grupo de oración? Es posible captar vibracionalmente esos patrones de ordenamiento o esos patrones de información. Todo comenzó utilizando los espejos y empezamos a pensar :Si más allá de la apariencia, si más allá de la luz visible y del color, existe un patrón invisible, un patrón oscuro, una luz oscura, llamesmole así, que está detrás de los eventos, que está creando todas esas manifestaciones externas, lo que actúa de la flor es lo invisible no es el color, no es el perfume , no es ni siquiera la vibración, no la podemos medir, es un patrón de vibración complejo que representa una dinámica de la consciencia, una dinámica de la relación con el universo. Y bien, si esa dinámica está en cada uno de tus órganos, si esa dinámica está en cada uno de tus dedos ¿qué se escapa por tu riñón cuando estás triste? ¿qué sale de tu corazón cuando tienes una alegría?¿qué sale de todas esas esencias que florecen internamente con tus sentimientos? Cuando pasamos un espejo y tomamos el pulso(ése es uno de los métodos de la bioenergética) nosotros encontramos cosas muy simpáticas y es que hay lugares del organismo que dan una reacción de alarma, como si no pudieran ver, como si no tuvieran un patrón de autoidentificación, Lo especial es que cuando capturamos a través de fibra óptica o algunas técnicas sencillas, cuando capturamos ese patrón vibracional y se lo damos al paciente, es decir, lo retroalimentamos haciendo un medicamento con su propia oscilación, no es una substancia, es su propia oscilación, empezamos a encontrar cosas bien llamativas.

Alguna vez tuve un colega con una insuficiencia renal crónica, 21 de creatinina, además una diabetes e insuficiencia cardíaca y no quería hacerse un transplante renal. Con él logramos sacar lo que llamamos el arquetipo de la información renal y darle una gotica todos los días a la 5 de la tarde. Él, obviamente, no creía pues es un colega médico clásico, no cree en esta terapéutica, es bien especial, porque yo tampoco espero resultados en un caso tan dramáticamente avanzado. Regresa a los 2 meses y su creatinina había bajado de 21 a 2 y su riñón funcionaba y aún hoy sigue siendo un colega que trabaja en servicios de salud. Cuando vemos ese tipo de dimensión terapéutica, ese tipo de posibilidades terapéuticas, entonces vamos más allá de nuestra concepción de las esencias como algo que está afuera de nosotros y cuando tú coges el frasquito y lo dinamizas con una intención mucho más allá dela flor, está también tu corazón en el frasco y cuando el paciente se toma el frasquito con la expectativa de sanarse, hay una conexión que es no local. Esa sesión inicial se está repitiendo de tal manera que empezamos a explorar en el seno del organismo cuál es esa dimensión vibracional, si es posible tener una esencia del hipocampo, si es posible atrapar ese temor, la vibración del temor. Si es posible investigar por la imagen de tu padre, qué ocurre con tu cuerpo cuando piensas en el padre autoritario por ejemplo. Qué ocurre con tu energía, con toda tu irradiación, cuando tú piensas en un hecho traumático. Qué ocurre cuando puedes hacer presente una vibración y a pesar de que no la hagas presente conscientemente la puedes revelar en tu cuerpo y la puedes utilizar como una esencia. Esos son algunos interrogantes a partir de los cuales vamos a plantearnos algunas reflexiones.

¿Cómo explicar que cada uno de mis pensamientos esté vibrando en mi rodilla, en mi riñon y se conecte en paralelo provocando una respuesta simultánea en múltiples órganos y sistemas? ¿ Cómo comprender que un pediluvio o un maniluvio puedan actuar, de la misma forma que un aroma, un color, o un sonido? Como el pensamiento, como la flor, como una emoción, al igual que todas las modalidades del amor, todos esos estímulos son patrones organizados de vibración que tienen un sentido para el organismo. Para explicarnos este tipo de procesos ¿sería necesario recurrir a una quinta esencia? ¿al alma como un loto de 12 pétalos flotando en un hipotético cuerpo causal? O ¿será posible descender a la materia para descubrir en el patrón de relaciones de partículas elementales, átomos y moléculas, que la misma materia es una esencia espiritual? De pronto, entonces, tendríamos (si descubriéramos algo parecido) que renunciar a nuestra manera de denominar las cosas. Ya no volveremos a hablar de espíritu, ni de materia, ni de cuerpo ni de mente; vamos hablar de totalidad, de integridad. Y cuando podemos hablar de totalidad o de integridad, aprendemos que la misma vida cotidiana es espiritual; que la espiritualidad no está en las alturas trascendentes, sino que está en los instantes sencillos y presentes, que la vida es un arte de vivir lleno de sentido en el que las emociones son el colorido. Aprendemos que es necesario vivir el temor. El TEMOR no es el enemigo, sin el temor no hay la conquista de la prudencia.. El temor me enseña a ser PRUDENTE. El temor libera la adrenalina que necesito para moverme. El temor es una estrategia de supervivencia y como tal también es una estrategia de la conciencia . En esa dinámica, no hay emociones ni negativas ni positivas, en todo caso hay emociones mal dosificadas, y todas las emociones tienen un punto medio que es válido para un tiempo presente..

Florescencias de la consciencia: el florecer emocional

Si no tuviéramos un poco de temor no podríamos movilizar las moléculas que nos permiten la adaptación y la supervivencia. La reacción de fuga perpetúa el temor, la reacción de ataque instaura la temeridad que es un subproducto del temor; en la temeridad desbordada por el sentimiento de ser víctima se agrega el terrorismo. Los regímenes del terror, anclados en formas extremas de opresión, conducen tarde o temprano al terrorismo, que, de este modo, no es más que otro subproducto del miedo.

Como el temor, la IRA ha sido necesaria a la evolución. Sin la ira santa no podríamos tener cultura, sin ella no habría humanidad, ni se habría manifestado el liderazgo que jalona los grandes cambios históricos. También la ira es un ingrediente del heroísmo, un primer signo de la rebelión que conduce a la autoafirmación. Un poco de ira nos viene bien, si no la convertimos en el estado permanente de irascibilidad, que genera un temperamento irritable, crítico e intolerante. La manía pareciera una expresión “patológica” de la alegría, pero todos tenemos una que otra manía; sin una pizca de manía la vida sería terriblemente aburrida. Pero entre la manía y la alegría hay un centro de equilibrio; de nuevo es cuestión de dosificación, ya que las dos son un contexto que da sentido a la tristeza. Sin un poco de TRISTEZA no habría poesía en esta humanidad. Lo mejor del arte romántico ha tenido su musa en la tristeza, como si en el fondo de toda tristeza se encontrara una fuente de serenidad; como si de la profunda experiencia del dolor surgiera ese sentimiento de imperturbable calma. Tal vez la tristeza no sea más que un camino para descubrir el alma. La tristeza es la esencia de la serenidad, es la vía sagrada para experimentar esa soledad en la que tal vez por primera vez podamos descubrir nuestra propia compañía. Y qué digo de la OBSESION , si no fuéramos un poco obsesivos no estaríamos ahora todos aquí, no seríamos padres, o amantes o terapeutas…La Obsesión es la madre de la CONSAGRACION, y la consagración es esa feliz disciplina que convierte la vida en algo sagrado. De la consagración nace toda genuina VOCACION, lo que Uds. tienen aquí es vocación por la vida, por el servicio, por las flores, por darle un sentido a la existencia en este vórtice amargo de una consciencia planetaria que necesita nuestra consagración por el cambio.. Las emociones no son ni buenas ni malas; son fuerzas poderosas que adecuadamente canalizadas llenan de intensidad y colorido el paisaje de la vida. Las emociones modelan el temperamento, y el temperamento modela nuestra fisiología. Coléricos, flemáticos, sanguíneos…. los humores, los órganos, las glándulas, todo el cuerpo se involucra en esa onda ondeante emocional que mueve la bilis, la sangre, las hormonas, el deseo. Como un sentido total, el cuerpo emocional permea desde nuestros cimientos moleculares hasta nuestros más abstractos pensamientos, creando el contexto en el que vivimos y nos movemos. Todas las emociones que llamamos negativas, son simplemente la emergencia de un Eros que nos da la fuerza necesaria para que el Logos se pueda expresar a través del ego, ese territorio de la síntesis operativa entre nuestros impulsos y nuestros valores esenciales. El temor es el inductor de una huida que nos puede salvar la vida. La ira es el combustible que puede alimentar la reacción de legítima defensa, tan necesaria a la supervivencia. Unos pocos momentos de alegría ya justifican y llenan de sentido todas las tristezas de la vida. La consagración a una causa es una variedad sagrada de obsesión que hace llevadera las más duras disciplinas. Habiendo experimentado el temor, podemos apreciar mejor la magia del amor que nos envuelve en su manto de seguridad y confianza. Así, en el abanico de las emociones tenemos un proceso de aprendizaje que podríamos esbozar de la siguiente manera:

El temor se resuelve en la prudencia que conduce a la conquista de la confianza. La ira convertida en la fuerza de una causa nos lleva por los arquetipos de los héroes interiores que expresan el sacrificio como nota sagrada de las almas. La tristeza se resuelve en la serenidad que nos permite conquistar la calma. La obsesión se redime en la consagración que lleva a descubrir un sentido de vivir en el que nuestra vida se convierte en una misión sagrada. La manía se resuelve en la alegría y conduce a la conquista de esa levedad interior que en la tradición mística cristiana se denomina gracia. Confianza, calma, sacrificio, gracia, son senderos sagrados del alma en la búsqueda de sentido. Experimentadas con todos los sentidos, las emociones se convierten en poderosos agentes del sentido de vivir. Sin el ascenso de la marea emocional no podremos navegar por el océano mental. El fruto maduro de lamente sólo se puede incubar en la matriz de un florecer emocional que arome de amorosas armonías el ascenso de la vida

Jorge Carvajal

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