La Luz que en nuestra luz se mira
Categoria: Desarrollo humano
Cuando sobre las altas montañas nevadas brilló de nuevo el sol,
un ramo de olivo anunció el final de la tormenta diluviana.
El arco iris alumbró la nueva alianza
y en las tranquilas aguas
la luz se reflejó sobre las flores y las alas .
Con esa sinfonía de policromías infinitas se despertó la vida
y por las ventanas del arca saltaron todas las semillas:
Allí estaban aún vivas las rayas de las cebras y los tigres,
y , en los colores de sus plumas, las luminosas guacamayas
volvieron a atrapar los juegos pirotécnicos de las supernovas más lejanas .
El arco iris pintó con sus matices la materia:
los electrones, heridos por la luz ,
encendieron la vida entre el rojo y el azul.
y los átomos ocuparon el corazón de los pigmentos.
En el corazón de la clorofila anidó el magnesio,
en el de la hemoglobina, el hierro;
cromóforos, flavonoides, carotenos,
ocuparon las semillas, los tallos y las flores
que en busca de la luz crecieron.
Los iridóforos, células espejo,
abundaron en peces y reptiles
para que la belleza y variedad del camuflaje
permitiera a la vida defenderse y, a la vez, ser parte del paisaje .
Con su tinta negra los cefalópodos oscurecieron la senda de los depredadores;
y la melanina se distribuyó en toda la escala de la vida
para llevar la luz al interior de cada cuerpo.
La luz se mira en sus reflejos:
Luz fluida, luz cristalizada, luz inerte o viva,
todo es luz que en nuestra luz se mira,
con sus infinitos ojos de electrones activados.
Puedes ahora encender la luz oscura
escoen la glucosa y convertirla
en un quantum de ternura.
Puedes alumbrar tu corazón para que en tus ojos brille el cielo.
Puedes dejar que el sol madure la cosecha de tu tiempo
y dejarte caer, como el fruto maduro que se cae por su propio peso,
para ascender por la luz de tus semillas
al eterno fruto de la luz: la vida.
Jorge Carvajal
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