domingo, 11 de agosto de 2013

SABIDURIA PLEYADIANA

Sabiduría Pleyadiana - Semillas Estelares - Empoderamiento y Ascensión, Domingo 11 de Agosto 2013, por Barbara Marciniak.


Un incremento en la intensidad de las radiaciones energéticas procedentes del cosmos hace que la humanidad abra sus ojos para darse cuenta de un propósito espiritual mayor.

Toda la existencia está llena de energía que es capaz de reaccionar, que está viva, que es inteligente, vibrante, flexible y telepática, y, teniendo en cuenta que ustedes forman parte de la existencia, también están rebosantes de estas cualidades. Mientras su sistema solar viaja por las profundidades del espacio, atraviesa un terreno lleno de radiaciones cósmicas altamente energéticas llenas de una aparentemente ilimitada red de heliografías de conciencia. Esto provoca una lluvia de energía fogosa que cae continuamente sobre la Tierra y que le aporta grandes cantidades de partículas atómicas que penetran en las células y en los átomos de todas las cosas para transmitir una forma de electricidad celeste llena de energía vital. Las antiguas sagas decían con frecuencia que el punto blando en el cráneo de un bebé era “la puerta al cielo”, ya que sabían que era una puerta para el flujo de energía cósmica e inteligencia espiritual que se dirigía hacia los ganglios craneales. La radiación cósmica recarga el sistema nervioso central con la energía de la fuerza vital y actúa como una extensión invisible del sistema nervioso físico para facilitar la conexión con el cosmos mayor.

En estos tiempos de cambio, el masivo incremento en la intensidad de las radiaciones energéticas procedentes del cosmos hace que la humanidad abra sus ojos para darse cuenta de un propósito espiritual mayor y para adquirir una visión más trascendente de la existencia. La presencia de estas misteriosas energías cósmicas fue detectada hace tiempo y bautizada por mucha gente procedente de las más diversas culturas: el campo unificado, Ki o Chi, Prana, Energía Orgón, Éter, Fuerza Dragón, Fuerza Vital, la Fuerza y Radiación Cósmica, todas ellas denominaciones que se refieren al mismo enigma. Independientemente de cómo se denominen, ustedes utilizan esta energía a lo largo de toda la vida para proyectar su ser, ya que se trata de una fuente ilimitada de poder. Dentro de su particular campo de experiencia, sus pensamientos, sentimientos y deseos son el material primordial que usan para crear su mundo. El poder de creación reside en todas las formas de conciencia, y la conciencia existe en un estado de suprema cooperación a lo largo de toda la existencia. Conciencia es existencia. El amor es la primordial fuente material, es la vibración de energía cósmica pulsante que alimenta cada aspecto del campo de existencia.

Este gran campo de energía está siendo estimulado e influenciado por las actividades de intensos fenómenos celestes que penetran en los confines del espacio y el tiempo. Gracias a sus creencias, el espectacular despliegue de implosión y explosión de gases y materia parecen ser eventos que ocurren al azar y muestran un universo en constante colisión consigo mismo. Sin embargo, éste no es el caso. Aún no se han atrevido a creer o reconocer la presencia de un profundo orden, que es el núcleo de toda vida. Una presencia evolucionada de un colectivo de inteligencia cósmica mueve, planifica y diseña la existencia con un diferenciado y cualificado propósito. De hecho, todas las formas de conciencia tienen el poder inherente para planificar y crear experiencias, y, desde una perspectiva más amplia, esta red interconectada de conciencia cósmica es el componente clave del juego de la vida. Los orbes de los cielos juegan muchos papeles. Los componentes estelares son básicamente centros de comunicación de la fuerza de la vida y están entretejidos a través de importantísimas conexiones telepáticas. Estos centros son utilizados por muchos seres inteligentes como medio para enviar transmisiones específicas mediante la modulación de frecuencias desde un lugar a otro. Cada “flash” de luz, cada supernova, cada llamarada solar y cada acción (pequeña o grande) es extraordinariamente importante para el desarrollo de todas las partes de esta red cósmica y se pone claramente en marcha mediante la intención en una realidad u otra.

En el cosmos, la Tierra está situada en el borde exterior de la espiral de la galaxia de la Vía Láctea, alejada muchos miles de años luz del místico centro galáctico. De acuerdo con su conocimiento, la luz viaja más de nueve millones de kilómetros a lo largo de uno de sus años, lo que les sitúa a una distancia física importante de esta fuente de luz y energía. Aunque pueda parecer que existen en alguna vía remota del mapa galáctico de los cielos, cada parte de la existencia está interrelacionada e inherentemente conectada gracias a una poderosa, pulsante, viva, velada, creativa y siempre cambiante red de energía cósmica. Están hechos de esta energía y tienen también un deber y una responsabilidad con respecto al manejo de esta abundante vitalidad sin importar en qué parte de la realidad residen.

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