jueves, 22 de agosto de 2013

EL CONOCIMIENTO DEL SER

“El Conocimiento del Ser”
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En esta vida eres un viajero solitario. Y si no comprendes la naturaleza del viaje, te perderás, porque la vida es el único viaje que, por su propia esencia, no puede ir en círculo.

El factor que no te deja ir en círculo se llama tiempo.

Aunque hoy hagas exactamente lo mismo que ayer, no será ayer, será hoy. Y si piensas repetir mañana exactamente lo que has hecho hoy, tampoco será hoy, será mañana. No puedes ir en círculos. Así que, ¿hacia dónde te diriges? ¿A dónde te lleva este viaje de la vida?



Hay tres sucesos importantes: uno es el nacimiento, otro, la existencia, y ya sabes cuál es el tercero, ¿verdad? Todo el mundo sabe que ése es inevitable.

El río de la vida comienza con una gota y se detiene cuando se funde con el mar. Yo no hablo de la primera gota, ni de la unión con el mar. Hablo del fluir. En este viaje de la vida, estás fluyendo.

Hablo del viaje solitario de un ser humano. Lo esencial eres tú y el aliento que entra en ti y te llena. Hablo de la bondad que se te ha dado y que no ves como un milagro.

¡Qué lástima que sólo veas tu existencia como un milagro cuando ya es demasiado tarde! Es una mala costumbre, una mala estrategia. Pero la puedes cambiar. Puedes hacer algo al respecto: empezar a ser testigo de ese milagro.

Está ocurriendo la cosa más normal. La cosa más normal e increíble. Ni siquiera requiere un esfuerzo. El aliento entra en ti y te llena. ¿De qué? Te llena de vida. Estás vivo, existes. Puedes pensar, ver, admirar, tocar, sentir, analizar, reír, llorar. Puedes ser un padre, una madre, un hermano, una hermana; puedes ser lo que eres. Y es por gentileza de la vida. Un milagro extraordinario, increíble. Viene y se va. ¿Puedes capturarlo? ¿Puedes capturar su esencia en la forma de un momento? ¿Puedes sentirlo? ¿Puedes sentirte colmado por él? La respuesta es sí.

Por favor, no empieces a pensar: “Tengo que fabricar eso. Hay una mina en algún lugar y tengo que descubrirla y llegar a ella”. No. ¿Es posible sentir la paz que ya está en tu interior? La respuesta es sí.

La buena noticia es que lo que buscas está dentro de ti. “Conócete a ti mismo”. Ése es un consejo excelente. Lo dieron hace mucho tiempo.

¿Cuál es el anhelo de tu corazón que siempre ha estado ahí? ¿Qué es lo que siempre has querido? Y no me refiero a algún regalo deslumbrante, sino a lo que siempre has querido realmente. Lo que siempre has querido es sentirte pleno, sentirte bien dentro de ti.

¿Cómo lo sé? ¿Acaso he leído tu diario? No. ¿He puesto micrófonos en tu casa? No. ¿Cómo lo sé? Es muy fácil.

Lo sé porque soy como tú. Tus aspiraciones y las mías no se diferencian en nada. Yo también anhelo la plenitud. Yo también deseo sentirme libre. Yo también quiero sentir paz en mi vida. Yo también conozco mi agenda: todos los días tengo que hacer un pequeño esfuerzo para cortejar la plenitud en mi vida. Es lo mismo para mí que para ti.

Ponte en contacto con ese anhelo. Debe de ser un anhelo muy fuerte, porque hacemos todo lo posible para no escucharlo. No permita Dios que tengamos un momento de tranquilidad. ¡Lo que podríamos oír! Y cuando todo está en perfecta calma, tenemos que hacer algún comentario:

“¡Qué tranquilidad!”. ¿Cuál es el mayor castigo? El encierro con incomunicación. Quedarte solo contigo mismo.

Yo habría pensado que eso era un premio. ¡Por fin puedo estar totalmente solo! ¡Gracias! Sin embargo, la reacción es: “¡Oh, no! ¿Yo? ¿Yo conmigo? ¿Cuántos días?”.

Si de verdad no puedo estar a gusto conmigo mismo, estoy perdiéndome algo. Y este viajero se estará dirigiendo a un lugar nada agradable. Y cuando no es agradable, buscamos algo que justifique por qué no lo es: “¡El karma! Debí de hacer algo malo en mi vida anterior”.

No. Pregúntate a ti mismo qué es lo que sabes ahora. Eso es lo que te será útil, no dónde estuviste antes. ¿Qué es lo que sé ahora? ¿Qué soy ahora? Te diré lo que soy ahora. Soy un ser humano, una semilla que encierra en su interior todas las posibilidades que puedas soñar. Eso es lo que soy; eso es lo que tú eres. Y entre todas las cosas que son posibles en esa semilla, hay una que es increíblemente especial. Esa posibilidad es que podemos sentir paz.

El viaje ya ha empezado. Está tomando forma. No hay “quiero”, “tengo que” ni “debería” que valga. Ya está sucediendo. Tú y yo somos los viajeros. Y nadie puede permitirse el lujo de decir: “¡Un momento! Voy a ir en círculos hasta que descubra a dónde quiero ir”. Ya ha comenzado todo. Se inició el viaje.

Yo ofrezco algo llamado el Conocimiento, y su finalidad es que uno pueda dar cada paso de este viaje con el mayor placer. Es el método para poder acceder a la paz interior, el conocimiento del ser.

Eso es lo que doy a quienes lo desean. Algunas personas dicen: “Bien, si es tan bueno, dámelo ya”. ¿Crees que si tomas un puñado de semillas y las esparces sobre un suelo asfaltado, germinarán? ¿Acaso se trata sólo de esparcirlas?



Este Conocimiento es una semilla, y sólo germina cuando se da a quienes lo quieren, no con dudas, sino con claridad; no con curiosidad, sino con certidumbre. Este regalo se lo doy a aquellos que quieren saber. A los que no quieren, les deseo un buen viaje en la vida. Mi consejo para ellos es: hagas lo que hagas, hazlo conscientemente; no con los ojos cerrados, sino abiertos. Tienes una vida, aprovéchala.

Sólo hay una vida. Hay muchos días, pero sólo una vida. Aprovéchala para poder aprovechar cada día. Disfruta de cada día desde el fondo de tu corazón. Disfruta de la cosa más inestimable que existe: cada aliento que entra en ti. No puedes comprarlo, no puedes cambiarlo, no puedes darlo. Es tuyo.

Tú y yo somos iguales. Tú también quieres volar en el espacio interior. Pero para eso necesitas unas alas muy especiales. Y eso es lo que doy a quienes quieren saber. POR.




Por… Prem Rawat



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