martes, 13 de agosto de 2013

LA PERSONALIDAD

La personalidad I

Generalmente, los estudiantes de ocultismo saben perfectamente que la unión de los cuerpos mental, emocional y etérico con el cuerpo físico forman lo que comúnmente llamamos “personalidad”. La adquisición y el propio desarrollo obtenido por estos cuerpos han costado muchos millones de años pasando, por tanto, por varios estados de conciencia hasta llegar al actual que llamamos de auto-conciencia personal. Tal y como afirman hoy los científicos, y más concretamente los físicos, la materia tiene su origen en la energía y ésta, a su vez, en otras fuerzas “oscuras” que no pueden describir.

Lo cierto y según el ocultismo, es que cada uno de los cuerpos que forman la personalidad, tienen un origen, una vibración y una antigüedad distinta. Al ser cada uno de los otros cuerpos de diferente vibración significa que cada uno pertenece y se desarrolla en un mundo diferente al que perciben nuestros sentidos, puesto que no son físicos sino de materia más sutil de la que se forman: El molde etérico sobre el que toma forma la materia; los deseos y emociones; y los pensamientos.

Estos tres cuerpos invisibles sirven a la vida del Espíritu para animar al cuerpo físico y para utilizar a éste como un vehículo más de experiencia para así poder evolucionar y despertar los poderes espirituales que todos los cuerpos tienen latentes desde el punto de vista del Alma. Sin embargo y por encima de todo esto, el origen de dichos cuatro cuerpos del Alma y del propio Espíritu está en el Ser que normalmente llamamos Dios y en las Jerarquías u oleadas de Espíritus que nos antecedieron y que comenzaron su trabajo (nuestra creación y desarrollo entre otros) desde el momento en que Dios se apropió de una parte del cosmos manifestado para así crear Su sistema solar; lo que no deja de ser “Su propio Cuerpo Físico” en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser. Por consiguiente, nuestros cuerpos y todo lo existente en nuestro sistema solar está animado e impulsado por Dios y Sus Jerarquías Creadoras para que se desarrolle el plan previsto dentro de diferentes etapas y mundos.

Veamos, pues, qué partes o clases de energías forman la personalidad:

1.- El cuerpo físico: Es el cuerpo más denso (de vibración más lenta) de la síntesis y es el que refleja o manifiesta la actividad interna de forma automática.

2.- El cuerpo etérico: Es el que, a través de su energía y vida impulsa a la acción inteligente derivada de los cuerpos superiores; tiene la capacidad de integrar y coordinar. Al ser un cuerpo de energía vital, una vez que se separa definitivamente del cuerpo físico éste último muere.

3.- El cuerpo de deseos o emocional: Representa la fuerza del deseo como aspecto inferior de la voluntad del Alma; en él está el anhelo evolutivo y el impulso a la aspiración superior de forma latente pero ya en desarrollo en muchos; tiene la capacidad de responder de forma automática aunque algún día será gobernado y absorbido por el Yo superior; y contiene las fuerzas de atracción y de repulsión pero también el reflejo del amor.

4.- El cuerpo mental o mente: Tal y como la conocemos actualmente es el móvil o impulso de hacer planes, estando, en parte, bajo el dominio del Ego que refleja la voluntad y el propósito del Espíritu y de Dios en nosotros.

Como podemos ver, el cuerpo físico vive y actúa gracias a la acción interna de los otros cuerpos mencionados, sin embargo, a estos otros les ocurre lo mismo gracias a la influencia del Yo superior (situado en las regiones superiores del mundo del pensamiento) y del Triple Espíritu situado a partir del propio mundo mental o del pensamiento. Así vemos que el mundo del Amor y Vida espiritual se refleja en el mundo astral o de deseos, y las fuerzas del mundo donde está la voluntad (Espíritu Divino) o propósito divino se refleja en el aspecto mental de la personalidad. Si hoy, la mayoría de los seres humanos, no son conscientes de estos conocimientos ni han comprobado que esto puede ser cierto, menos aún intuirán respecto al Espíritu, el verdadero hombre, una entidad espiritual separada “en” y “por” Dios para que haga ese gran experimento divino que les llevará a ser dioses a imagen y semejanza suya.

La personalidad se va desarrollando gracias a las experiencias que obtiene en cada renacimiento, pero el desarrollo alcanzado ha sido gracias al desenvolvimiento progresivo de cada uno de sus cuerpos internos. Por consiguiente, es lógico que hayamos pasado por etapas de inconsciencia donde sólo actuábamos por impulsos inconscientes de supervivencia del cuerpo etérico. Otros, en el pasado, ya percibían también la influencia del cuerpo emocional y basaban sus expresiones en las mismas (actuando muchas veces peor que los animales actuales) La otra gran mayoría inteligente actual que razona todo lo anterior anhela experimentar lo que intuye que es superior. El cuarto grupo son los que comienzan a ser conscientes (aspirantes, probacionistas y discípulos) del Alma y del Plan de Dios intentando trabajar mentalmente con las energías abstractas del mundo del pensamiento que es donde reside el Ego o Alma. El Alma personifica las tres fuerzas o aspectos de Dios y en su momento la personalidad se convertirá en individualidad con la conciencia de esta Triple Alma o personificación del Triple Espíritu.

Una vez que el hombre se convirtiera en una entidad pensante en la Época Atlante, además de seguir un lento y progresivo proceso de desarrollo mental, se fue polarizando en el cuerpo físico, donde es casi controlado por el cuerpo de deseos. Opino eso porque, generalmente, el hombre común vive para satisfacer sus deseos, placeres y egoísmos; no aspira a nada superior sino que solo desea poseer, consumir y disfrutar en este mundo. Este es el motivo por el que los Maestros no se interesan por él como aspirante, haciendo el papel de Maestro el propio Ego. Esta etapa se suele equiparar a la de los siete primeros años de un niño. La segunda etapa de desarrollo de la personalidad (avanzada ya la época Atlante) trató de que el hombre se centrara en el cuerpo de deseos para que sus deseos no fueran tan puramente físicos al ponerse en contacto (aún en pequeño grado) con la mente. Entonces comenzó el hombre a ser consciente de deseos nuevos no necesariamente físicos (odio, amor, devoción…) por lo que también sufre al estar en los extremos. Al igual que ocurrió con la centralización en el cuerpo físico, ahora ocurre que el átomo simiente del cuerpo de deseos sufre una pequeña transformación que ilumina la conexión ente ambos. Esta etapa evolutiva es similar a la del hombre de entre 7 y 14 años cuando comienza a tener deseos propios y van surgiendo los cambios que le llevan de la adolescencia a la etapa de adulto. La tercera etapa evolutiva trata de que la vida se polarice en la mente para que esta se desarrolle y comiences a pensar con su mente concreta. En el hombre se corresponde con el período de los 14 a los 21 años donde se comprende que somos mayores de edad, sin embargo, si nos guiamos por el desarrollo que nos queda por hacer podríamos decir que en nosotros se prologaría hasta los 28 años que la madurez mental.

La personalidad II

El clarividente puede ver que la luz pequeñita (de la Época Lemúrica) del átomo-permanente físico se ha alargado y comunicado con el del cuerpo de deseos y con el mental y que, a su vez, el cuerpo causal va creciendo. Así es como la personalidad, renacimiento tras renacimiento, construye y controla cada vez mejor su cuerpo físico, tiene deseos, anhelos y sentimientos más elevados y refinados y, a la vez, lucha y aspira a tener un cuerpo mental más en sintonía con sus ideales. Esto hace que el Ego sea más consciente en su propio plano y que se interese por la vida de sus propios vehículos. La luz que ilumina los tres átomos-simiente se hace notar también en el cuerpo causal y, aunque el hombre no se dé cuenta, el Ego comienza a impresionar a la mente. Solo cuando se es discípulo comienza la personalidad a centrarse en la vida del Ego, o sea, el Ego comienza a tener más control directo sobre sus vehículos. Sólo así, forzando voluntariamente la conciencia hacia los planos espirituales y dominando en los tres mundos inferiores puede expresarse el Ego física, emocional y mentalmente. Esta es la forma en que el cuerpo causal comienza a irradiar la luz que atraerá la atención de los Maestros, y el aspirante, probacionista o discípulo que consigue llegar a ese punto y persiste y se sacrifica por su propio desarrollo, sentirá que la conciencia del Ego desciende hasta su cerebro para dirigir su vida

Con lo explicado hasta ahora podemos extraer la conclusión de que la personalidad es la fusión de tres fuerzas mayores en el cuerpo físico, pero que éste se verá dominado progresivamente por el Alma gracias a varios tipos de influencias. La primera influencia que el Alma hizo con lo que hoy llamamos personalidad tuvo lugar hace millones de años (en la Atlántida) cuando obtuvimos el germen de la mente actual; entonces la relación con el Triple Espíritu hizo posible (con la ayuda de otros seres superiores) que obtuviéramos conciencia propia y que el Alma tuviera la puerta abierta para poder hacer su trabajo futuro sobre sus vehículos; esto es, el Alma se apropia de los cuerpos y los ha ido desenvolviendo en cada renacimiento. La segunda influencia es cuando la inconsciente personalidad en su peregrinar entre renacimientos, busca solución a sus problemas, necesidades, sufrimientos, etc. y pide ayuda instintivamente (al Alma o Yo superior) a algo superior; de este modo el Alma comienza a ejercer más fuerza sobre la personalidad con tal de guiarle. La tercera influencia es donde el Alma lleva a la personalidad hasta las iniciaciones en las regiones superiores del mundo del pensamiento como continuación de los trabajos realizados en el mundo físico y en el mundo de deseos o, dicho de otra forma, en la épocas Lemúrica, Atlante y Ariana actual.

Actualmente podríamos dividir a la humanidad en tres grupos según su estado evolutivo, estos son:

1.- Los que utilizan su poder egoístamente y para fines personales guiando a otros por caminos inciertos.

2.- Los que están despertando a la vida superior y son los más avanzados de estos últimos.

3.- Los que libremente influyen y proporcionan a la raza las mejores condiciones para que pueda desenvolverse y llegar a un estado de perfección.

Sin embargo, la personalidad como tal, no deja de ser una especie de animal o autómata que recibe ciertos impulsos superiores, y como ejemplo de ello podemos poner al médium que es impulsado por la naturaleza inferior del deseo de la cual es expresión el cuerpo físico. El tipo común de personalidad casi no tiene iniciativa propia porque está influido por la conciencia, ideas, costumbres y enseñanzas de las masas y de los que le rodean. Responden sin apenas razonar y según las ideas de las mayorías, y son arrastradas por los impulsos y la demagogia de otros.

La verdadera personalidad es quien actúa coordinadamente gracias a sus cualidades físicas, a la estabilidad emocional y al desarrollo mental alcanzado; es un hombre que tiene sentido del destino y somete a la disciplina a su naturaleza inferior gracias a la fuerza de la voluntad. Una personalidad avanzada o integrada es la que fusiona su naturaleza física, emocional y mental y, por tanto, funciona como uno solo bajo la voluntad de la personalidad. Esta fusión se está realizando (principalmente) ahora durante la raza Aria pero es muy posible que dure unos miles de años aproximadamente. La meta de la actual raza aria es que haya una coordinación entre el Alma y la personalidad, y eso se conseguirá gracias al enfoque del Alma sobre el cuerpo de deseo. Los que ya son discípulos coordinan el Alma con la mente y el cerebro pero no con el cuerpo de deseos, y una vez que purifican la personalidad se coordinan con la Jerarquía que guía los destinos del mundo.

Todos los cuerpos de la personalidad son necesarios y cumplen una misión importante. Los sentidos del cuerpo físico son órganos por medio de los cuales nos damos cuenta de todo lo que nos rodea, o mejor dicho, son los medios necesarios para que el pensador u observador se ponga en contacto con el medio ambiente donde se encuentre su cuerpo físico. Estos hechos le facilitan información para que pueda investigar en el mundo físico; para que pueda adquirir experiencia; para que pueda ampliar su conciencia; para afirmar su individualidad; para que pueda adquirir conocimientos; para revelar al no-yo y permitir al Yo diferenciar entre lo real y lo irreal, entre lo verdadero y lo falso.

La mente es el cuerpo más elevado y se encuentra en el mismo mundo que el Yo superior. Esta mente es la que diferencia al hombre de los animales y es el principio individualizador que hace que el hombre se dé cuenta de que existe, siente, conoce y piensa. La mente representa la voluntad activa del Yo que se desarrolla gracias a las vidas contenidas en la esfera de influencia de su existencia. Gracias a la mente podemos discriminar entre lo que es la conciencia del yo y el mundo externo; entre uno mismo y los demás; entre el Ego y la personalidad. Las regiones mentales contienen tres aspectos: Su mente inferior o mente concreta que es el principio razonador; el Yo o Alma; y la mente abstracta que custodia las ideas y todo aquello que lleva iluminación a la mente inferior. Cuando un aspirante espiritual obtenga y ponga en práctica su entrenamiento, la mente se convertirá en un relejo del Alma y la naturaleza inferior de los cuerpos se convertirán en servidores del Alma. Encones el Alma se expresará en la Tierra por medio de la mente; la mente superior puede hacer expresarse a la mente inferior únicamente cuando el Alma, la mente y el cerebro están alineados y coordinados. El probacionista debe aprender a controlar y a ampliar conscientemente la mente para que pueda recibir comunicaciones de los tres mundos inferiores; del Alma para convertirse en discípulo; y del Triple Espíritu que actúa como intermediario entre el cerebro de la personalidad y la monada.

El principio de vida en el hombre, relacionado con el Espíritu, el Alma y los cuerpos se manifiesta:

1º.- Como voluntad directora, propósito o incentivo. Es la energía que le acompaña en el renacimiento y está con la personalidad hasta que ésta se desintegra; es el Espíritu inmanifestado que, en el hombre, desarrolla la voluntad para vivir, para progresar, actuar, etc.

2º.- Como fuerza o cualidad esencial que diferencia a los hombres, produce disposiciones de ánimo, deseos, cualidades, complejos, sentimientos, etc. produce una actividad vibratoria en cada cuerpo dando su particular tipo de forma.

3º.- Como actividad sobre el cuerpo físico es la suma total de esos pequeñas vidas que componen los órganos; este aspecto de la vida actúa por medio del cuerpo etérico y más concretamente sobre el bazo.

La personalidad III

Las escuelas iniciáticas son las encargadas de atraer a sus futuros probacionistas y discípulos para darles las enseñanzas ocultas y enseñarles los métodos y ejercicios espirituales que necesitan para acelerar su desarrollo espiritual. Naturalmente que hay personas que viven lejos de estas Escuelas que representan a la correspondiente Orden del Rayo al que pertenece el aspirante y, por tanto, viven la vida superior de forma más aislada, independiente y en muchos casos sin tener relación con el ocultismo. Los maestros que buscan a estas personas solo desean que puedan ser útiles para el servicio amoroso al prójimo, lo demás les será dado por añadidura; por tanto, todos necesitan un entrenamiento. A medida que la humanidad evoluciona va cambiando el punto focal donde la personalidad actúa como receptora y emisora y, actualmente, ese punto está en el cuerpo de deseos o emocional haciendo este de punto de unión entre los cuerpos inferior y los superiores. Tanto los pensamientos como las acciones están íntimamente relacionados con los deseos, sentimientos y emociones de este cuerpo actualmente, sin embargo, en un futuro no tan lejano, el punto donde la personalidad de polarizará será en la mente. Ya mucho tiempo después ocurrirá lo mismo respecto al cuerpo Causal (cuerpo del Yo superior) y entonces el hombre se verá despojado de los vehículos que hasta entonces respondían a las vibraciones de los tres mundos inferiores.

Así es que, cuando una persona comienza a identificarse con ciertas vibraciones del Ama y desea y buscar la manera de vivir la vida superior, es puesto a prueba por los Maestros buscadores de aspirantes para después enseñarles (consciente o inconscientemente) algunos hechos como por ejemplo:

1º.- A comprender y a conocerse a sí mismo internamente como a sus vehículos.

2º.- Comenzar a controlar las fuerzas de dichos cuerpos para utilizarlos en el gobierno de las fuerzas que le rodean y ante los problemas de la vida para que sean seres equilibrados.

3º.- Enseñarles las conexiones entre sus cuerpos y los mundos y de todo ello con el Creador de este esquema evolutivo.

4º.- A disciplinar sus vehículos para que el Yo superior vaya tomando el lugar de la personalidad.

Esto puede ser difícil de entender para quien no ha profundizado en las enseñanzas ocultas, pero es necesario que el lector se haga a la idea que lo mismo que el mundo físico está compuesto de materia solida, líquida, gaseosa, celular, molecular y atómica (todo compenetrado en un mismo espacio) también los átomos contienen protones, neutrones, electrones y otras partículas recién descubiertas más las que no se han descubierto pero que se sabe que existen porque son fuerzas detectables de donde procede todo lo manifestado. Una vez aclarado este punto es necesario explicar cómo el Ego está conectado a la personalidad o vehículos inferiores. Los vehículos tienen dos aspectos principales que les hacen ser, uno es la vida y otro la conciencia. De ahí que cuando llega el momento de la muerte y la vida sale del cuerpo físico, se pierda la consciencia; el aspecto “vida” está conectado al corazón y el de “conciencia” al cerebro. Como los cuerpos inferiores son centros de expresión de la vida del Alma, tienen que tener un centro o punto focal de energía con suficiente poder como para atraer y mantener unida la sustancia que forman los cuerpos; pues estos suelen llamarse “átomos simiente” y también son los medios para que el Ego se exprese y esté activo en los tres mundos inferiores y sobre los campos de fuerza o cuerpos.

Hemos dicho que el hombre, como tal, comenzó desde la inconsciencia en el cuerpo físico y fue adquiriéndola progresivamente como lo está haciendo hoy (inconscientemente) respecto a los cuerpos superiores. A medida que el hombre fue transfiriendo su consciencia externa a dichos cuerpos para poder expresar su naturaleza (deseos, sentimiento y pensamientos) el Ego se fue formando y haciendo fuerte como centro principal donde se guarda la quintaesencia de las experiencias de cada vida. De esta forma y como podemos ver en los más avanzados de la humanidad, los cuerpos cada vez tienen menos poder respecto a la voluntad y conciencia del Alma, a la vez que esta Alma o Ego intenta expresarse cada vez más a través de ellos para ayudar y servir. Por tanto, hay que considerar al Alma como un centro de conciencia y a los cuerpos como centros de experiencia donde el Ego también deposita su conciencia y voluntad para ir transmutando la conciencia de la personalidad en ellos. Resumiendo, nuestros cuerpos son para nosotros el campo de nuestra conciencia pero para el Ego son centros de experiencia.

Como cualquier ocultista sabe, una vez se despierta y se busca la vida superior o espiritual, no nos queda más remedio que luchar contra la naturaleza inferior de los diferentes cuerpos que han permanecido compenetrados fuertemente desde que se alcanzó la individualización o auto-conciencia personal. Hay que decir que cada cuerpos superior tiene (además del átomo-simiente) unos centros o chacras que a su vez están relacionados con los siete rayos que gobiernan los siete mundos y que tienen su origen en el propio Dios, pero este no es el tema de este artículo. La mencionada lucha que surge cuando decidimos vivir la vida superior para hollar el Sendero de Perfección comienza (aunque se relacione con todos los cuerpos) entre el cuerpo etérico y el físico. Valiéndonos de los vehículos superiores (voluntad, deseo, repetición) debemos cambiar los hábitos y malas costumbres del cuerpo físico, para disciplinarle hacia el vegetarianismo, la abstención del mal uso de la energía creadora o sexual, la higiene, el ejercicio físico y toda una serie de nuevas disciplinas relacionadas con la oración, concentración meditación, y auto-observación; esto nos libera del control que tiene la forma sobre la vida. Cuando la fuerza etérica va disciplinando al cuerpo físico comienza la verdadera aspiración hacia los mundos superiores y un proceso purificador sobre el cuerpo de deseos; así debe ser hasta que la energía procedente del Alma alcance el cerebro gracias al perfecto gobierno de la mente y del cuerpo de deseos. Esto es la subyugación de la naturaleza inferior y el despertar de la conciencia cerebral a la percepción del Alma para que haya un perfecto alineamiento de los cuerpos.

Entrenar el cuerpo físico, aunque a alguien le parezca una tontería es de suma importancia, al igual que los otros cuerpos superiores, cada materia pertenece a un plano del mundo físico y tiene una determinada vibración, por eso, todo lo que conforme la construcción y mantenimiento del cuerpo físico debe ser de la más elevada vibración. Cuando más burda y de más baja vibración sea la materia que se incorpore al cuerpo físico más difícil le será al Ego transmitir conocimiento o guiar al hombre y más difícil será que el cerebro reciba los impactos de la mente o de los pensamientos que le rodeen. Por tanto hay que alimentarle de la forma más sana posible (mejor con dieta vegetariana) hay que mantenerle higiénicamente limpio; hay que darle sus correspondientes horas de descanso; debe vivir en el mejor ambiente natural libre de humos, tabaco, alcohol, etc.; debería de hacer algo de ejercicio; y dedicar algún tiempo a la meditación, a la oración o a la auto-observación o incluso a escuchar música clásica o sacra para encontrarse en armonía con los planos espirituales.

También y como es obvio, se puede cuidar y desenvolver el cuerpo emocional, y la meta a alcanzar por cualquier persona que lo quiera intentar es hacer que sea tan puro que parezca un perfecto reflector de todo lo que proceda de las regiones mentales donde se encuentra el Ego y no permitir que ande como una ola en el mar de las emociones y los deseos o que sea llevado de una cosa a otra por una mente incontrolada. El cuerpo de deseos o emocional, como su nombre indica, tiene una determinada naturaleza y vibración según la evolución que tenga el individuo y según el karma, circunstancias y naturaleza mental del mismo. El cuerpo emocional refleja las emociones, sentimientos y deseos del ambiente donde se encuentre y, en combinación con todo lo que él mismo es, emite sus propias conclusiones en la misma forma o como hábitos, impulsos, instinto, etc. Vibra con los sonidos que le llegan; se moviliza con las corrientes que le afectan; y actúa con cada deseo, fantasía, imaginación o impacto que le llegue; de ahí que todo lo dicho para el cuerpo físico y lo que se dirá para la mente le beneficie mucho en todos los sentidos. Por consiguiente, nuestro cuerpo emocional debería permanecer quieto, tranquilo, imperturbable y limpio de los bajos deseos, sentimientos y emociones, para que sus anhelos, esperanzas y aspiraciones estén relacionados con el Alma y no con la personalidad.

La personalidad IV

Evidentemente que no es fácil, y más para los neófitos, pero con el paso de los años y si se persiste, se puede transformar este vehículo para hacerle digno del verdadero Ser. Uno de los primeros y más importantes pasos para purificarle es por medio de la propia observación del mismo, es decir, estar plenamente atento para ver qué, cómo y cuándo se expresa, evitando que exprese todo lo negativo y estimulando todo lo que esté de acuerdo con los más elevados deseos, anhelos y aspiraciones espirituales. Si, además, dedicamos algún tiempo cada día a relajarle por medio de la concentración de la mente en asuntos elevados para que se formen ideales y deseos superiores, conseguiremos crear nuevos hábitos y respuestas de más elevadas vibraciones. Es importante observar a qué emociones o impactos violentos y negativos responde con más frecuencia para trabajar en sentido contrario sobre ellos.

Otro trabajo importante sobre este vehículo es poner en práctica el supuesto de que el Ego ya se expresa a través de él y, por tanto, no cae en ninguna actividad negativa; es más, se puede estar todo el día intentando expresar lo que expresaría Cristo en deseos, sentimientos, buena voluntad, sacrificio, servicio amoroso y desinteresado a los demás, etc. Debe quedar muy claro que, al igual que la mente, el cuerpo de deseos debe estar controlado para que sus expresiones sean de nuestra más elevada voluntad y para que no sea movido por lo que procede de corrientes externas (incluidos los pensamientos ajenos) ni por deseos inferiores, rencores, odios ni nada parecido.

Llegamos ahora al cuerpo mental, el vehículo que utiliza el Ego pero que no es dicho Ego. Esta mente es la que comúnmente utilizamos para razonar y está relacionada con las regiones más concretas e inferiores del mundo del pensamiento, mientras que el Ego está en las superiores o abstractas de donde proceden la intuición y la inspiración. Como hemos dicho respecto al cuerpo emocional, lo primero y más importante es aquietar este cuerpo para que tenga una mejor recepción de lo que venga del Ego y de dichos planos abstractos, y para ello es muy aconsejable la concentración y la meditación. La claridad mental también es muy importante, sobre todo por aquello de que “un ciego no puede guiar a otro ciego”; debemos tener muy claro cuáles son nuestros ideales, esperanzas y deseos para llevarlos a la práctica con el fin de desarrollar nuestros vehículos y elevar la consciencia, lo que nos facilitará la posibilidad de poder ayudar mejor al mundo. La mente debe estar controlada consciente (saber lo que está pensando en cada aquí y ahora) y voluntariamente para poder observarla desde la posición del Ego y para utilizarla para crear pensamientos que estén en sintonía con la Mente de Dios o mente universal.

Estos trabajos van transformando a la mente de tal manera que se va creando un nuevo carácter y se va penetrando en la región de la intuición pura de donde se extrae la Verdad. La concentración enfoca la mente concreta sobre la abstracta y así evita el hábito de crear pensamientos innecesarios e inútiles; la meditación es mantener la mente en lo superior, en la luz, con tal de atraer lo elevado y espiritual a la vez que se intenta actuar desde la posición del Ego; con la contemplación se penetra en el silencio mental que nos lleva a las regiones superiores para extraer y conocer las ideas de Dios respecto a Su Plan. Eso trae consigo el hecho de vivir la vida internamente, en meditación constante en cada aquí y ahora para que nuestra vida se exprese según el punto de vista del Ego. No se trata de pasar del mundo y los deberes y responsabilidades, sino de ver todo esto y hacerlo frente desde una visión más clara y más espiritual; esto es: “ser del mundo pero no estar (en conciencia) en el mundo.” Es la vida del Alma la que, a través de la mente superior controla y dirige a los pensamientos, deseos, emociones, palabras y acciones para que sus expresiones sean de amor, de humildad, de fraternidad, de sacrificio, etc.

Cuando el hombre, como personalidad, lleva muchos años y (normalmente) varias vidas esforzándose y sacrificándose por vivir la vida superior gracias al auto-gobierno de sus cuerpos, lo que en realidad ha estado haciendo ha sido un ordenamiento o alineación respecto al cuerpo causal del Ego para que sea éste quien dirija la vida. Se trata de que la mente esté en comunicación directa con el cerebro y de que en éste no haya obstrucciones ni interferencias externas ni tampoco internas por parte de los cuerpos superiores. En este trabajo o desenvolvimiento se hallan actualmente algunos discípulos adelantados y otros que, aún inconscientemente, han abierto un canal directo con las regiones superiores del mundo mental creando así una comunicación directa con el cerebro.

En la mayoría de los aspirantes espirituales serios, este hecho solo suele producirse de tarde en tarde, cuando hay un gran y persistente esfuerzo por vivir los ideales elevados y llevar una vida de oración interna, de meditación y de abstracción. Es necesario tener presente que hasta que el trabajo sobre cada uno de los cuerpos no permita que las vibraciones del cuerpo causal les alcance no podrá el Ego influir de alguna manera sobre los mismos; de aquí que se deba vivir la vida interna y con la mente centrada en lo más elevado y espiritual para que los otros cuerpos respondan a esa vibración. Es decir, hasta que los vehículos del Ego no estén identificados en algún grado con el cuerpo causal, la personalidad no podrá “reconocer” al Yo superior; sólo entonces se percibirán intuitivamente las ideas abstractas y cierta iluminación procedente del Triple Espíritu.

El centro desde donde se esfuerzan y desde donde dominan a sus cuerpos físicos los ocultistas y quienes practican la meditación es la mente. De hecho, el verdadero aspirante debe intentar razonar y discernir todo lo que representan dichos cuerpos desde la posición del Ego para así utilizar el antakarana (canal de comunicación y unión) para comunicar la mente concreta con la abstracta; así el cerebro se hace receptor de lo que transmite el Ego y, en un futuro, del Triple Espíritu. Es muy importante que la conciencia, ya con cierto grado de desarrollo, esté compenetrando y espiritualizando a la mente y al cuerpo de deseos para que en los momentos de meditación profunda o quietud por estar como observadores en el ahora no queden bloqueadas formas negativas en dichos cuerpos. Estos cuerpos tienen forma de ovoide y en ellos se mueven formas y fuerzas según lo que se desea, se sienta o se piense; de ahí que procuremos expresarnos con nuestros cuerpos como si la influencia del Ego limpiara dichos vehículos de negatividades. Por todo esto, la meditación debe facilitar el control del Ego sobre los cuerpos para que puedan ser alineados y coordinados con tal de que el aspirante sea un servidor de los demás. Según nos vamos dando cuenta de nuestra centralización en los planos de la mente superior así deberemos esforzarnos por hacer que se cumplan en la tierra todas nuestras aspiraciones e ideales elevados.

Francisco Nieto

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