Frase del día
por Dr. K. Parvathi Kumar
Hay 3 tipos de Autocontrol (Dharana). Si nuestro autocontrol es tal que la mente, los sentidos y los actos se regulan unos a otros en prioridad, es de naturaleza Sáttvica (equilibrada). Si podemos estabilizar nuestra mente en lo Divino sin ningún titubeo, nuestro Autocontrol es de naturaleza equilibrada. ¿Puedes visualizar constantemente una forma estable de luz en tu interior? Esto es posible para alguien con autocontrol de naturaleza equilibrada. Después está Autocontrol de cualidad Rajásica. Si nuestro autocontrol cumple el Dharma, temporalmente esperando algún resultado, es de naturaleza hiperactiva. Una persona así tiene miedo de perder su identidad y poder, e intenta hacerlo todo por su cuenta. Generalmente, el que está en el poder controla a mucha gente y ellos siguen sus órdenes. En el momento en que pierde el poder, sus subordinados no siguen sus órdenes. Una persona Sáttvica (equilibrada) acepta esa situación pero una persona Rajásica (hiperactiva) no puede aceptarla. Como resultado, ellos siempre intentan mantener su poder e intentan controlar a todos. Incluso las naciones poderosas intentan provocar guerras, si es necesario y mostrar su dominio por encima de las naciones más débiles, a causa del miedo a perder su poder. De forma similar la gente rica tiene miedo de la gente pobre, porque les pueden robar su riqueza y mantienen un control sobre ellos en todo momento y continúan dominándoles. Si el autocontrol se pierde en el sueño o el miedo o la tristeza al pensar, esto es de naturaleza de inercia. Él no tiene un claro entendimiento de las cosas. Aquel con autocontrol de naturaleza equilibrada, delega su responsabilidad con confianza y no mira atrás. Trabaja mientras tiene que trabajar y lo pasa todo a sus sucesores cuando llega el momento. El Señor lo ha creado todo y se lo ha entregado a los seres para que lo releven y les ha dado completa libertad. Es debido a la confianza que tiene en nosotros. Alguien de naturaleza hiperactiva intenta mantener el poder y no está preparado para cederlo a los demás. Incluso si es forzado a cederlo sigue interfiriendo en el trabajo, a causa de que no tiene confianza en los demás y teme que su importancia pueda perderse. Alguien con naturaleza de inercia no hace el trabajo esperando que lo haga otro.
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