AMARSE A UNO MISMO
La autoestima se manifiesta de una manera sencilla y directa. Cuando observamos en una persona la mayoría de las siguientes cualidades, seguramente estamos frente a alguien que tiene un saludable nivel de autoestima:
La autoestima proyecta el nivel de placer que experimenta una persona por el solo hecho de estar viva, en la expresión de su rostro, en su modo de hablar y en su lenguaje corporal.
La autoestima se expresa en la tranquilidad con la que se habla de las virtudes y de los defectos, de forma directa y honesta.
La autoestima se manifiesta en la comodidad y el placer que la persona experimenta al dar y recibir cumplidos, afecto o amor.
La autoestima se reconoce por la apertura a las críticas y la capacidad de reconocer los errores. No está ligada a la imagen de “ser perfecto”.
La autoestima puede observarse en la armonía que existe entre lo que se dice y lo que se hace.
La autoestima se revela en la actitud de mostrar curiosidad y estar abierto a nuevas ideas, nuevas experiencias o nuevas posibilidades.
La autoestima se manifiesta en la capacidad de disfrutar de los aspectos alegres de la vida, de uno mismo y de los demás.
La autoestima se expresa a sí misma en la flexibilidad personal al responder a obstáculos y desafíos, ya que se confía en uno mismo y no se ve la vida como algo desagradable o penoso.
La autoestima se reconoce en un comportamiento firme (no inflexible) consigo mismo y con los demás.
La autoestima permite conservar el equilibrio emocional en situaciones de estrés.
Cuando los sentimientos de ansiedad o inseguridad, si aparecen, son razonablemente fáciles de controlar y trascender, el nivel de autoestima suele ser elevado.
La tranquilidad y la espontaneidad van de la mano de la autoestima. Reflejan el hecho de que la persona no está en guerra consigo misma.
Los siete Pilares de la Autoestima
Louise L. Hay.
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