miércoles, 8 de mayo de 2013

AFRONTAR

AFRONTAR
Publicado por Patricia Monica Canseco
Es hora de afrontar la realidad.De tener la fuerza para disponerse en actitud de oposición ante un problema, con responsabilidad y tratar de resolverlo o llevarlo a cabo sin eludirlo.

Siempre que aparece un conflicto para nosotros o en un equipo de trabajo la gente tiende a eludirlo.

Se trata de un error porque precisamente lo malo no es la existencia del conflicto sino su mala gestión.

Con carácter general podría afirmarse que si no hay conflictos por mucho tiempo es que estamos en nuestra área de confort.

Un equipo sin conflictos es un equipo que no existe, más todavía, un equipo sin preparación para gestionar positivamente sus conflictos es un equipo condenado a morir.

Si cada vez que aparece un conflicto huimos o no podemos resolverlo estamos dispuestos a quedarnos siempre igual y no avanzar.

Al crecer y el mundo avanzar estamos peor ni si quiera igual, si nos quedamos en el mismo lugar.

Es importante primero relajarse (aunque en ocasiones debido al alcance del problema resulte más complicado).

Tratar de ponerse en el lugar de la otra persona o tomar distancia de nosotros mismos y la situación.

Incluso tratar de entender, respetar o respetarnos, oír al otro o escuchar nuestra voz interior.

Ocuparnos del pasado es ocuparnos de nosotros mismos, de nuestras posibilidades actuales de actuar y pensar.

De nada sirve estar atados a algo que ya paso sino me sirve para evitar lo que hice mal o lo que observe que los demás hicieron mal.

No temamos al fracaso por anticipado. Eso sólo nos cortará las alas.

Nos paralizará.

Recuerda que nadie tiene esa enorme capacidad de hacerte abortar proyectos enteros.

Entonces como podemos hacerlo nosotros en un abrir y cerrar de ojos.

Si lo que ocurre es que nos encontramos ante un desafío y no sabemos qué camino tomar, si avanzar o retroceder.

Si tememos equivocarnos, analicemos un poco las cosas (sobre hechos fundados, no meras suposiciones sin base sólida) y luego, si decidimos avanzar, no cuestionemos las decisiones que tomamos.

Avancemos.

Recordemos que cada uno ve el mundo a través de sus propios cristales.

Que cada persona posee un juego único y personal de cristales.

Por ende, unos ven las cosas como una permanente oportunidad, y otros las ven como una crisis constante.

Unos avanzan decididos hacia lo que desean lograr en la vida.

Otros se atemorizan con suposiciones propias sobre un mundo que no es como lo conciben.

Todo depende de lo empañado (o traslúcido) que esté cada cristal.

Cada uno es quien tiene la potestad de darse cuenta que una cosa es “cómo percibimos las cosas” y otra muy distinta, “cómo son las cosas en sí”.

Ante ello, tal vez te sorprenderías si te dijera que muchas cosas en la vida carecen de forma manifiesta.

Cada uno de nosotros las impregnamos con nuestros preconceptos y paradigmas.

Entonces a veces basta con cambiar la manera en que las percibimos.

Si esa manera cambia, y logramos despejar nuestros preconceptos, muchos miedos huirán por la ventana.

Hay que utilizar el fracaso como un maestro que nos ayude a mejorar, y continuar avanzando, para llegar al éxito.

Si por el contrario, nos sentimos derrotados ante él, estamos perdidos.

No todo puede ser éxito en la vida.

Hay que prepararse también para aquellos momentos sombríos, donde nuestra buena fortuna parece alejarse.

En esos períodos, lo que no debe fallar es nuestra confianza en nosotros mismos.

No hace falta que les diga que ustedes ya han probado una y mil veces que valen, que pueden afrontar logros de mayor envergadura.

El hecho de que en determinado momento pueda fallar en algunas cosas no menoscaba sus logros anteriores ni puede empañar lo mucho que harán en el futuro.

Es apenas una situación algo desagradable que deberemos sortear. Y lo haremos, porque debemos hacerlo.

Debemos construir mucho más.

Todavía nos falta alcanzar lo mejor de nosotros.

No dimos lo máximo de nuestro potencial.

Por eso debemos hacer frente a las dificultades del presente.

No nos desmoralicemos.

No renunciemos.

Continuemos nuestro camino.

Hay que trabajar, sin prisas pero sin pausas, hasta conseguirlo.

Sencillamente, apasionándonos por lo que hacemos y queremos lograr.

La pasión, más que la simple razón, es la verdadera impulsora de las acciones humanas. Con pasión, todo se puede. Sin ella, el mundo languidece.

Por ello enfrentémonos a todo lo que se nos va presentando sin miedos, seguros que nosotros podremos y aprendiendo de cada error o cada caída sabiendo que cada día será mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario