miércoles, 9 de abril de 2014

MUCHAS VECES PEGUNTO ACASO LA LUZ CONOCE LA OSCURIDAD

Muchas veces pregunto: “¿Acaso la luz conoce realmente a la oscuridad, y ésta a la luz?”. Es una cuestión muy interesante, porque quizá nos preguntamos si hay algún punto en el que ambas se encuentran. Piensa en ello. ¿Conoce la luz a la oscuridad? Nunca se han encontrado. ¿Pueden hacerlo alguna vez? No lo creo, porque sus naturalezas son fundamentalmente diferentes.

En el mundo del corazón ocurre lo mismo. Hay unos principios que guían y rigen al corazón, y otros que guían y rigen a la mente. ¿Son conscientes el uno de la otra? No lo creo, porque sus naturalezas son totalmente opuestas. Uno depende del sentimiento y de la comprensión. La otra no. Hay algo en ti que, sólo con leer la descripción de una comida, puede decir que eso está bueno. Pero, por tu naturaleza, realmente sólo podrás decir “¡Mmm, qué bueno!”, una vez que la comida haya tocado tu lengua y su aroma haya llegado a tu nariz. Así que a una parte de ti le basta con la descripción. Para la otra parte debe ser algo real; entonces, y sólo entonces, lo acepta. En esa parte de ti que pertenece al mundo de lo real hay algo muy hermoso llamado el corazón. En el mundo del corazón las descripciones no significan nada.


Imagina que has comprado una casa y, mientras la limpias, ves un diamante que brilla en un rincón. Lo recoges, y tu primera reacción es: “Seguro que es falso”. Pero si en ese rincón hay una caja preciosa con un diamante falso dentro, tu primera reacción será: “Seguro que es auténtico”. ¿No sientes curiosidad por saber qué parte de ti rige tu vida? No hay duda de que ambas son parte de ti. ¿Pero cuál es la que toma las decisiones por ti? Es una pregunta muy sencilla, pero tiene unas consecuencias increíblemente profundas.

No me refiero a decisiones como qué comer, qué película ver, qué ropa comprar, o incluso con quién casarte; sino a las decisiones que realmente cuentan para ti. El corazón es incapaz de tomar decisiones en un mundo ilusorio, porque no lo comprende. La mente es totalmente capaz de hacerlo porque sí lo comprende, puesto que lo ha creado ella. “Necesitamos esto, y lo otro, y lo de más allá…”. La mente ha hecho que la situación del mundo sea confusa. Pero en el mundo del corazón, no hay confusión alguna. Nunca la hubo y nunca la habrá. En el mundo del corazón sólo cuenta una cosa: sentirse satisfecho, encontrar esa alegría, ese sentimiento; no una descripción del sentimiento.

Yo no hablo de dogmas, teorías, descripciones o explicaciones. Se trata de que encuentres la alegría en tu vida. Pero no sólo una vez, sino que esa alegría esté disponible para ti el resto de tu vida. Eso es todo. Si buscas descripciones, explicaciones, reglas o algo en lo que creer, no lo encontrarás aquí, porque éste es el mundo del corazón. En el mundo del corazón se puede conocer. Conocer, en lugar de tener fe. Avanzar en la claridad, no en la duda. La gente dice: “Si tienes fe se disiparán tus dudas”. Yo digo: “Ten claridad, y eso disipará tus dudas”. ¿Cuál elegir? ¿Fe o claridad? Claridad. No sólo “espero, deseo, rezo”, sino “el siguiente paso lo daré con claridad, y no haciéndome ilusiones”.

La alegría que buscas existe ya en el corazón. Lo único que debes hacer es despertarte a esa posibilidad. Comprender. Sentir. ¿Comprendes quién eres? Eres consciente. Porque eres consciente puedes sentir el infinito. Y cuando lo sientes surge la alegría, la verdadera alegría. No la de “¡Feliz cumpleaños!”, ni la de ser padre o madre, ni la de terminar tus estudios, ni la de encontrar trabajo, sino la alegría que aparece cuando la conciencia siente esa belleza interior. A esa alegría me refiero, a la alegría de sentirse pleno.

Así que, mientras tengas esa conciencia, siente la alegría en tu vida. Así es como somos. Aceptar la claridad en tu corazón. Préstale un poco de atención a ese otro mundo que también forma parte de ti: el mundo del corazón, el mundo de conocer, el mundo de la claridad, de la sencillez. Te garantizo que te sentirás bien. Bien como no se puede describir con palabras. Y luego, da cada paso con claridad, con confianza. Entre todas las cosas que puedes hacer cada día, está también la posibilidad de sentirte plenamente satisfecho.

Por Juan Angel Moliterni

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