viernes, 18 de abril de 2014

APRENDER DE NUEVO A VIVIR Y A AMAR

Aprender de nuevo a vivir y a amar significa encontrar un equilibrio: aprender a amar y, al mismo
tiempo, vivir nuestra propia vida; aprender a amar sin fundirnos completamente en el plano emocional con el
objeto de nuestro afecto; y aprender a amar a los demás sin por ello dejarnos de amar a nosotros mismos.
Necesitamos aprender a vivir, a amar y a divertirnos de manera que cada actividad no interfiera de una manera
poco razonable con ninguna de las otras.
Gran parte de la recuperación consiste en encontrar y en mantener un equilibrio entre todos los aspectos de nuestra vida. Necesitamos vigilar la balanza para que esta no se cargue demasiado hacia ninguno de los dos lados a medida que evaluamos nuestras responsabilidades para con nosotros mismos y hacia los demás. Necesitamos equilibrar nuestras necesidades emocionales con nuestras necesidades físicas, mentales y espirituales. Necesitarnos equilibrar el dar y el recibir; necesitamos encontrar la línea divisoria entre lo que es desentendernos de algo y cumplir con nuestra parte. Necesitamos encontrar un equilibrio entre lo que es
resolver problemas y lo que es aprender a vivir con problemas no resueltos. Mucha de nuestra aflicción viene
de haber tenido que vivir con la pena de problemas sin resolver, y de que las cosas no sucedieran de la
manera que nosotros esperábamos y anticipábamos. Necesitamos encontrar un equilibrio entre dejar ir nuestras expectativas y el recordar que somos personas importantes y valiosas que merecen llevar vidas decentes.
Para comenzar:
A menudo me preguntan: ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo se comienza? ¿Cómo hago para encontrare el equilibrio?
He hablado acerca de muchas ideas y propuesto muchas sugerencias, y algunos de nosotros podemos sentirnos abrumados.
Para algunos, alcanzar un equilibrio puede parecer imposible. Podemos sentirnos como si estuviéramos tirados en el suelo de una celda oscura, de la que no podemos salir arrastrándonos. Sí podemos. Alcohólicos Anónimos y Al-Anón nos ofrecen una sencilla fórmula de tres partes para hacerlo. Se le llama “HOW”: Honestidad, Franqueza y Disposición para probar.
Antes escribí que el cambio comienza cuando nos percatamos de algo y lo aceptamos. El tercer paso en el cambio de la conducta humana es la acción asertiva. Para nosotros eso significa hacer las cosas de manera diferente. Seamos honestos, guardemos nuestra mente abierta y mantengámonos dispuestos a tratar de hacer las cosas de modo distinto, y entonces cambiaremos.
Escoge una conducta para trabajar sobre de ella y cuando lo hagas de manera cómoda sigue con otra.
He escuchado que necesitamos repetir una acción veintiún veces para convertirla en un hábito. Esa es una
regla básica que debemos tener presente. Descubramos por dónde queremos comenzar y empecemos por ahí. Empecemos donde nos encontramos. Si no podemos decidir por dónde empezar, empecemos a acudir a la reuniones de Al-Anón, o a algún otro grupo que sea adecuado. Si estamos en el sótano, salgamos de él aunque sea a rastras. Aprenderemos luego a caminar; conseguiremos el equilibrio.
Ir hacia adelante:
Una vez que hemos empezado, ir hacia adelante se volverá un proceso natural, si nos seguimos moviendo. A veces, daremos algunos pasos para atrás, Eso también está bien. A veces es necesario. A veces es parte de ir hacia delante.
Algunos podemos estar enfrentando decisiones difíciles, decisiones acerca de terminar con relaciones que son desdichadas y destructivas. De acuerdo con Earnie Larsen, si la relación está muerta, entiérrala.
Podemos tomarnos nuestro tiempo, trabajar sobre nosotros mismos, y seremos capaces de tomar la decisión correcta cuando sea tiempo de hacerlo.
Algunos podremos estar tratando de componer relaciones que están dañadas pero que siguen vivas. Seamos pacientes. El amor y la confianza son entidades vivas y frágiles. No se regeneran automáticamente porque así se los ordenemos si han sufrido resquebrajaduras. El amor y la confianza no reaparecerán automáticamente si la otra persona se pone sobria o si soluciona cualquier problema que haya tenido. Se debe permitir que el amor y la confianza sanen a su propio tiempo. A veces se curan; otras veces no.
Algunos podemos estar sin una persona especial a quien amar. Eso puede ser difícil, pero no es una situación imposible. Podremos querer y necesitar alguien a quien amar, pero creo que es de gran ayuda amarnos lo suficiente a nosotros mismos. Está bien tener una relación, pero también está bien no tener una relación. Busquemos amigos a quienes amar y que nos amen, y que piensen que nosotros somos valiosos. Amémonos a nosotros mismos y sepamos que somos valiosos. Usemos nuestros ratos de soledad como inspiración. Soltémonos.
Aprendamos las lecciones que debemos de estar aprendiendo. Crezcamos. Desarrollémonos. Trabajemos sobre nosotros mismos, de modo que cuando aparezca el amor, sea para mejorar una vida que ya es de por sí plena e interesante. El amor no debe ser la preocupación de nuestra vida entera ni un escape a una vida que es infeliz.
Luchemos por lograr nuestras metas. Divirtámonos. Confiemos en Dios y en su medida del tiempo. A Él le importamos y Él sabe acerca de todas nuestras necesidades y deseos.
Sea cual sea nuestra situación, podemos ir despacio. Nuestros corazones pueden conducirnos a donde nuestras cabezas nos dicen que no debemos ir. Nuestras cabezas pueden insistir en que vayamos a donde nuestros corazones no quieren seguirlas. En ocasiones la atracción que sentimos por las ranas puede llevarnos a donde ni nuestros corazones ni nuestras cabezas quieren ir. Eso está bien. No hay reglas acerca de a quién debemos amar y a quién no y con quién nos debemos relacionar y con quién no. Podemos amar a quien nosotros queramos, y cuando queramos. Pero hay que desacelerarnos y tomarnos el tiempo para hacerlo de una manera que no nos lastime.
Pongamos atención a lo que está sucediendo. Amemos desde nuestra fortaleza, no desde nuestra debilidad, y pidamos a los demás que hagan lo mismo. Tomemos decisiones acertadas a diario acerca de lo que debemos hacer para cuidar de nosotros mismos. Entre nuestro poder superior y nosotros, seremos capaces de averiguar lo que debemos hacer. Espero que encontremos gente a la que disfrutemos amar; gente que disfrute amándonos y nos rete a crecer. Espero que encontremos un trabajo que disfrutemos y que nos rete a crecer.
Una palabra de advertencia: de vez en cuando, podemos perder nuestro equilibrio. Podemos empezar a correr, a brincar, a saltar y de repente encontrarnos de narices en el piso. Todos esos viejos sentimientos locos se nos vienen de un jalón. No nos asustemos. Esto es normal. Las características codependientes, las maneras de pensar y los sentimientos se convierten en hábitos. Esos sentimientos y pensamientos habituales pueden salir de vez en cuando a la superficie. Los cambios (incluso los cambios benéficos), ciertas circunstancias que nos recuerden la locura del alcohol y el estrés pueden provocar codependencia. A veces nos alocamos otra vez sin motivo alguno. Pero esto pasará. No nos avergoncemos y no nos escondamos.
Podemos levantarnos de nuevo. Lo superaremos. Hablemos con amigos de confianza; seamos pacientes y gentiles con nosotros mismos. Sólo sigamos haciendo las cosas que sabemos que necesitamos hacer. Todo mejorará. No dejemos de cuidar de nosotros, no importa lo que suceda.
Conseguir nuestro equilibrio y mantenerlo una vez que lo hemos encontrado es la sustancia de la recuperación. Si eso suena a un gran paquete no nos preocupemos. Podemos hacerlo. Podemos aprender a
vivir de nuevo. Podemos aprender a amar de nuevo. Incluso podemos aprender a divertirnos al mismo tiempo.
(Tomado del Libro Ya no seas Codependiente de Melody Beattie).

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