sábado, 19 de abril de 2014

INTUICION

Intuición:
Cuando el cuerpo funciona espontáneamente, se le llama instinto. Cuando el alma funciona espontáneamente, se le llama intuición. Son dos cosas semejantes y a la vez alejadas entre sí. El instinto pertenece al cuerpo, lo burdo; la intuición pertenece al alma, lo sutil. Entre las dos cosas se encuentra la mente, la experta, que nunca funciona espontáneamente. La mente significa conocimiento. El conocimiento nunca puede ser espontáneo. El instinto es más profundo que el intelecto y la intuición está por encima del intelecto. Ambos trascienden el intelecto y ambos son buenos.
Osho
La intuición es el peldaño más alto de la escalera, la escalera de la conciencia.
La intuición te puede dar respuestas a las preguntas fundamentales; no verbalmente sino existencialmente.
No hace falta que preguntes: «¿Qué es la verdad?» El instinto no te va a oír, es sordo. Te oirá el intelecto pero solo puede filosofar; es ciego, no puede ver. La intuición es una observadora, tiene ojos. Ve la verdad, no piensa sobre ella.
El instinto y la intuición son independientes de ti. El instinto está en poder de la naturaleza, de la naturaleza inconsciente, y la intuición está en manos del universo supraconsciente. La conciencia que rodea todo el universo, la conciencia oceánica de la cual solo somos pequeñas islas, o, mejor dicho, icebergs, ya que nos podemos fundir en ella y ser un todo con ella.
En cierto modo, la intuición es algo totalmente opuesto al instinto. El instinto siempre te conduce al otro; su realización siempre depende de otra cosa aparte de ti. La intuición solo te conduce a ti mismo. No depende de otra cosa, no necesita de otra cosa; de ahí su belleza, su libertad e independencia. La intuición es un estado de exaltación en el que no se necesita nada. Está tan llena de sí misma que no hay espacio para nada más.
En cierto sentido, la intuición es como el intelecto porque es inteligencia. El intelecto y la inteligencia se asemejan, al menos en apariencia, pero solo en apariencia. La persona intelectual no es necesariamente inteligente y la persona inteligente no es necesariamente intelectual. Puedes conocer un agricultor tan inteligente que, a su lado, incluso un eminente profesor, un gran intelectual, parecerá insignificante.
Una vez que logres que florezca todo tu potencial humano, habrás llegado a tu hogar.
“Conocer” significa permanecer en silencio, en total silencio de forma que puedas oir la pequeña y callada voz que hay en tu interior. Conocer significa abandonar la mente. Cuando estás totalmente callado, inmóvil, cuando nada se mueve en ti, la puerta se abre. Tú eres parte de esta existencia misteriosa. Llegas a conocerla al formar parte de ella, al participar de ella.
La interiorización es un estado de no pensar, de ausencia de pensamiento. Es una pausa, un intervalo en el proceso de pensamiento, y en esa pausa se halla el atisbo, la verdad.
La intuición solo es un espejo. Tú no creas nada, la intuición simplemente está reflejando. Refleja aquello que hay. Es pura, silenciosa, como agua cristalina que reflejara las estrellas y la luna. Tú no creas nada. Es la claridad que en Oriente han llamado el tercer ojo. Los ojos no crean nada, solamente te informan de lo que hay.
La intuición nada tiene que ver con la imaginación.A la capacidad de crear una realidad propia se le llama imaginación.
Tienes que llegar a un punto que está más allá de tu mente: una profunda serenidad; una frescura y una calma que es tu verdadera naturaleza, que es tu naturaleza búdica. Eso es lo que eres, esa es la materia de la que estás hecho, esa es la materia de la que está hecho todo el universo. Podemos llamarlo conciencia universal o podemos llamarlo divinidad universal; cualquier nombre vale. Pero recuerda, hay millones de personas que se han engañado a sí mismos con la imaginación.
“Les aseguro que si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos. El que se haga pequeño como este niño será el más grande en el Reino de los cielos” Mt 18, 1-4″
“No les impidan a los niños que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos” Mt 19, 13-15

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