Vivimos en una sociedad que enaltece la figura de la víctima. Es una manera de separarnos de nuestras responsabilidades y de justificar nuestras vidas y nuestros males. Son los demás los que tienen que cambiar, los que dejan que se abusen de ellos, los que no saben decir que no. Es una postura que reclama defensa y que deja bien claro quién es el culpable. Es una de las máximas expresiones de la inmadurez emocional.
Enric Corbera
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