Cuando nos comunicamos con alguien debemos
establecer contacto con la edad que ese alguien tiene en el momento de la
conversación, pero también debemos comunicarnos con su bebé. Porque cada uno de
nosotros lleva, hasta la muerte, al niño pequeño que ha sido. De este modo,
tenemos que comunicarnos aceptando todas las edades que posee la persona con
quién conversamos. Un ser humano no se reduce a lo que emana de él en el
momento en que está comunicándose con nosotros. Nos dirigimos a este momento
pero aún más a su bebé, a su anciano y a todos las edades que existen entre
estos polos.
Qué maravilla ver un proceso, ver al otro y al mismo
tiempo contemplar a su bebé, a su anciano, su nacimiento, su muerte y su
renacimiento. Cuando uno llega a esto, comprende lo que significa comunicarse
con una persona: verla completamente, ver su vida anterior, su vida fetal, su
nacimiento y ver también su muerte, su renacimiento.... .
Alejandro Jodorowsky.
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