Alguien dijo que no se podía lograr, pero él respondió con una risita:
Que quizá no se podría lograr, pero que él no lo diría… hasta que no lo hubiera intentado”.
Así que se abrochó con firmeza el cinturón, dejando ver una leve mueca en su rostro. Si estaba preocupado, lo escondió muy bien.
Comenzó a cantar al emprender la obra que no se podía lograr, y así lo hizo.
Alguien dijo en tono de burla: “Nunca podrás hacerlo, por lo menos, hasta ahora nadie lo ha podido hacer”.
Pero él se quitó la chaqueta, se despojó de su sombrero, y sin pensarlo mucho emprendió manos a la obra…
Son miles los que te dicen que no se puede lograr. Son miles los que profetizan el fracaso; son miles los que te señalan, uno por uno, los peligros que hay en el camino. Pero tú, con una leve mueca en el rostro, abróchate con firmeza el cinturón, quítate la chaqueta y manos a la obra.
Comienza a cantar mientras atacas aquello que no se puede lograr, y lograrás hacerlo.
Debemos enseñar a nuestros hijos a soñar con los ojos abiertos.
Proverbios 23:7
Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
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