Se nota que el cáncer, espera en la puerta de la casa a cada vez más gente, que el infarto visita en cualquier parte, que el estrés se expande dentro del cuerpo, mientras la obesidad efectúa una emboscada a la salud.
Veo pasar a la vida cansada, exhalando infelicidad, la veo derrumbada en las oficinas, asfixiada por los horarios, contaminada por la comida rápida, la veo llevando a rastras a la felicidad que fue abandonada en la alcantarilla de los materiales inservibles.
Cuando llegó la civilización, nadie imaginaba que se aglomeraría la frivolidad, que subiera al poder lo material, que se maltrataría la vida, inyectando al alma, un programa, para que todos unánimemente, se entrenaran para la infelicidad, así ella pasaba desapercibida y con el tiempo, se volviera normal.
Previamente la gente fue purgada de su poder, entonces, incapaz de gobernarse, de tener una postura crítica, de darse cuenta, se limitaría a hacer lo que hacen todos.
La infelicidad es un programa y nos cobran por enseñarnos a manejarla, sin embargo, la posibilidad de interrumpir la hipnosis colectiva es posible y con ello descubrir que la felicidad es nuestra condición natural de existencia, que solo necesitamos darnos cuenta, que estamos vivos, que la vida es breve y a pesar de tanta confusión, tenemos la posibilidad de recuperar nuestra libertad y enviar al inodoro, al programa de la infelicidad.EXTRAIDO DE LA WEB
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