jueves, 12 de septiembre de 2013

SONREIR BAJO LA LLUVIA

SONREÍR BAJO LA LLUVIA DESCUBRE NUESTRO AUTÉNTICO HOGAR


Sonreír bajo la lluvia nos pone en contacto con la pureza de nuestro corazón; ese lugar de nuestra conciencia en el que no existe ni la culpa ni el juicio, en el que la sabiduría tiene su reino y desde el cual podemos ver a los otros más allá de los personajes que interpretan.



En muchos lugares podemos sentirnos a gusto, seguros e incluso alegres, pero sólo en nuestro corazón nos sentimos en casa, es el hogar en el que nos reconocemos más allá de los estados de necesidad del ego.
Como el caracol el ser humano camina siempre con su “casa”, pero lejos de llevarla a cuestas le vuelve más ligero, tanto que es capaz de volar sin alas.
Cuando entramos en nuestro auténtico hogar no necesitamos identificarnos con ninguna bandera, ni defenderla; cualquier persona es nuestra compatriota, nuestras manos están unidas a las de toda la humanidad, recordándonos que en nuestros sentir más profundo no hay fronteras … y que las diferencias nos hacen ricos a todos cuando en vez de competir por ellas las compartimos.
Desde nuestra “casa” la historia se reescribe fuera de la dualidad, las victorias y las derrotas se trascienden, revelándosenos tras los papeles que interpretamos en ellas a los actores que somos. ¡Qué baje el telón y aplaudamos a los “buenos” y a los “malos”, pues todos fuimos excelentes actores!
Cuando nos reconocemos en nuestra esencia es como sonreír bajo la lluvia, nos sentimos libres y alegres, sin las cadenas de los papeles que interpretamos bajo el yugo de la dualidad. Nuestros dramas desaparecen como borrados por la misma lluvia, nuestro auténtico hogar se revela ante nosotros … Querido lector, pruébalo, sonríe bajo la lluvia después de sentir estas palabras … ¡no, no hace falta esperar a que llueva, tienes la varita mágica de tu imaginación ….! ¿Qué te cuesta ponerla en marcha …? No te preocupes, comienza por probarlo en la ducha, siempre hay un camino para sonreír bajo la lluvia …






Publicado por Carlos González

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