martes, 21 de enero de 2014

SABEMOS ESCUCHAR CON EL CORAZON

SABEMOS ESCUCHAR CON EL CORAZON?, PONGAMOS UNA ACTITUD POSITIVA EN LA COMUNICACIÓN



Quisiera trasladaros la comunicación al ámbito de persona a persona, enfocada desde dos puntos. El primero hablar y escuchar desde el corazón: Tenemos necesidades de contar, de abrir nuestro corazón, necesitamos sentirnos bien, y eso nos lo da la confianza de tener cerca a las personas que queremos y en las cuales confiamos. Queremos sentirnos escuchados, que nos arropen con palabras, con la mirada, con estar a nuestro lado. Ello requiere, como en toda comunicación, unos pasos y una manera de comportamiento. Ese es el camino para mí, de escuchar con el corazón.
El segundo desde la reflexión, poniendo una actitud positiva en la comunicación: Todos necesitamos amar y ser amados. Por falta de conocimiento experimentamos dolor, malentendidos y nos herimos unos a otros. En las relaciones de pareja, en las relaciones con nuestros hijos, con nuestros compañeros del trabajo, con nuestros empleados y jefes.
Es posible crear y mantener relaciones armónicas en las que todos nos podamos sentir satifechos y profundamente acompañados.
Debemos evitar muros, incomprensiones, para ello debemos hacerlo desde una actitud positiva a la hora de escuchar y hablar, ponernos en el lugar del otro y tener la oportunidad de explicar nuestro punto de vista. En esta segunda parte pongo tres autores como ejemplo.
Aprender a escuchar desde el corazón:
Se hace notar la diferencia entre oír y escuchar. Oír es sólo usar ese maravilloso sentido que nos hace situarnos en el mundo que nos rodea. Escuchar tiene un especial sentido de prestar atención, de atender. Puede ser que oigamos, pero que no estemos escuchando. Escuchar implica un compromiso con el que nos habla.
Escuchar significa estar ahí, percibir lo que el otro dice y lo que no dice, y lo que quiere decir.
La atención es la clave de una verdadera escucha, no analizamos ni manipulamos.
Escuchar atentamente es dejar terminar de hablar y hacer pausas las cuales ayudan a no hacer juicios precipitados y a no reaccionar antes de tiempo o de una manera brusca.
Escuchar es el fundamento de toda relación humana y es una prueba de estima y de respeto hacia alguien. Sin hablar de que el hecho de escuchar también permite desactivar muchos sufrimientos psicológicos.
No sabemos y no queremos escuchar. A nuestro alrededor está toda esa gente que tiene necesidad de ser escuchada. Todos necesitamos ser escuchados.
La escucha consciente implica que cuerpo y mente trabajan juntos para comunicarse. Es más, no se trata solo de escuchar atentamente, sino de ver, oír y sentir con todo tu ser. Prestar atención al mensaje, ya sea verbal o no verbal, implica percibir con la mayor claridad posible y la experiencia de quien te habla.
Habilidades para escuchar desde el corazón:
• Acoger con educación y sensibilidad al que nos habla.
• Recibir las palabras con sumo cuidado, interpretar todo el mensaje (palabras, gestos y expresiones faciales) de forma no sesgada.
• Darle tiempo, no mostrar impaciencia. En ese momento, él es lo más importante de lo que estamos haciendo.
• Retener la información para poderla utilizar en el futuro.
• Mantenerse atento al mensaje siempre que se desee y tener en cuenta que escuchar es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo.
• Aprender a escuchar con tolerancia, comprensión y mucho amor.
• Preocuparse de lo que uno dice, poniendo todo el cuidado en que el mensaje sea exacto y atendiendo a las posibles interpretaciones que tus palabras puedan sugerir.
• Animar al interlocutor a hablar con el corazón en la mano y a exponer todas sus ideas sin reprimirse. Esto hace que quien habla se sienta valorado y respetado.

El objetivo, cuando una persona se confía, no es interrogarla o verla como una fuente de información planteándole preguntas, si no simplemente aportarle un oído atento, para hacerle verbalizar lo que siente y permitirle, poco a poco, aprender a escucharse a sí misma y a encontrar su propio camino. Se trata de una aproximación centrada en la persona, y no en su problema, desarrollada por el psicólogo Carl Rogers, y utilizada por muchos psicólogos, psicoanalistas y otros especialistas en ciencias humanas.
También debemos hablar de la empatía, que consiste en ponerse en el lugar del otro para comprender mejor lo que siente, pero sin sufrir con él. Esto sirve justamente para mostrar a la otra persona que comprendes lo que dice y que puede confiar plenamente en ti.
La escucha es una actitud psicológica difícil porque exige olvido de uno mismo y apertura atenta y gratuita hacia el otro. Escuchar significa dirigir mi atención hacia el prójimo y entrar en su ambiente de interés y en su marco de referencia. La escucha, diligentemente practicada, supone una acumulación progresiva de sabiduría y de enriquecimiento psicológico. Escuchar quiere decir recibir del otro, después de haberle dado lo mejor de uno mismo: la atención afectuosa.
El silencio no es simplemente callar. Es saber añadir a ese callar un plus de atención y de receptividad. El silencio respetuoso y acogedor implica saber adentrarse en el interior del otro y comprender su problema. Es una actitud terapéutica que siempre resulta muy útil tanto para el que la ejercita como para el que recibe su beneficiosa influencia.
Calidad de Vida

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