jueves, 16 de enero de 2014

EL MEDITADOR

EL MEDITADOR
por
Osho, El libro del hombre

La meditación es un misterio tal que se le puede llamar ciencia, arte o truco, sin caer en ninguna contradicción.

Desde un punto de vista, es una ciencia, porque hay una técnica muy delimitada que hay que seguir. No existen excepciones, es casi una ley científica. Pero desde otro punto de vista diferente, también se puede decir que es un arte. La ciencia es una extensión de la mente. Son matemáticas, es lógica, es racional.

La meditación pertenece al corazón, no a la mente; no es lógica, está más cerca del amor.

No es como otras actividades científicas, sino más parecido a la música, a la poesía, la pintura, la danza; por eso, se le puede llamar un arte. Pero la meditación es un misterio tan grande que llamándola “ciencia” y “arte” no llegas a abarcarla. Es un truco, o lo captas o no lo captas. Un truco no es una ciencia, no puede enseñarse. Un truco no es arte. Un truco es algo misterioso para la comprensión humana. Un truco es algo misterioso, poca gente lo capta.

Por eso durante miles de años la gente ha estado meditando, enseñando, pero muy poca gente ha alcanzado grandes alturas en la meditación, y muy poca gente ni siquiera lo ha intentado. La gran mayoría de la humanidad ni siquiera se ha preocupado de pensar en ello. Es algo...una semilla con la que naces.

Una de las dificultades para todos los meditadores lo constituye el no poder explicar a sus amigos, a sus familias, lo que están haciendo...porque la mayoría de la humanidad no está interesada en ello en absoluto. Y los que no están interesados en absoluto simplemente piensan que las personas que están interesadas tienen algo un poco flojo en la cabeza, que algo anda mal.

“Sentado en silencio, sin nada que hacer, la primavera llega y la hierba crece espontáneamente”, pero en primer lugar, ¿por qué te tienes que preocupar de la hierba? El hermoso haiku de Basho les parecerá absurdo. La hierba crecerá espontáneamente, ¡tanto si te sientas en silencio como si no! ¿Para qué desperdiciar tu tiempo? La hierba va a crecer espontáneamente. Deja que llegue la primavera; la primavera llega espontáneamente, la hierba crece espontáneamente. ¿Por qué estás desperdiciando tu tiempo? Haz otra cosa mientras tanto.

Si un hombre no tiene algo en su corazón, una pequeña semilla, entonces para él es imposible. Puede aprender la técnica, puede aprender el arte. Pero si no conoce el truco no va a tener éxito. Por eso miles de personas empiezan a meditar, pero muy poco, tan pocos que se pueden contar con los dedos de las manos, alcanzan alguna vez la iluminación.

En realidad, cuando se ha cumplido el objeto de la meditación, uno está tan contento que se olvida de meditar; porque la meditación es un esfuerzo, un descontento. Si un día te olvidas de meditar y no sientes ninguna adicción, no sientes ningún vacío, estás tan lleno como siempre, deberás saber que es una buena señal. Habrá muchos que meditarán, y que si no meditan les sucede un fenómeno extraño. Si lo hacen, no sienten nada. Si no lo hacen, entonces sienten el vacío.

Esto es solo un hábito. Como fumar, como beber, cmo cualquier cosa, es sólo un hábito. No hagas de la meditación un hábito. ¡Deja que esté viva! Entonces el descontento irá desapareciendo poco a poco; sentirás contentamiento. Y no sólo mientras estés meditando. Si algo sucede sólo cuando estás meditando, es falso, es hipnosis. Te hace bien, pero no va a ser muy profundo. Es bueno sólo por comparación. Si no sucede nada, ni meditación, ni algún momento de éxtasis, no te preocupes. Si está sucediendo algo, no te aferres. Si la meditación va correctamente, en profundidad, te sentirás transformado a lo largo del día. Y un contentamiento sutil estará presente en todo momento. Sentirás en tu interior un centro sereno: contentamiento.

Por supuesto, habrá resultados. La rabia será cada vez menos habitual. Irá desapareciendo. ¿Por qué? Porque la rabia muestra una mente no meditativa; una mente que no está a gusto consigo misma. Por eso te enfadas con los demás: básicamente, estás enfadado contigo mismo. Porque estás enfadado contigo mismo, sigues enfadándote con los demás.

Con la meditación estarás cada vez más feliz contigo mismo; recuerda, contigo mismo.

Es un milagro cuando alguien está más feliz con uno mismo.Nosotros, o estamos felices con alguien o enfadados con alguien.Cuando uno va sintiéndose más feliz con uno mismo, esto es realmente enamorarse de uno mismo. Y cuando estás enamorado de ti mismo, es difícil enfadarse. Todo el asunto te parece ridículo. Habrá cada vez menos rabia, cada vez más amor y más compasión. Estos serán los signos, los signos generales.

Por eso no te creas que has conseguido algo si empiezas a ver luces o si estás viendo bonitos colores. Está bien, pero no te des por satisfecho a menos que haya cambios psicológicos reales: menos rabia, más amor; menos crueldad, más compasión.

En una relación, observa lo que está ocurriendo. Tus progresos se deben observar en tus relaciones. Las relaciones son el espejo: mira tu rostro en ellas. Recuerda siempre que las relaciones son el espejo. Si tu meditación va profundizando, tus relaciones cambiarán, ¡cambiarán completamente! El amor será la nota básica de tus relaciones, no la violencia.

Por eso, en todo lo que estés haciendo sé consciente, obsérvalo y sigue meditando. Pronto empezarás a sentir el cambio. De pronto dejas de ser posesivo en tus relaciones. Poco a poco, el ansia de poseer desaparece y cuando ha desaparecido la relación tiene una belleza en sí misma. Cuando está presente eres posesivo, todo se vuelve sucio.

Por eso, prueba, penetra en tus relaciones y mira allí si tu meditación está progresando o no.
Si sientes un amor creciente, un amor incondicional, si sientes compasión sin motivo, si sientes una preocupación por el bienestar de los demás, por la abundancia, tu meditación está creciendo. Entonces olvídate de todo lo demás.

Serás más silencioso, menos ruidoso en tu interior. Te sentirás más a gusto, relajado. Cualquier cosa que hagas será un esfuerzo relajado; no habrá tensión.

Serás cada vez menos ambicioso.

Siempre que el deseo desaparece por algo, entras en lo desconocido. La meditación ha alcanzado su meta. Entonces esta orilla es la otra orilla.


Osho

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