Nos quejamos siempre por algo,
parece estar en nuestra naturaleza.
Quizá tú mismo o tú misma te sientas menos afortunado que tu vecino
y te sientas desgraciado por ello.
Pero cuando estas ideas te vengan a la mente piensa que perteneces
a esa mínima parte de la humanidad que es privilegiada.
Vives en un país desarrollado, tienes diariamente comodidades
que otras personas como tú ni siquiera sueñan,
tienes la oportunidad de recibir una educación y una formación,
tienes amigos y personas que te respetan y te quieren.
Y todo ello, sin ningún mérito especial
que te haga mejor que aquellos que no tienen nada.
¿No crees que es justo dar un poco de lo que tenemos para equilibrar las cosas?
Una vez vi una pintada en una pared que decía:
“En lugar de quejarnos tanto, hagámos más por los demás”
Una persona generosa es la que da sin esperar recibir nada a cambio.
En algunos países, los verdaderos regalos no consisten en comprar algo en una tienda,
sino en regalar cosas propias. Así, si me gusta un libro y se lo quiero regalar a alguien,
no lo compro en la librería, sino que le regalo el mío propio.
Dar de lo propio, del propio tiempo, de la propia comida,
de la propia ropa o de la propia sabiduría,
supone desprenderse de algo.
Pero hacer esto no disminuye mis posesiones, sino que las aumenta.
Dar con amor es la única ecuación en la que cuanto más restas más tienes.
Publicado por De la Rosa
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