lunes, 5 de mayo de 2014

No te conviertas en un zombi espiritual, desprovisto de pasión y de un sentimiento profundamente humano.
Deja que la espiritualidad se convierta en una celebración de tu hermosa singularidad más que en la represión de ésta. Nunca pierdas tu peculiaridad, tu extravagancia, tu excentricidad, tu locura – tu único e irrepetible sabor. No intentes o pretendas ser “nadie” o “nada”, no trates de ser una no-identidad trascendente e impersonal – esa es otra fijación conceptual y ya nadie se la traga. Ya hemos despertado ahora de ese trance no dual.
Conviértete en la celebración de tu singular expresión y deja de disculparte. Enamórate de este desorden perfectamente divino y repleto de humanidad que eres. No hay aquí ninguna autoridad y tampoco hay manera de que eches a perder nada. Así que echa todo a perder.
Deja que los pobres zombies descansen en paz. Están demasiado agotados.
Jeff Foster

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