lunes, 5 de mayo de 2014


Es maravilloso y muy alentador escuchar que en todo el mundo y en todo tipo de formas, la mayoría de la gente está madurando como los vinos finos, yendo mucho más allá de una espiritualidad basada en el “yo estoy iluminado y tú no”, esa espiritualidad que adora ciegamente a algún gurú espiritual, esa espiritualidad que dice “no hay nadie aquí y nadie allá y no soy una persona y no hay elección ni libre albedrío y todo es un concepto… y esta es la Única Verdad” y que descubren una espiritualidad que deja de lado esos conceptos de segunda mano, abandonando esas posiciones fijas y teorías y creencias para regurgitar, una espiritualidad que involucra una visión sin temor, de primera mano, más allá de las suposiciones, con un cuestionamiento riguroso en cuanto a todo aquello que nos es entrañable y un retorno constante y eterno al hogar que nunca dejamos, el Hogar del Ahora que siempre es y siempre ha sido. Indudablemente revolucionaria. Se trata de una espiritualidad en tiempo real, a la altura de los tiempos que estamos viviendo. Y los tiempos siempre están cambiando. Sin embargo, en medio de los cambios más tumultuosos, estamos siempre llamados a eso que nunca cambia y que no puede ser cambiado…
Esta es una espiritualidad que no se separa de nada que no sea “espiritual”. No tiene enemigos, no contempla a “otros”. ¿Podríamos seguirle llamando entonces “espiritualidad” cuando todas las fronteras se han desvanecido?
Llamémosle Vida y permitámonos Vivirla.
¿Quién vive? Este es el emocionante viaje sin caminos, la eterna pregunta sin respuesta, fundamentada en el siempre presente descubrimiento de un nuevo y fresco momento más allá del tiempo.
Bienvenidos de nuevo a esta aventura, mis queridos amigos,
Jeff Foster

No hay comentarios:

Publicar un comentario