lunes, 5 de mayo de 2014

NO HAY NINGUN YO DIJO EL YO

“No hay ningún Yo”, dijo el Yo
Parece que hay demasiada confusión dentro de la comunidad no-dual/Advaita acerca del significado de las palabras “no hay un yo”.
Vamos a tratar de arrojar algo de luz sobre esto.
¿Acaso una ola del océano diría “Yo no soy una ola”? Por supuesto que no – a menos que se tratara de una negación, o de que no se estuviera entendiendo con claridad. Podría, sin embargo decir, “En esencia, Yo no estoy separado del océano, pero soy único en cuanto a apariencia”.
Cuando nos referimos a algún ser, a un “yo”, a algo que aparentemente me distingue a “mí” de “ti”, ¿a qué nos queremos referir?
¿Qué descubrimos cuando echamos una mirada fresca hacia nuestra experiencia presente? Pensamientos, sensaciones, imágenes, sentimientos, percepciones, sonidos, historias, memorias… una nueva y espontanea danza. ¿Acaso estas apariencias te definen, te limitan, te contienen? ¿Son permanentes o sólo van y vienen? ¿Estás tú consciente de estas apariencias cambiantes?
Esas olas – pensamientos, sensaciones, sentimientos, etc. – en esencia no están separadas de aquello que tú eres. En otras palabras, el juego del “yo” (si utilizamos esta palabra para apuntar a esas olas en constante cambio) es inseparable del océano entero. No hay un yo sólido, separado, individual – más bien vemos que hay una especie de juego del yo, un siendo-yo, un surgimiento y una disolución en el océano de la presencia que somos, un juego de lo que siempre-está-cambiando y de lo que nunca-cambia.
No diríamos “no hay un yo”, porque ¿quién diría eso? Y ¿no sería necesario que hubiera alguna apariencia de un “yo” antes de que pudiera haber alguna negación de ese mismo “yo”? El océano jamás diría “no hay olas” – eso sería una posición conceptual imposible de sostener. Éste jamás podría negar ningún movimiento de sí mismo, porque no podría dividirse de sí mismo con el objetivo de hablar de sí mismo. Hay olas, sí – que pueden negar las apariencias – pero las olas son, en sí mismas, un juego del océano.
Acércate lo suficiente a una ola y nunca encontrarás una línea que divida a la ola de la inmensidad del océano. Todo es océano, apareciendo en forma de olas individuales.
Entonces podríamos decir que PARECE haber un juego del yo. Pero al verlo con más cuidado, podemos descubrir que no hay un “yo” separado de la totalidad de la vida. Entonces, en ese sentido, no hay para nada, un yo separado. Este es un descubrimiento, no una creencia.
Decir “no hay en absoluto ningún yo” es ir demasiado lejos, y puede dar lugar a demasiada confusión, si es que no se entiende completamente. La frase “no hay un yo” se encuentra muy fácilmente al comienzo de varias hermosas y profundas REFLEXIONES , sin embargo podemos ver que de manera muy rápida llega a estancarse convirtiéndose en una nueva CREENCIA, en una nueva religión, en algo nuevo a qué aferrarse. Se convierte, irónicamente, en una nueva identidad. ¡Una ola creyendo que no es una ola!
Y entonces vas con la gente diciéndole “no hay un yo, pero todavía hay un tú.” Y tal vez hasta te hayas convertido en un gurú y le digas a la gente “¡Síganme y algún día su “yo” también desaparecerá, como lo ha hecho el mío!” Y entonces la diversión y los juegos comienzan…
El problema se resuelve al mirar con frescura y curiosidad nuestra experiencia presente…
Jeff Foster

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