jueves, 16 de octubre de 2014

Camino a la Liberacion I Parte

Al unificarnos y expandir nuestra percepción de la realidad y de lo que somos, podemos ver los acontecimientos pasados desde el ahora y comprender como es que esos hechos que en su momento fueron dolorosos, nos llevaron a una búsqueda más profunda de la verdad interior y por consiguiente al encuentro con nuestra totalidad.



De esa forma el perdón se facilita, podemos realmente perdonar, al analizar y sentir lo que somos hoy.



Primero debemos comprender que el tiempo en su forma lineal como se experimenta en el planeta tierra, es único y exclusivo de este lugar. En los planos dimensionales superiores, el tiempo carece de importancia, no existe.



Se vive de una forma permanente, los acontecimientos se experimentan en el ahora y no llevan una secuencia de meses, días o años. Se puede decir que para el Ser, el ayer sucede en este momento y el mañana también. Así es como crea y manifiesta la realidad Dios, percibiéndola como en una esfera.



MEDITACIÓN DE LIBERACIÓN



Comprender la forma en que funciona el tiempo cuando nos hacemos conscientes de las realidades multidimensionales puede llevarnos a sanar múltiples heridas y asuntos pendientes de forma inmediata.



No existe realmente un arriba o un abajo, un comienzo o un final. Pues la esfera puede rotar y lo que era arriba se convierte en abajo y viceversa, No lleva una secuencia de los acontecimientos pues para El son simultáneos, por lo tanto puede aprender algo nuevo de algún hecho que para nosotros pudo haber quedado en el pasado, pues para El no está en un pasado lejano, están en su ahora, en algún punto de la esfera.



De esa forma el (nosotros) aprende, se alimenta y crece. Ahora, imaginemos el estado de conciencia en que vive el Ser, está situado dentro de la esfera que representa su presente eterno y su totalidad, en un estado contemplativo, de absoluta paz y alegría. Experimentando cada cosa desde el más profundo amor.



Amando todas y cada una de sus partes individualizadas (es posible que alguna de sus partes sea inclusive un pequeño gusano u hormiguita) e irradiándoles dones, amor y sustento permanentemente. Ese ser, somos nosotros. Esa es la conciencia a la que estamos llegando.



Como podemos, realmente, llegar a un estado de conciencia en el que, aun el evento más doloroso de la presente existencia pueda ser totalmente sanado y perdonado. Amándonos a nosotros mismos, más allá de toda medida. Tal como lo hace Dios incondicionalmente.



Perdonándonos y dejando de culparnos por haber vivido aquellas experiencias dolorosas. Porque, muchas veces, llegamos a culparnos por haber experimentado dolor, por haber creado esa realidad para nosotros mismos. En otros casos, culpamos a los demás, a los que nos llevaron a vivir el dolor. O culpamos a la vida misma, llegando a despreciarla.



Entonces veámoslo como un aprendizaje, sin culpa, solo existen aprendizajes, caminos y decisiones.



En realizad nuestro ser interno busca llegar a Dios, con el amor mismo, que es lo que Dios ES. Únicamente amor. Amándonos a nosotros mismos llegamos a comprender la vida, la creación y todo cuando existe, aun aquellos eventos dolorosos.



De esa forma el dolor se desprende del alma, dejando únicamente un ser libre y más sabio... Ahora, imaginemos que nos elevamos, más allá del dolor, que nos alejamos por un momento (eterno) de la percepción que tenemos de nuestra vida y llegamos a ese lugar en donde se encuentra Dios. El, nos recibe con el más infinito amor y con una sonrisa.



Ahí, arropados en ese amor, observamos nuestra existencia y nos damos cuenta que hemos comenzado a percibirla sin tiempo.



Estamos dentro de la esfera, rodeados por Dios, observando tantas cosas que hemos vivido.



Observando, solo observando, en completa paz y amor. No sentimos nada más que el amor más grande e infinito que hayamos experimentado nunca, es el amor que proviene de Dios, que vive en nosotros, es tan inmenso, que no existen palabras para describirlo. Y ahí estamos, observando y sintiendo; al hacer esto, súbitamente, nos damos cuenta que el dolor no tiene razón de existir en nuestro ser.



Pues le resta espacio en nuestra existencia a este amor tan inmenso que estamos sintiendo.



No queremos más eso. No queremos dejar de sentir tanto amor, tanta protección De esa forma, decidimos que, ya basta.



Que es tiempo de liberarnos, de dar el paso más grande hacia la libertad de nuestro corazón. Dios lo sabe, Él lo sabe todo, sabía también en qué momento lo decidiríamos y con una sonrisa nos dicen bienvenidos a casa.



Este el comienzo de un camino nuevo para nosotros.



Y ahí, dentro de esa esfera de infinito amor, nos colocamos frente al momento que nos causó dolor... pero....ahora lo vemos diferente....ya no duele Solo sentimos una inmensa compasión y amor hacia nosotros mismos Ahí, en ese momento abrazamos a esa parte de nosotros, a ese pequeño ser que está sufriendo (pues no sabe que está viviendo un aprendizaje que el mismo eligió) que se siente solo y desprotegido.



Lo abrazamos, lo arropamos con este amor infinito que ahora esta fluyendo dentro de nosotros y....lo perdonamos, perdonamos a los demás seres implicados, perdonamos a la vida. Mágicamente, sentimos una liberación instantánea Pues este hecho, ha disparado una serie de eventos multidimensionales .



Hemos sanado en muchos niveles de nuestra existencia. Somos y seremos por fin libres.



En ese momento, regresamos a nuestra vida, totalmente libres, renovados y listos para experimentar esta y todas las otras vidas desde el más puro amor y gratitud, pues sabemos que aquel ser tan sabio, tan inmensamente amoroso y eterno, somos nosotros que podemos percibirlo dentro de nuestro corazón y que todo cuanto hemos vivido nos ha llevado a ser, en el ahora, más sabios y más cerca de Dios y que ese es el plan divino y maravillosamente inmenso que nosotros mismos diseñamos.



Que hermosa es la existencia.



Si pudiéramos volvernos niños nuevamente, si naciéramos de nuevo y pudiéramos utilizar el poder que sentíamos cuando éramos niños, que nos lanzábamos sin miedos, que creíamos, que teníamos una fe incondicional en nuestros juegos, en lo que nos contaban nuestros padres o nuestros amigos.



Ese mismo poder (la Fe) lo tenemos aun ahora de adultos, la cuestión es que lo hemos dejado abandonado en nuestro subconsciente; incapaces de reconocer la grandeza Divina que se encuentra en la inocencia. Es tiempo de retomar ese poder, esa creatividad y utilizarla para sanarnos a nosotros mismos y al planeta.



Cuando digo sanarnos a nosotros mismos, me refiero a sanar nuestro espíritu, ya que son las dolencias del espíritu las que nos impiden ver claramente la esencia divina que habita en nosotros y convertirnos en el ahora en aquello que realmente somos. Es el espíritu el que se ve lastimado a lo largo de la vida y no la esencia, pues ella siempre permanece intacta a la espera del reencuentro con Dios.



El poder de la intención y de la auto confianza en el propio poder, es lo que nos va a ayudar a trascender aquellas limitaciones ilusorias; para así, utilizar la propia imaginación y diseñar el método único, que nos libere a nosotros mismos, aquello que nuestra alma realmente necesita y que nos sanará, brindándonos el consuelo que nuestro ser necesita. Sucede que, solemos darle poder a todo y a todos, menos a nosotros mismos.



Pasamos mucho tiempo esperando a que algo o alguien venga y nos dé la solución, nos muestre el camino o el método más actual, único y efectivo que nos conducirá a una experiencia única de despertar y autoconocimiento y sin embargo, es hasta el momento en que realmente aceptamos que somos imagen y semejanza de Dios.



Estamos realizando una experiencia humana y que todo el poder del universo se encuentra en nuestro corazón, fluyendo a través de nuestro cuerpo y manifestándose a través de la palma de nuestras manos, que realmente comenzamos a ver la vida y todo aquello cuanto nos rodea de una forma diferente y dejamos de necesitar más métodos pues nosotros nos convertimos en el método y el camino.



No hay más poder ahí afuera del que se encuentra latiendo permanentemente en Nuestro Corazón.



Nadie tiene más poder para sanarnos que el que deseemos otorgarle nosotros mismos, nuestra fe. Todo lo que necesitas se encuentra dentro nuestro, toda la sabiduría, toda la energía, lo único que necesitamos es confiar en nosotros mismos y dar rienda suelta a tu creatividad Divina.



La creatividad nos es inherente a todos, como co-creadores que somos y depende de nosotros mismos el uso que le demos a ese poder y a esa creatividad. Así que, hagamos uso de esos recursos que tenemos.



Todos podemos hacerlo, aun aquellas personas que no tienen despierta su conciencia espiritual, tienen el mismo poder latente, solo es cuestión de confiar en que somos divinos y creativos, Seres portadores de la gracia y la alegría de Dios, permanentemente en nuestro ADN, en nuestra energía y en nuestro corazón.



Pongamos un poco de nuestra creatividad y démosle tu toque personal a cada cosa y a cada técnica que empleemos, utilicemos nuestra propia energía en nuestra sanación y liberación. Hagamos lo que queremos hacer en cada momento, fluyamos con los deseos de nuestro corazón y de nuestra creatividad y veremos lo bien que nos hace sentir.



Hagámosle lugar a Dios en forma consciente en nuestros corazones el poder de sanarnos y de sanar a nuestro prójimo. Otorguémosle el poder a Dios de ser nuestro maestro y nuestro guía, Él nos habla directamente en nuestro corazón y permitámosle que Él nos muestre el camino.



El poder está en nosotros y en cada cosa que nos rodea. Podemos darle el poder a un cuarzo, a una roca o inclusive a una flor y tener eso efectos maravillosos en nosotros, pero no son los objetos, no son las técnicas, si no nuestra propia divinidad la que nos sana y nos libera y es mediante el uso de la creatividad que hacemos de ese proceso algo maravilloso.



Si pudiéramos volvernos niños nuevamente, si naciéramos de nuevo y pudiéramos utilizar el poder que sentíamos cuando éramos niños, que nos lanzábamos sin miedos, que creíamos, que teníamos una fe incondicional en nuestros juegos, en lo que nos contaban nuestros padres o nuestros amigos.

Camino a la Liberacion II Parte

LIBERACIÓN A TRAVES DE LA INTENCIÓN:
Ese mismo poder (la Fe) lo tenemos aun ahora de adultos, la cuestión es que lo hemos dejado abandonado en nuestro subconsciente; incapaces de reconocer la grandeza Divina que se encuentra en la inocencia.
Es tiempo de retomar ese poder, esa creatividad y utilizarla para sanarnos a nosotros mismos y al planeta. Cuando digo sanarnos a nosotros mismos, me refiero a sanar nuestro espíritu, ya que son las dolencias del espíritu las que nos impiden ver claramente la esencia divina que habita en nosotros y convertirnos en el ahora en aquello que realmente somos.
Es el espíritu el que se ve lastimado a lo largo de la vida y no la esencia, pues ella siempre permanece intacta a la espera del reencuentro con Dios.
El poder de la intención y de la auto confianza en el propio poder, es lo que nos va a ayudar a trascender aquellas limitaciones ilusorias; para así, utilizar la propia imaginación y diseñar el método único, que nos libere a nosotros mismos, aquello que nuestra alma realmente necesita y que nos sanará, brindándonos el consuelo que nuestro ser necesita.
Sucede que, solemos darle poder a todo y a todos, menos a nosotros mismos. Pasamos mucho tiempo esperando a que algo o alguien venga y nos dé la solución, nos muestre el camino o el método más actual, único y efectivo que nos conducirá a una experiencia única de despertar y autoconocimiento; y sin embargo, es hasta el momento en que realmente aceptamos que somos imagen y semejanza de Dios experimentando una experiencia humana y que todo el poder del universo se encuentra en nuestro corazón, fluyendo a través de nuestro cuerpo y manifestándose a través de la palma de nuestras manos, que realmente comenzamos a ver la vida y todo aquello cuanto nos rodea de una forma diferente y dejamos de necesitar más métodos pues nosotros nos convertimos en el método y el camino.
No hay más poder ahí afuera del que se encuentra latiendo permanentemente en Nuestro Corazón. Nadie tiene más poder para sanarnos que el que deseemos otorgarle nosotros mismos, nuestra fe. Todo lo que necesitas se encuentra dentro nuestro, toda la sabiduría, toda la energía, lo único que necesitamos es confiar en nosotros mismos y dar rienda suelta a tu creatividad Divina.
La creatividad nos es inherente a todos, como co-creadores que somos y depende de nosotros mismos el uso que le demos a ese poder y a esa creatividad. Así que, hagamos uso de esos recursos que tenemos.
Todos podemos hacerlo, aun aquellas personas que no tienen despierta su conciencia espiritual, tienen el mismo poder latente, solo es cuestión de confiar en que somos divinos y creativos, Seres portadores de la gracia y la alegría de Dios, permanentemente en nuestro ADN, en nuestra energía y en nuestro corazón.
Pongamos un poco de nuestra creatividad y démosle tu toque personal a cada cosa y a cada técnica que empleemos, utilicemos nuestra propia energía en nuestra sanación y liberación. Hagamos lo que queremos hacer en cada momento, fluyamos con los deseos de nuestro corazón y de nuestra creatividad y veremos lo bien que nos hace sentir.
Hagámosle lugar a Dios en forma consciente en nuestros corazones el poder de sanarnos y de sanar a nuestro prójimo. Otorguémosle el poder a Dios de ser nuestro maestro y nuestro guía, Él nos habla directamente en nuestro corazón y permitámosle que Él nos muestre el camino.
El poder está en nosotros y en cada cosa que nos rodea. Podemos darle el poder a un cuarzo, a una roca o inclusive a una flor y tener eso efectos maravillosos en nosotros, pero no son los objetos, no son las técnicas, si no nuestra propia divinidad la que nos sana y nos libera y es mediante el uso de la creatividad que hacemos de ese proceso algo maravilloso.
Para comenzar vamos a empezar con una relajación por medio de la respiración inspirando y exalando por la naríz siete veces, hasta que toda ansiedad se disipe.
Comienza poco a poco regulando tu respiración, suave y pausadamente, escucha tu corazón, siente tu cuerpo, tu energía, permite que tu energía fluya a través de tu cuerpo suavemente.
Visualízate a ti mismo en un lugar donde te sientas feliz, cómoda/o, puede ser lo que tú quieras, un un bosque, un lago, en fin, tu pones las reglas y tu imaginación la materia prima .
Diviértete creando ese lugarcito mágico. Enfócate en sentir la paz, olvídate de todo lo que te preocupa y solo céntrate en ver y sentir tu lugar mágico y la paz de tu corazón, una vez que hayas alcanzado un estado de paz, de alegría, pide a Dios, como cada uno lo conciba, que te inunde con su sabiduría, con su amor y que te acompañe en este proceso, dile que estas dispuesta/o a liberarte y liberar a las personas a las que has aprisionado con tu rencor, pídele que guíe tu proceso.
Ahora, viene la parte tanto difícil como divertida… Llama con tu mente y corazón a las personas hacia quienes guardas rencor una a una, invoca su esencia, su ser.
Trabaja de una en una y como te sientas mejor, si te incomoda en algo el proceso déjalo y vuelve a intentarlo después pues no queremos que las emociones se arremolinen demasiado.
Puede ser que hayas tenido muchas vivencias que te han marcado con rencor y que sean muy diferentes unas de otras, así como las personas involucradas en ellas, así que es mejor trabajar de una en una, poco a poco.
Ya que sientes la presencia de la persona, que puedes verla en tu visualización, dile mentalmente que estas dispuesto a liberarla, a liberarse ambos tanto tu como ella de esa energía aprisionarte que las une. (En estos casos, entre ambas personas se forman una conexión fuerte basada en el odio, en el rencor, esa conexión se siente como un enorme peso en la espalda y en la mente el recuerdo constante de la persona.
Es una energía muy densa, afecta a ambos, pero afecta mucho mas a uno mismo, es uno quien siente esa carga y no la persona hacia quien dirigimos nuestro rencor.) Dile mentalmente que este dispuesto a liberarla en amor, a perdonar… Respira…permite que tu energía fluya…
Visualiza ahora que entre tú y la persona hay lazos que los unen, en realidad, esos lazos si existen y los mas sensitivos serán capaces de verlos y percibirlos e incluso de saber cuántos y como son. Sin embargo, si no puedes percibirlos basta con que visualices que hay un lazo, lo que importa aquí es la intención.
Ahora, con la fuerte intención de liberarte haz el movimiento para soltarlo.
SUELTALO……..Arráncalo de tu ser y cúbrelo con luz para que se disuelva.
Vas a dejar ir a una persona que hasta ahora ocupaba un lugar importante en tu campo energético, una persona que su simple recuerdo ocupaba gran parte de tu energía y quizá, al principio te sea difícil soltarle, te sea difícil el siquiera imaginar que te liberas de ese rencor, pero tienes que hacerlo, porque, de otra forma solo te dañas a ti misma/o.

SOLTAR A LA PERSONA CON AMOR
Bendice esa oportunidad y suéltale, déjale ir ....... Y así, poco a poco date la oportunidad de trabajar con cada persona e inclusive con cada suceso. Recuerda, nosotros somos siempre responsables por lo que nos sucede así que, de ahora en adelante una vez que te liberes del rencor, acepta tu poder. Siente que realmente eres el gobernante de tu vida y tu Espíritu.

REGRESO AL HOGAR
Regresa a tu Hogar, la puerta siempre ha estado abierta para ti Atrévete a liberarte de aquellos patrones de sacrificio, victimismo, dolor y entra a tu hogar . Atrévete a crear una vida de milagros, magia y alegría sin ser víctima de nadie, como un total y absoluto soberano de tu Ser y tu realidad, porque ASI ES. Somos bendecidos en Amor y Alegría.Si sientes que no puedes soltarle en amor, que el rencor sigue ahí y no puedes soltarlo, intenta recordar algún momento bello que hayan compartido antes de que el daño ocurriera, debe haber por lo menos un pequeño momento, aférrate a eso y desde ahí, suelta a la persona en amor..Date cuenta de que esa persona también es Dios, date cuenta que aun cuando te hayas sentido su víctima en realidad esa persona te brindo una oportunidad de aprender y de crecer.

VISUALIZACIÓN Imaginemos que nuestro ser superior está situado dentro de una esfera, en el centro de ella y que desde ahí percibe simultáneamente todo lo que somos y todas las realidades en las que existimos.



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