viernes, 15 de noviembre de 2013

LA LUZ DE LA CONCIENCIA

LA LUZ DE LA CONCIENCIA.
Del silencio surge la más bella flor, aparece en el momento presente, en la presencia que contiene la luz de un instante perfecto, intocado por el tiempo, inmaculado de inocencia.Todo instante llama a tu corazón a la presencia de ti, presencia del ser completo que se expresa como silencio puro y excelso,no sometido a lo limitado del espacio. La presencia del ser en el silencio dibuja con sus amaneceres de luz la claridad del alma, el susurro amoroso de esta siempre sentida totalidad que somos. Esta conciencia que ahora emerge al mundo, creadora del mundo, de todo lo visible y lo invisible, receptiva a esa energía sagrada que nos baña de vida, de paz y unidad inabarcable, es lo que somos, lo que el corazón reconoce como verdadero, siempre verificable al observarlo en íntima y serena comunicación con uno mismo:testigo silencioso de la conciencia. Una verdad, la del ser, que no se puede atesorar, que no es propiedad de nadie, pero que flota en el aire bañándolo todo como el corazón íntimo de todas las certezas del alma. Esa verdad, libre, inconquistable, dadora de ilimitadas bendiciones,florece en el ser, en la vida… En este ahora silencioso de conciencia está siempre presente, revelado, el manantial infinito de luz y amor que somos.
El amor es la gran verdad del alma, aquello que sabemos sin necesidad de interrogar a la mente, pues cuando el amor se manifiesta somos nosotros mismos los que mostramos nuestra esencia real, aquella espontánea y genuina que nos comprende.Para amar no hay que hacer ningún esfuerzo, es una fuerza que brota del interior, como el aliento cuando exhalamos. El aire nos llega de forma natural, porque la vida es el corazón de nuestros actos y como tal, es el centro y vitalidad de lo que somos. Aquello que somos no puede buscarse fuera, no puede ser algo que hayamos perdido, pues: ¿qué seríamos entonces si la razón del ser no se halla en este momento en nosotros?Cuando aprendemos a ser nada más que lo que somos, la libertad es plena. Sobra todo esfuerzo, todo intento por forjar una identidad superficial y adquirida. Este aprender, por tanto,es -en verdad- un desaprender: ser uno mismo, tal cual, sin artificios. Siendo solamente, comprendemos en el corazón -sin necesidad de palabras y argumentos- que ahí reside la verdad,que la totalidad ha sido siempre esa verdad presente. El amores la fuerza inmediata que nos presenta tal verdad. Amando, a uno mismo, a los demás (al ser sin distinciones), recobramos consciencia de nuestra verdadera sustancia integradora, aquella que está unida eternamente a lo que ella Es; la verdad, la luz del corazón: la vida consciente, el amor...
 

AMOR ES LO QUE ERES. Si confías en el amor, te entregas y lo sientes con todo el corazón, si eres uno con él, no hay ningún obstáculo ni temor que se interponga, porque el rostro y el aura del amor es la paz,la confianza, la certeza de que sigues el camino verdadero: el camino que te conduce de regreso a tu esencia pura y genuina.Pues Amor es lo que eres.LA ETERNA EVIDENCIA DE SER.Toda auténtica enseñanza espiritual nos dirá: "sé tú mismo".Este es el método directo. Quizás uno se pregunte, ¿cómo he de ser yo mismo?, ¿qué he de hacer para ser yo mismo?; y vemos que la pregunta es por sí misma tautológica: no se puede hacer algo en concreto para ser lo que somos. Es por ello que ser uno mismo es la forma directa de experimentar nuestra verdadera esencia. La esencia de lo espontáneo y natural, de lo inocente y eternamente evidente: aquí está la respuesta tan buscada, en lo que eres, en ti. Deja atrás todo esfuerzo y también incluso abandona todo esfuerzo por liberarte del esfuerzo. Así de sencillo es, no hay que hacer nada. Sé tu mismo, regresa al punto de partida que es también el de llegada, el punto cero que es sin tiempo y sin espacio y por ello absoluto en su real presencia: aquí, ahora y siempre. El punto que nace del vacío y que todo lo comprende.El punto del que los mundos son creados y regresan a su silencio sin nacimiento en el sueño profundo. El punto que todo lo comprende y que se manifiesta natural, auto evidente, en tu sensación de ser. Esta es la eterna evidencia que vive en nosotros: Ser. 15
 

AQUELLO QUE SIEMPRE ERES. Hay algo que siempre está presente, es la consciencia. El hecho de saber que eres, de ser consciente. En ese momento aparece el pensamiento yo, el lenguaje, la mente y todo el mundo de las ideas y las dualidades; el conflicto, el temor, el dolor, el placer,etc. Todo esto forma parte del juego del yo, del juego de lamente. No importa lo más mínimo que ocurra esto. No hay que esforzarse por cortar con ello, por evitar que las cosas sucedan,por reprender a la mente, etc. Todo lo que hagamos seguirá entrando en ese juego. Lo único real es que eres, que sabes que eres. Viendo eso comprendemos la realidad primera, intocada y prístina, la realidad fundamental. Sabemos que todo lo que surja después,que todo lo que creamos que somos, que cualquier formulación ya es de la mente. Sin embargo la conciencia no desaparece, esel fondo bajo el que todo sucede, el gran silencio sobre el que nacen todos los sonidos. El gran océano que ve nacer y morir las olas infinitas. El mar está en calma o agitado, pero siempre es el mar. Los sonidos cambian, la melodía siempre es otra,pero el silencio es siempre el punto de partida, el mantenedor de todo, lo único real y constante. Tú eres eso. Tú eres la conciencia que siempre es. La luz de la conciencia. Lo demás no importa, no te preocupes por ello, si sabes que eres.Sé testigo del milagro de ser. No te esfuerces por ser esto o aquello. Sé lo que eres, nada más. Sé el todo, no te conformes con la parte. Si lo miras bien, afortunadamente, no tienes opción alguna, siempre eres lo que eres. Darse cuenta de esto es lo más evidente que puede ocurrir, es como mirarte en un espejo y ver tu rostro directamente o señalar un árbol y ver el árbol. Mira en tu interior y encuentra aquello que siempre está contigo: la consciencia. Eso que está en ti por encima de todo fenómeno cambiante, eso que está en todo, que todo lo penetra e interpenetra. A esa consciencia total también se le llama felicidad real y completa. 
 

AMOR UNIVERSAL. Vivir integrado en la unidad significa no hallar diferencia alguna entre lo tuyo o lo mío, verlo todo en el mismo plano,fundidos con todo lo que suceda, formando parte de la cosa en sí, sea cual sea el foco observado. Hay observación real en el instante único que vive unificado en la conciencia eterna. La experiencia de lo místico, de esta unión con el Todo, puede ser sentida, acaso simbolizada. Puede no hablarse de ella, incluso conociéndola, porque por mucho que digamos de ella siempre será poco. En este aspecto, la frase de Wittgenstein que nos invita a callar ante lo que no se puede hablar es muy sabia. Pero al menos, se puede corroborar, como tantos místicos han hecho,su existencia, a través de su mirada de paz y amor, de sus silencios, de su suave hablar vacío de ego y profundamente generoso. La ofrenda de amor hacia el otro supone entregar una verdad mística, llena de belleza, de realidad con sentido. Ser todo amor, renacer siempre en esa conciencia. Darlo todo por el sólo hecho de dar, sin condición de reciprocidad alguna. Llenarnos el corazón al entregarlo. Esa es la verdadera palabra del sabio. No decir la verdad con teorías, sino vivificarla, siendo su acción, su movimiento de virtud el baño purificador. Siendo su ser mismo la verdad rebosando.Amanece el camino de quien se encuentra a un ser así, o comprende esa verdad en sí mismo. Porque esa verdad está presente en todos, universal como la vida, única y total como toda esencia, gen de todo lo creado. No se puede olvidar lo que el corazón memoriza como pulso de sentido, como ritmo de existencia motivada. La verdad del amor nos ama más que a nada en el mundo, porque siempre corresponde, responde con creces, infinita, auténtica. Sólo hay que sentir la llamada del amor para comprender que somos eso, que formamos parte deello; y, por tanto, siempre podemos experimentarlo, regalarlo,recogerlo.
Una emoción asentada en el amor sereno habrá de desprenderse en el sentimiento de quien busca a Dios y recibe letras integradoras del ser y su mundo, tal que unicidad deslumbrante que enseña la grandeza del alma y nos ayuda a descubrirla en nosotros. El tiempo y la eternidad dejan de ser dos caras de una misma moneda que a la fuerza hemos de elegir y ambas se concilian en la visión total del tiempo eterno,en el acontecer sin rastro de continuidad, en ese eterno ahora que amplía el corazón desbordándolo de paz infinita. Ahí reside la semilla de la meditación con sentido, no el simple ejercicio de dejar la mente en blanco porque sí. Entregada,integrada en todo y consciente de sí, la mente se abre al amor puro que respira el reconocimiento intuitivo de la esencia que la sustenta. La mirada del amor registra el prodigio del ser que le asiste y le permite experimentar la realidad de su bienaventuranza.
Porque, cuando los ojos del amor vislumbran el mundo, descifran el paraíso que la luz de la conciencia en los lienzos del alma. En ese amor uno recibe la luz entregándola, o solamente asistiendo al espectáculo de verla y tocarla, ya no dividido ni limitado por los deseos, sino inserto en todo lo existente, como partículas desplegadas en la totalidad, compartiendo una esencia sola. Así es el amor, un continuo dar, que siempre llena.AMOR Y LIBERTAD. Amar es ser libre, es la entrega del corazón a la dicha perfecta de la comunión con lo amado. La libertad de ser es tu esencia,aquello que fue siempre contigo, libertad que se sustenta al soltar todo aquello que la oprime, encaminándose a la pureza de su armonía primigenia. Este soltar no es un trabajo, ni un proyecto que dependa del tiempo, porque la libertad es la primera condición de tu estado incondicional y eterno. Liberación significa despojarse de lo estéril, de aquello que sólo añade complejidad, pero lo fundamental es darse cuenta que de lo único que uno se libera es de la ilusión de no ser libre.Por lo que -si lo miramos bien- no hay nada de qué liberarse al ser uno lo que es ahora, lo real que acontece (no hay nada que lleve menos esfuerzo que ser uno mismo en lo que es). Ahí estás tú, el Ser que es conciencia sin tiempo, para gozar de su verdadera naturaleza, siempre viva y presente. Cuando sabes que nada puede tocar lo real -el amor del ser, la libertad y el gozo de la consciencia siendo sin segundo-eres capaz de presenciar la película que pasa por tus ojos sin pensarte el personaje individual y separado de la misma, y abrazando en el amor la visión misma: pantalla, personajes,realidad, ficción, sombras y sueño, en una misma dimensión de unidad que tu Ser contiene, en perpetua felicidad no nacida abrazando lo naciente. Ama completamente este sueño, pues sólo alimentado de amor es dulce el despertar Solo hay que dejar de buscar fuera la imagen que nos refleje y comprender con el amor que todo lo que hay fuera es luz y espejo nuestro, mirada y vislumbre abierto de nuestra alma latiendo de vida, serena al reconocer en todo su aroma y hogar, constantemente fresca y renovada por su autenticidad: conciencia de amor dándose a sí misma y expandiendo su aroma en todas direcciones, de forma natural, al ser, solo ser, lo que siempre es, la luz del ahora que todo lo ilumina con la verdad del ser.
AQUÍ Y AHORA En cada momento la conciencia está aquí, contigo,desplegando el mundo. El ser siempre está aquí aunque los fenómenos –los sueños de la mente- en apariencia lleguen y se vayan. Tú no vas. Tu existencia es presencia no condicionada,más allá de las formas. Los condicionamientos mentales obstaculizan que el ser fluya de un modo absolutamente consciente; distraen la atención mediante un cúmulo de ideas que han ido calando en la mente y conformando unos hábitos y actitudes dependientes de tales ideas y creencias.

Observar lo que sucede ahora, tu respiración, el mundo, la simpleza de las cosas, sin llenarlas con juicios y prejuicios personales, nos ubica inmediatamente en el sendero de la conciencia, del solo estar -aquí y ahora- sin otro objetivo que respirar la vida en cada momento presente. Cuando nos vaciamos por completo, cuando nos soltamos de los prejuicios y miedos que nos estancan, fluimos libremente con lo que es, con lo que sucede, con la vida llamando a nuestra puerta para mostrarse a sí misma tal como es, inocente y pura, a nosotros, trasparentes y nacidos a su prístino esplendor,abiertos a cada instante de vida, de clara conciencia brillando en su presencia directa. Cada momento de presencia es el único en que realmente somos. No hay iluminación que obtener. Tú ya eres la luz que ilumina.

YO SOY ESO.Eso es la esencia de todo, es lo que no se puede nombrar y está en cualquier parte. Lo señalamos al señalar cualquier cosa,porque está ahí, todo lo interpenetra, está a la vista dondequiera mirarse, de forma directa. Eso es el ser y el ser es eso que todos somos, en todo espacio ilimitado de percepciones,vivencias, emociones, pensamientos y no pensamientos. Dentro y fuera, más allá de cualquier división. Todo eso lo señala la propia vida en su total manifestación, por ello decimos que la iluminación sucede, que se traduce en una forma actualizada,liberada, de presenciar las cosas. Con la mente señalando a eso que es su ser.
EL BUDA QUE SOMOS.Buda alcanzó la iluminación al comprender las causas del sufrimiento, de este modo se liberó de la ignorancia y de las ataduras del deseo. En el sentido más profundo, comprendió que no había nada que alcanzar. La comprensión le trajo el despertar, lo sacó de la ignorancia y le llevó más allá del apego a la existencia y el consecuente deseo de devenir. Partió firme hacia el conocimiento, liberándose de todo el enjambre -logrando la cesación completa- del deseo y de sus causas. Esto lo realizó meditando, yendo hacia dentro. Es decir, no evadiéndose de sí mismo, sino viendo a través suyo lo que el ser es. Nos trasmitió que esto se podía lograr, que todos podemos acceder a esa dicha del auto conocimiento, a esa liberación que consiste en saber vivir sin ser presa de las emociones, pasiones, deseos y motivos egoístas. Fue su propia luz desde entonces, el devenir dejó de ser causa de aflicción involuntaria y se trasladó al gran dominio dela comprensión de la verdad en todo momento, en todo movimiento, en toda acción y palabra, consciente, compasiva y profundamente atenta. Esta es parte de la valiosa sabiduría que Buda nos trasmitió, que él supo al encontrarla en su interior,fue la verdad que llevaba consigo el buda que también todos tenemos dentro como fermento, semilla, parte evolutiva, de la conciencia que somos.
ESTE MOMENTO ERES TU. Tú eres libre, absolutamente, en este instante. La verdad es siempre ahora. Este ahora es todo lo que hay. Este momento presente lo incluye todo. Incluso la mente y la dualidad surgen de él y se disipan en él. Ningún concepto puede atrapar Eso, pero está aquí todo el tiempo y más allá de él. Todas las cosas están envueltas por este misterio radiante que es la vida. Nada suma ni resta a lo que es perfecto por siempre. A lo que es todo siendo nada... a lo que siendo nada loes Todo. Nada puede decirse al caer en el misterio del ahora.
Entonces –en la quietud imparcialy atentamente presenciada- aparece la conciencia de totalidad,de unidad, de felicidad y de amor. Pues no hay felicidad que no tenga su seno en el amor y no hay amor que no se experimente como pura felicidad, como pura unidad eterna.AMOR SIN BARRERAS. Cuando la vida se hace una, cuando no necesitamos de lamente para construir al yo, aparece la experiencia del “yo real”:aquel que no necesita de nada para existir, sino que es existencia auténtica en todo momento. La más grande sencillez de la experiencia muestra la esencia de lo que somos, pues en ella se realiza, sin medio o apoyo secundario alguno. Llegar ahí,de forma directa, es también el paso más sencillo que podemos dar, y quizá el más valiente (ya que supone abandonar el ego,con todos sus deseos de devenir) teniendo lugar la conciencia de presencia, aquella que se integra con la realidad universal en donde todos los fenómenos están surgiendo al ritmo de la vastedad del misterio interior, el gran descubrimiento silente: la esencia nuestra; el origen que da luz a todo y al que nos unimos como amante y amado fundidos en el Amor mismo. La vivencia del amor es lo que verdaderamente nos hace plenos, pues consiste en vivir aquello que somos.
Meditar es encender la luz de la conciencia, arribar a la claridad del ser y a la verdad de aquello que somos. Accedemos al principio de todo, al origen y a la esencia de la vida. Cada instante de meditación es el comienzo del comenzar, la contemplación del aire en el alma, del aire en el ahora, del amor. Meditar significa un fundirse en el espacio de la totalidad, en la gracia de lo amplio, en la gracia de lo eterno. Lo que acontece no puede narrarse ni describirse por medio del lenguaje; acontece un océano sin tiempo, una dicha profunda bañada por el aroma de lo cierto. Tiene lugar el encuentro, el regreso al hogar verdadero. Tiene lugar la entrega al Ser, el ofrecimiento de la parte a su todo inconmensurable, donde el alma -en su realidad de unión inseparable- es el origen sin fin de la bienaventuranza, la compasión y la felicidad que deviene de Ser Uno con la luz de la conciencia y el amor.
SER CONSCIENTE. Refleja este instante todo lo que ha de ser, la realidad más pura y única. Todo lo que eres está aquí frente a ti, obsérvalo con libertad espontánea, sin aferrarte a nada, sin lucha, entregado a lo que sucede. Eso es ser consciente, estar en ti, en lo que sucede ahora. La conciencia se expresa a cada momento y tú eres el testigo silencioso que vive en ella, libre de juicios, abierto a su acontecer. Cada instante en que eres consciente toda tu energía vital se vuelve creativa e inteligente, es una con la vida. La inteligencia espiritual consiste en vivir completamente la dicha de tu ser, aquí y ahora, en la libertad regalada que aflora contigo inocentemente. Deja pasar aquello que te saca del espacio infinito de la presencia atenta y verás cómo regresas a tu hogar, a lo que es, a este instante de libertad sin fin mecido por la desnuda conciencia del ser.
Los procesos mentales no representan lo que somos, son únicamente manifestaciones temporales, impermanentes. Toda identificación, toda realidad concebida como algo que delimito,supone una ficción para la identidad, pues la identidad se identifica en su “desidentificación”, es cuando gana su verdadero nombre, el nombre sin nombre, no coartado, no restringido, el nombre que todo lo nombra, la voz que a toda luz da voz, el sujeto que se mece mezclándose en la conciencia pura e ilimitada, siendo ella, tal identidad en apertura, en toda manifestación que se presenta. ¿Qué sujeto no desea realizar tal liberación? Serlo todo sin obligarse a ser algo en concreto, ser eterno sin cargar con el peso de la eternidad, ser uno y diverso y libre, libre solamente,para andar en el constante encuentro de su libertad. Pues si todo fuera ganado, si algo hubiera que ganar, tendría que haber un final cuando lo ganado es conquistado, pero todo trasciende esa línea, cuando la búsqueda es el camino y el camino es la meta misma. Cuando la realización está siempre aquí mismo, al permitirse ser uno en todo y con todo, el ahora entonces se unifica con la eternidad.
FLUIR.Dejarse llevar por la vida es un aspecto fundamental que está quedando muy relegado en nuestro modo de vida actual.Acostumbrados a pensar que somos los hacedores de todo, a sentirnos responsables de lo que hacemos, de los resultados,vivimos continuamente en una situación de profunda inestabilidad, a expensas de los efectos exteriores, los cuales motivan o desmotivan nuestro comportamiento ulterior. Vivir para el mañana equivale a abandonar lo que ahora somos, que es todo lo que en verdad podemos ser. La realización siempre es presente. Siempre está aquí, desplegada y visible.
Vivir dejándose llevar no supone dejar de hacer sino comprender que todo lo que sucede ocurre porque ha de ser así, es decir, porque la vida, en su fluir natural, nos va llevando a donde ha de ir. Mediante una actitud tranquila, de observadores de nosotros mismos, nos desidentificamos de aquello que afecta al ego, trascendiendo la ilusión de lo que no somos y entrando en un espacio de libertad interior, fluida y espontánea, donde no hace falta ser algo en concreto para ser,pues libres de elegir, de dividirnos, estamos abiertos a la gracia del presente, el cual nos da todo sin pedir nada a cambio. No llevamos ni arrastramos a la vida, somos llevamos por ella. Esta es la semilla de una libertad capaz de crecer por sí sola, puesto da semilla lleva inserta la conciencia de crecer, madurar, da rfrutos. La tranquilidad es el resultado de una mente liberada, que no es afectada por las circunstancias exteriores. Cuando la tranquilidad es la base firme, hagamos lo que hagamos, pase lo que pase, nada nos puede afectar, nada puede modificar ese estado íntimo de ánimo dichoso. En ningún modo hablamos de un estado superficial, prefabricado, sino de una desembocadura hacia lo que somos, hacia ese océano pleno y pacífico que es el encuentro con el Ser. Ahí ya todo es, somos, efectivamente el Todo, y esa conciencia, la nuestra propia, tal llegada al origen que siempre nos ha acompañado, supone un reencuentro fundamental con la raíz básica del árbol de la vida, aquel que crece y da frutos por sí solo, por el mero hecho de estar vivo,enraizado a su fuente. Esta es la dicha que nos es dada,tranquilidad genuina, felicidad suprema de la conciencia de ser.Esta es la dicha total del ser consciente. Del sentirse vivo y uno con la Vida plena.
.CONCIENCIA DE AMOR. Las puertas de la conciencia se abren en el ahora infinito. Amores el fruto, amor fue la semilla. Esa energía total, que nos completa y sentimos nos rodea abarcándolo todo, es experimentada en la conciencia como puro amor, experiencia más allá de la experiencia, visión y comprensión de eso que somos y que todo es. Amor en expansión unificado y universal.
A lo que trates de aferrarte no será real, no te lo podrás llevar contigo, forma parte de la ilusión, del sueño del deseo.Tu vida sólo es este momento, a él pertenece, en él se asienta.Pero este momento no es nada que podamos adquirir, no tiene una sustancia propia, su naturaleza es irse, siempre irse y nunca quedarse. A ello se denomina en el budismo: impermanencia. Aferrarse a algo que se va constantemente sin duda es lógico que provoque sufrimiento, pues tal aferramiento, como dijimos,es una ilusión, un deseo de pertenencia de algo que no existe,para alguien que tampoco existe: tu ego. Creer que eres alguien,un cuerpo y un nombre concreto también es erróneo, es el error básico. Este cuerpo no es de nadie. La mente dice que es suyo,que le pertenece, y el cuerpo sin embargo desde que nace se está yendo, a pesar de que la mente intente atraparlo a través del pensamiento. ¿Y de quién es la mente? Si no hay cuerpo, sino hay nombre, ¿a quién llama la mente constantemente? Y algo más importante, ¿dónde se encuentra la mente si el cuerpo que busca nunca es permanente? En ningún lugar, aparece y desaparece sin dejar rastro. Si intentas observarla, callado,atento, ves que no está. Cuando la mente calla, la vida total aflora. Cuando estás presente, la mente desaparece, la distracción, lo dual, queda fuera, pues tú te haces uno con lo que es, con lo que realmente está sucediendo. Al ver esto descubres lo impermanente, el río fluyendo constante, y con ello lo eterno se manifiesta: la conciencia. El ser que siempre es,a pesar de todo cambio y sin ningún esfuerzo. Por eso se dice que el ser es perfecto, porque está siempre aquí y ahora, porque es lo que verdaderamente siempre eres.
. La Unidad es inequívoca, inmediata. No es necesario seguir sumando cuando lo infinito es principio y fin de todo instante. No es necesario seguir hablando cuando descubrimos que la verdad solo se manifiesta silenciosamente, es decir, en una mente silenciosa, es decir, en una no-mente.¿QUIÉN SOY YO?“¿Quién soy yo?” Cada vez que hacemos esta pregunta conectamos con nosotros. Llegar a este conocimiento último, ala respuesta, no requiere de tiempo ni de espacio, no hace falta ir a ningún lugar en concreto ni tampoco pasar por un largo proceso de días, meses o incluso años de aprendizaje. La maravillosa esencia del Ser es que está todo el tiempo contigo,que te acompaña y vive en ti a cada instante, a cada paso quedas. Ese ser que buscamos, esa verdad que indagamos para liberarnos de nuestro dolor, preocupaciones y limitaciones, está dentro de nosotros, está más cerca de nosotros que nosotros mismos. Y es, por esta razón, algo exclusivamente vivencial. Cuando hacemos esa pregunta: “¿Quién soy yo?”, puede que la mente, siempre dispuesta a crear y resolver problemas, a recoger ideas, palabras, identidades… quiera responder, pero lamente aparece a ese mismo ser que ya lo es todo, como una ola aparece en el inmenso océano y no por ello esa ola es el océano.La entrada al ser es la apertura total a la conciencia, no requiere de puerta pues nunca ha estado cerrada. El silencio es la música del ser. Es aquello que expresa la libertad en la paz de su canto; un canto capaz de hacernos habitar el infinito. Preguntarse “¿quién soy yo?” es señalar la esencia nuestra, y esta esencia no deja ni por un segundo de susurrarnos la respuesta. Escucha, pues, con la luz del ser, ese silencio revelador donde desaparece el que pregunta, el que responde, y donde sólo queda lo que es, la completa calma y quietud del silencio, del amor, de la dicha.
SOBRE LA NATURALEZA DEL AMOR El verdadero amor no tiene fronteras, ni experimenta separación alguna. El verdadero amor nada pide ni exige, pues solo se expresa como entrega, libertad y dicha plenas. El verdadero amor es lo que queda cuando nos desprendemos incluso de nosotros mismos, del sentimiento de individualidad,que es el que crea separación y conflicto. Por eso el amor es sinónimo de no-dualidad. No es un estado, pues para que haya un estado alguien ha de estar ahí experimentando ese estado.¿Y quién está ahí cuando el amor es? Este amor esencial del que hablo desintegra todo átomo de individualidad. Amor es presencia plena, desapegada, en comunión con la realidad, en el aquí y ahora. Este tipo de amor sana siempre, es amor espiritual. El amor espiritual es la consecuencia de la dicha y de la paz en uno mismo, es decir, de un profundo y absoluto amor propio, no en el sentido del ego sino amor hacia la naturaleza real de uno: el ser, lo que nunca cambia, el gozo profundo de la comprensión del Sí-mismo (lo Absoluto). Solo alguien que parte completo, que comprende su naturaleza real,que sabe que nunca ha estado separado ni le faltaba nada para ser, solo ese puede amar de una forma completa, porque todo su amor, su amor sin límites, ya va con él: y este amor jamás se agotará ni un ápice aunque no cese de derramarlo por doquier allá donde vaya. Esa es la naturaleza real del amor: tu naturaleza. Este amor sana. Es compasión, es un bálsamo para la persona amada. Es lo mejor que podemos ofrecer de nosotros mismos a los demás, porque es auténtico. El amor no nace ni muere. Por eso es eterno. No tiene ni principio ni fin. Por eso es infinito. Está aquí, pero la mente (el ego) no lo puede atrapar, al igual que uno no puede atrapar el vuelo de un pájaro: puede tomar al pájaro (el concepto), pero no su vuelo, no la belleza de su libertad siendo. El apego es el esfuerzo por atrapar lo inaprensible. El desapego es simplemente el fluir en la expresión de la realidad: aquí y ahora. Ligero, sin artificios, sin cargar a tus espaldas el peso delas piedras que vas recogiendo en tu camino. Eres libre. Para volar y planear por el cielo de tu felicidad has de liberarte de todo lo que llevas cargando a tus espaldas. Para volar has de arrojar todo temor, viendo que todo lo que eres es aquí y ahora y que este instante -siempre pacífico y directo- es la completa expresión que tienes ante ti de tu naturaleza. Así pues, "ama y haz lo que quieras", porque cuando todo lo que haces es hecho con amor, eso siempre es verdadero y puro, natural.
UNA DICHA RADIANTE DE SER. La vida, en su canto dichoso, proclama la verdad a cada instante. Más directo que el instante incluso es el ahora, este aquí sin tiempo y de realidad total e inigualable. Ya eres todo.Tú eres la paz. Tú estás aquí antes que la mente y el mundo.Eres el testigo que todo lo presencia, testigo silente e inamovible que es paz perpetua, conciencia desnuda, rebosante reposo de amor y luz. Abraza esta dicha, la dicha de Ser lo que eternamente nunca has dejado de Ser. La verdad nunca puede ser borrada por las apariencias, la verdad siempre resplandece. Sólo hay que mirar adentro, desde el corazón, desde el amor que confía en su Ser, en su pálpito natural, en su sentido íntimo, para verlo que Somos, lo evidente. Qué gran paz es esa: amar al amor, a ti mismo, a tu Ser.¿Cómo no abrazar la totalidad? ¿Cómo no escuchar esa canción de amor que pronuncia constante tu nombre? La dicha de ser te abraza siempre en la conciencia.Entrégate pues, sin reservas, a ella. Y encontrarás mucho amor,infinito amor, un amor que ama naturalmente, como un sol radiante, derramando vida y luz ilimitadas.
Por eso se dice que “el buscador es lo buscado”, la búsqueda es el hecho completo sin necesidad de proyección, es la realidad clara que podemos presenciar. No hay objetivo ni meta en el ser que se vive intensamente,constantemente. La plenitud es vivida en su esplendor. La búsqueda está aquí, en el mismo sentir del ser que se busca, en la atención plena al hecho vital. La pregunta “¿Quién soy?”conlleva una sensibilidad intrínseca hacia el hecho vital. Tras cada palabra, tras cada pregunta queda un silencio.Es el pensamiento el que desea responder y romper ese silencio imaginando una realidad paralela llamada lenguaje. Pero tras cada pensamiento también hay un silencio. Justo tras la pregunta, palabra y pensamiento enmudecen por un instante:pues reside ahí la energía que los enciende. Esa es la vacuidad primordial de todo proceso: el ahora al que adentrarnos para ir hacia dentro, para revelar al ser desde su desnuda identidad,desde su incognoscible realidad, siempre presente aunque no la notemos. Al darnos cuenta del pensamiento éste se detiene yeso nos devuelve al presente, desde el reconocimiento del pensar (la observación) a la quietud observante. Podemos entrar en ese estado sin estado, y en verdad no hay que entrar porque supone la presencia misma. Podemos acceder a esa búsqueda sin buscador, donde solamente lo buscado sin nombre se nos presenta; y he ahí que todo ya es encuentro pleno.
Darse cuenta de que hay un buscador que desea llegar a la meta suprema, a la iluminación, a la liberación de todo sufrimiento, es darse cuenta de la esencia misma del ego (o, mejor dicho, de su falta de esencia propia: siempre cambiante, impermanente), es darse cuenta de que hay una mente llena de energía indagando continuamente para sí, buscándose, llamándose; y por encima de ella, de la mente, del ego limitador, estás Tú, la esencia real e infinita de todo, el testigo puro y silente, que observa la manifestación de la vida. Ese testigo, esa conciencia, es la felicidad misma, el paraíso, el espacio eterno de la verdad. Fija tu atención ahí, en el que ve, en el que observa, en el que Es. Ese que es, en su ser ya está completo, ese que es no necesita de nada, pues ya es todo. "Yo soy, yo soy, yo soy...",repítelo cuantas veces quieras, date cuenta de ello, date cuenta de que eres, y sé, sé, sé... Tu vida será pura dicha, auténtica eternidad, porque habrás conocido tu paraíso, en el que siempre has estado, en el que siempre serás lo que eres. Una vez que estés ahí, la búsqueda será también una ilusión, ya no tendrá lugar, porque vivirás en un total encuentro contigo mismo. Recuérdalo, ese paraíso sólo podrás verlo aquí y ahora:porque eres Tú.
DIOS ES AMOR. El amor nos lleva hacia nosotros mismos, es la fuente de nuestro corazón y de nuestro ser, en él está todo, todo aquello que somos, todo aquello que vive en la conciencia nuestra.Somos algo que trasciende formas, nombres, tiempo, espacio...Nuestro corazón es una partícula de lo infinito y a su vez es todo lo infinito, pues ni siquiera lo infinito puede dividirse, ni siquiera una partícula es menos que su todo. Ahí dentro, en nosotros, en la conciencia, está contenido el universo. Dios está ahí, en el ser que late interiormente, al que estamos conectados,unidos, en comunión con una misma dimensión total y eterna.En conexión con Él, el amor y la paz brillan como la luz del sol.Nosotros somos esa luz que ilumina el mundo: la vida, la luz del amor. Ama tu vida, ama lo que eres y el mundo en que vives ahora, todo eso es Dios, y entonces, allí donde pongas tu amor nunca habrá error, siempre estarás viéndolo a Él,amándolo a Él, amándote a Ti.

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