viernes, 15 de noviembre de 2013

EN UNIDAD CON LA VIDA

En unidad con la vida. Eckhart Tolle.



En Unidad con la Vida.
Bajo la apariencia superficial, todo está, no solo conectado con todo lo demás, sino con la Fuente de toda vida de la cual surgió. Incluso una piedra, y más fácilmente una flor o un pájaro, podría mostrarte el camino de vuelta hacia Dios, a la Fuente, a ti mismo. Cuando tu los miras o los sostienes en tus manos y ´los dejas ser' sin imponer les una palabra o una etiqueta mental, surge dentro de ti una sensación de sobrecogimiento, de asombro. La esencia de estos se comunica silenciosamente contigo y refleja en ti su propia esencia.
¿Por qué el ego representa papeles? A causa de una suposición no analizada, de un error fundamental. Ese pensamiento es: 'no soy suficiente' y le siguen otros pensamientos inconscientes. Pero tú no puedes ser más de lo que eres porque debajo de tu forma física y psicológica eres uno con la Vida misma, uno con el Ser. En la forma, tú siempre serás inferior a alguien, superior a otros. En esencia, tú no eres ni inferior ni superior a nadie. La verdadera autoestima y la verdadera humildad surgen de esa comprensión. A los ojos del ego, la autoestima y la humildad son contradictorias. En verdad, son uno y lo mismo
Ir más allá del pensamiento. Pensar no es más que un minúsculo aspecto de la totalidad de la consciencia, de la totalidad de lo que tu eres. En el corazón de la nueva consciencia subyace trascender el pensamiento, la habilidad nueva de elevarse por encima del pensamiento, de percibir una dimensión en tu interior que es infinitamente más vasta que el pensamiento. Vé la relación entre tu pensamiento y tus emociones. Más que ser tus pensamientos y tus emociones, sé la consciencia que está más allá de ellos. Con una excesiva confianza en el pensamiento, la realidad se vuelve fragmentada. Esta fragmentación es una ilusión. Solo si somos suficientemente silenciosos interiormente y el ruido del pensamiento disminuye podemos llegar a hacernos conscientes de que hay ahí una armonía oculta, un orden superior en el cual todo tiene su lugar perfecto y no podría ser diferente de lo que es como es. En cuanto sientes esta armonía oculta, te das cuenta de que no estás separado de ella; y cuando te das cuenta de eso, te conviertes en un participante consciente de ella. De esta forma, la naturaleza puede ayudar a realinearte con la totalidad de la vida.
No busques la felicidad. Si la buscas, no la encontrarás, porque es siempre elusiva. Pero la liberación de la infelicidad es alcanzable ahora, al enfrentar lo que es. La infelicidad enmascara tu estado natural de bienestar y de paz interior, la fuente de la verdadera felicidad.
El poder del momento presente. El mayor enemigo del ego es el momento presente, que es lo mismo que decir la vida misma. Descubre que solo hay este momento siempre. La vida es siempre ahora. Toda tu vida se despliega en este constante Ahora. Siempre que te angustias o te estresas, has olvidado que tu estado de consciencia es lo primordial y todo lo demás es secundario. Olvidaste tu propósito principal; un pequeño error, una percepción errónea que crea un mundo de sufrimiento.
El poder del momento presente. La relación más importante en tu vida, es tu relación con la forma que toma el Ahora, sea lo que sea; es decir, lo que es o lo que ocurre. La eliminación del tiempo psicológico de tu conciencia es la eliminación del ego. Siempre que permitas que este momento sea como es, disuelves el tiempo, así como el ego. La consciencia es el poder oculto en el momento presente. Por eso le puedes llamar Presencia. El propósito supremo de la existencia humana, que es lo mismo que decir tu propósito, es traer ese poder a este mundo.
Tu propósito primordial es hacer posible que la consciencia fluya en lo que tu haces. El propósito secundario es lo que sea que quieres lograr por medio de la acción. Tu propósito secundario o externo se encuentra en la dimensión del tiempo, mientras que tu propósito principal es inseparable del Ahora y, por lo tanto, requiere de la negación del tiempo. Cuando te das cuenta de que todo el viaje de tu vida consiste en solo dar este paso que estás dando Ahora y le prestas tu atención plena. Esto no significa que no sepas a dónde vas; solo significa que este paso es lo principal y el destino lo secundario.
¿Quién soy yo? La verdad suprema de quién eres tú no es yo soy esto o yo soy aquello, sino yo Soy. El ego surge cuando tu sentido del Ser, de “yo soy”, que es consciencia sin forma, se enreda con la forma. Este es el significado de la identificación. Eso es el olvido del Ser, el error primordial, la ilusión de la separación absoluta que convierte a la realidad en una pesadilla. El ego es siempre identificación con la forma. Las formas más fundamentales que las formas externas (cosas y cuerpos) son las formas del pensamiento que surgen continuamente en el campo de la consciencia. Eres un ser humano. ¿Qué significa eso? El dominio de la vida no es una cuestión de control, sino de encontrar el equilibrio entre lo humano y el Ser. Nunca es suficiente solo la dimensión humana, no importa lo fuertemente que lo intentes o cuánto logres. Lo humano es forma. El Ser es sin forma. Lo humano y el Ser no están separados, sino entrelazados.
Cuando te haces consciente de la transitoriedad de todas las formas, tu apego a ellas disminuye y pierdes identificación con ellas. Cuando estás desapegado, alcanzas una perspectiva más amplia desde la cual ves los sucesos de tu vida en lugar de estar atrapado en ellos. ¿Cómo soltar el apego a las cosas? No lo intente siquiera. Es imposible. El apego a las cosas se cae por sí solo cuando ya no buscas encontrarte a ti mismo en ellas. Mientras tanto, simplemente se consciente de tu apego a las cosas. ”Soy la consciencia que es consciente de que hay apego”. Ese es el comienzo de la transformación de la consciencia. Una vida humana sana, equilibrada y fructífera es una danza entre las dos dimensiones que constituyen la realidad forma y espacio. Estas tan identificado con la dimensión de la forma, con las percepciones sensoriales, los pensamientos y las emociones, que la vital mitad oculta falta en tu vida. Tu identificación con la forma te mantiene atrapado en el ego. Tu no existirías sin la dimensión vital sin forma que es la esencia de quien eres. El Ser es anterior a la existencia. La existencia es forma, contenido,”lo que ocurre”. Es decir, la existencia es el primer plano de la vida, el Ser es el fondo.
Están tan dominados por el tiempo que han olvidado la eternidad, que es su origen, su hogar, su destino. La eternidad es la realidad viva de quien eres.
Ver la belleza de una flor puede despertarte, aunque sea brevemente, a la belleza que es parte esencial de tu ser más íntimo, de tu verdadera naturaleza. Cuando estás alerta y contemplas una flor sin nombrarla mentalmente, se convierte para ti en una ventana hacia lo sin forma. Hay una apertura interior, aunque sea leve, hacia la dimensión espiritual.
Cuando no interpretas roles significa que no hay ego en lo que haces, no hay agenda secundaria. Como resultado, tus acciones tienen mucho más poder en la situación. Eres lo más poderoso, lo más efectivo, cuando eres tu mismo completamente, el Ser detrás de lo humano, un campo de pura potencialidad más que algo que ya está definido. Siempre que interactúes con las personas, no estés allí primordialmente como una función o un papel, sino como un campo de Presencia consciente.
Cuando piensas, sientes, percibes y experimentas, la consciencia nace a la forma. Por medio de la completa aceptación de la forma del Ahora tu te alineas internamente con el espacio, que es la esencia del Ahora. Eso trae una verdadera perspectiva y equilibrio a tu vida. Tu crees que dependes de lo que ocurre para tu felicidad, es decir, que depende de la forma. No te das cuenta de que lo que ocurre es lo más inestable del universo, cambia constantemente. Y así pierdes la perfección más profunda que es inherente a la vida misma, una perfección que está siempre aquí, que está más allá de lo que te está ocurriendo o no, más allá de la forma. Acepta el momento presente y descubre la perfección que es mas profunda que cualquier forma y que además, ante el tiempo, permanece intacta. La alegría de vivir, que es la única felicidad verdadera, no puede llegar a ti a través de ninguna forma, posesión, logro, persona o suceso, a través de nada que ocurra. Esta alegría emana de la dimensión sin forma que hay en tu interior, de la consciencia misma y, por tanto, es una con quien eres tú.
Solo despertando puedes conocer el verdadero significado de esa palabra. En vez de estar perdido en tu pensamiento, cuando despiertas te reconoces como el despertar que está detrás de él. El pensamiento entonces deja de ser una actividad autónoma a tu servicio que te posee y gobierna tu vida. La consciencia toma el mando por encima del pensamiento. La consciencia es la conexión consciente con la inteligencia universal, es Presencia: consciencia sin pensamiento.
Tu propósito interior es despertar. Tan sencillo como eso. Compartes ese propósito con todas las demás personas del planeta, porque es el propósito de la humanidad. Tu propósito interior es una parte esencial del propósito del todo, el universo y su inteligencia emergente. Tu propósito externo puede cambiar con el tiempo. Varía mucho de una persona a otra. Encontrar el propósito interior y vivir alineado con él es el fundamento para lograr tu propósito externo. Es la base para tu verdadero éxito.
El sufrimiento tiene un propósito noble: la evolución de la consciencia (el despertar) y la extinción del ego. El hombre en la cruz es una imagen arquetípica. Es todos los hombres y todas las mujeres. Mientras te opongas al sufrimiento, será un proceso lento porque la resistencia produce más ego para consumir. Sin embargo, cuando aceptas el sufrimiento, hay una aceleración de ese proceso que se ocasiona por el hecho de que sufres conscientemente.
Tu no te vuelves bueno intentando ser bueno, sino encontrando la bondad que está ya dentro de ti y permitiendo que emerja. Pero solo puede emerger si algo fundamental cambia en tu estado de consciencia. “No busques la verdad. Deja solamente de retener las opiniones”. ¿Que quiere decir eso? Que sueltes la identificación con tu mente. Aquello que tu eres y que está más allá de tu mente, emerge entonces por sí mismo. -Cuando reconoces la inconsciencia que hay en ti, lo que hace posible el reconocimiento es la consciencia que está surgiendo, es el despertar. No puedes luchar contra el ego y vencer, lo mismo que no puedes luchar contra la obscuridad. La luz de la consciencia es todo lo que se necesita. Tu eres esa luz.
Una gran parte de la vida de muchas personas está consumida por una preocupación obsesiva por las cosas, cualquier cosa que el ego busque y a lo que se apegue es un sustituto del Ser, que no puede sentir. Puedes valorar las cosas y cuidarlas, pero siempre que te apegas a ellas sabrás que eso es el ego. Tu nunca estás apegado a una cosa en realidad, sino a un pensamiento que contiene “yo” o “me” o “mi”. Cuando aceptas completamente una pérdida, trasciendes el ego y emerge quien eres tu, el yo Soy que es pura consciencia.
Mucha gente no se da cuenta, hasta que en la cercanía de su muerte, todo el concepto de propiedad se revela como fundamentalmente insignificante. Se da cuenta de que mientras estuvo buscando a lo largo de su vida un sentido de sí mismos más completo, lo que en realidad estuvo buscando, era su Ser, que estuvo allí siempre, pero en gran medida oculto por su identificación con las cosas, lo que en último término significaba identificación con su mente. Para algunos el despertar ocurre cuando súbitamente se dan cuenta del tipo de pensamientos que tienen habitualmente, especialmente los pensamientos negativos persistentes con los que pueden haber estado identificados toda su vida; repentinamente hay una consciencia que se da cuenta del pensamiento, pero que no es parte de él.
El Despertar. El movimiento de retorno en la vida de una persona, el debilitamiento o disolución de la forma, sea por la vejez, la enfermedad, la discapacidad, la pérdida o algún tipo de tragedia personal, tiene un gran potencial para el despertar espiritual, la desidentificación de la consciencia de la forma. Sin embargo, a medida de que la nueva consciencia esta empezando a emerger en el planeta, cada vez más personas necesitarán menos ser sacudidas para tener un despertar. Adoptan el proceso de despertar voluntariamente, la dimensión espiritual vendrá a este mundo a través del movimiento externo -pensamiento, habla, acción, creación- tan poderosamente como a través del movimiento de retorno.
Amar es reconocerse en otro. Cuando otro te reconoce a tí, ese reconocimiento atrae la dimensión del Ser más plenamente a este mundo a través de ambos. Ese es el amor que redime al mundo.
Cuando la consciencia ya no está absorbida totalmente por el pensamiento, una parte de ella permanece en su estado original sin forma, sin condiciones. Este es el espacio interior. La vida de la mayoría de la gente está abarrotada de cosas: cosas materiales, cosas que hacer, cosas sobre las que pensar. Esta es la dimensión de la consciencia del objeto, por eso, tu vida es tan desequilibrada. La consciencia del objeto necesita equilibrarse con la consciencia del espacio para que regrese la cordura a nuestro planeta y para que la humanidad cumpla su destino.Consciencia del espacio significa que, además de ser consciente de las cosas, hay una corriente subterránea de consciencia. Esta corriente implica que no sólo estas consciente de las cosas (objetos), también estas consciente de estar consciente. Si puedes sentir un silencio interior alerta en el fondo, ¡eso es! Esta dimensión está ahí en todo el mundo, pero la mayoría de las personas son completamente inconscientes de ella. La consciencia del espacio representa la libertad del ego, de la dependencia de las cosas de este mundo, de la materialidad. Es la dimensión espiritual que es la única que puede dar significado trascendente y verdadero a este mundo.
Cuando ya no estás totalmente identificado con las formas, la consciencia -quien eres tú- llega como un silencio, una paz sutil en lo profundo de ti. Se consciente de tu respiración. Date cuenta de cómo ella aparta tu atención de tu pensamiento y produce espacio. Una respiración consciente es suficiente para crear espacio donde antes había la sucesión sin interrupción de pensamientos. Una respiración consciente (dos o tres es mejor), hecha muchas veces al día, es una forma excelente de traer espacio a tu vida.
Una respiración es todo lo que necesitas tener consciente, de hecho es todo lo que puedes tener consciente. El resto es recuerdo o anticipación, es decir, pensamiento. Respirar no es en realidad algo que haces, sino algo que presencias mientras ocurre. No hay esfuerzo involucrado en ella. Fijate también en el breve cese de la respiración, particularmente en el punto de quietud al final de la exhalación. -Siempre que te sientas molesto por un suceso, una persona o una situación, la causa real no es el suceso, la persona o la situación, sino una pérdida de la perspectiva verdadera, que sólo puede proporcionar el espacio. Estas atrapado en la consciencia del objeto, inconsciente del eterno espacio interior, la consciencia misma.
El mayor impedimento para descubrir el espacio interior, el mayor impedimento para encontrar al experimentador, al yo Soy sin forma, es enredarte tanto con la experiencia que te pierdes en ella. Eso significa que la consciencia esta pérdida, quedas atrapado en cada pensamiento, en cada emoción y en cada experiencia, hasta tal punto que estás en un estado similar al sueño. Este ha sido el estado normal de la humanidad durante miles de años. Cuando oyes hablar del espacio interior puede que empieces a buscarlo, y, puesto que lo buscas como si estuvieras buscando un objeto o una experiencia, no puedes encontrarlo . Este es el dilema de todos los que están buscando la realización espiritual o la iluminación.
Si eres capaz de disfrutar las cosas sencillas como escuchar el sonido de la lluvia o del viento; si puedes ver la belleza de las nubes al moverse por el cielo; si te encuentras tratando a un completo extraño con amabilidad sincera sin querer nada de él... eso significa que se ha abierto un espacio en la incesante corriente del pensamiento que es la mente humana. Cuando ocurre esto hay una sensación de bienestar, de paz viva, aunque sea sutil.Siempre que haya belleza, bondad, el reconocimiento de la bondad de las cosas sencillas de tu vida, busca el fondo de esa experiencia dentro de ti. Pero no la busques como si estuvieras buscando algo, por que no tiene forma. Es espacio: es silencio, la dulzura del Ser, es infinitamente más que estas palabras, que son sólo señales. Otra forma de encontrar espacio interior es hacerte consciente de que estas consciente. Piensa “yo Soy” y no le añadas nada. Se consciente del silencio que sigue al yo Soy. Siente su presencia.
Tu propósito en la vida. Tu vida tiene un propósito interior y otro exterior. El propósito interior es el primordial y se refiere al Ser. El propósito exterior se refiere al hacer y es secundario. El propósito verdadero o primordial de tu vida no lo puedes encontrar en el nivel exterior. No tiene que ver con lo que tu haces sino con lo que tu eres, es decir, con tu estado de consciencia. La acción, aunque necesaria, es solo un factor secundario en la manifestación de nuestra realidad externa. El factor primario de la creación es la consciencia. No importa lo activos que seamos, el esfuerzo que hagamos, nuestro estado de consciencia crea nuestro mundo, y si no hay cambio en ese nivel interior, ninguna cantidad de acción producirá ninguna diferencia, un mundo que es un reflejo externo del ego. Una vez que has tenido un atisbo de consciencia o Presencia. Puedes invitar a ésta Presencia a tu vida, es decir, hacer espacio. Con la gracia del despertar viene la responsabilidad, reconoces el surgimiento de la consciencia como la cosa más significativa que podría ocurrirte. Te abres a la consciencia que surge y llevas tu luz a este mundo se convierte en el propósito primordial de tu vida. El actuar despierto es la alineación de tu propósito externo con tu propósito interno, despertar y permanecer despierto. Por medio del actuar despierto te vuelves uno con el propósito manifiesto del universo. La consciencia fluye a través de ti a este mundo. Fluye a tus pensamientos y los inspira. Fluye hacia lo que tu haces, te guía y te da fuerza.
Las modalidades del actuar despierto son la aceptación, el gozo y el entusiasmo. Cada una representa una cierta frecuencia vibratoria de consciencia. Debes estar vigilante para asegurarte de que una de ellas opere siempre que estas haciendo cualquier cosa, desde la tarea más sencilla hasta la más compleja. Si no estás en estado de aceptación, gozo o entusiasmo, mira detenidamente y descubrirás que estás produciendo sufrimiento a ti y a los demás. Cualquier cosa que no disfrutes hacer, puedes por lo menos aceptar que eso es lo que tienes que hacer. Aceptación significa: por ahora, esto es lo que esta situación, este momento, requiere que haga, así que lo hago con gusto. Si no puedes ni disfrutar ni llevar aceptación a lo que haces, detente. No estás asumiendo la responsabilidad por lo único que realmente importa: tu estado de consciencia. No estás asumiendo responsabilidad por tu vida.
En la nueva tierra, el gozo remplazará al deseo como el poder motivador que mueve las acciones de las personas. Desear surge de la falsa ilusión del ego de que uno es un fragmento separado que está desconectado del poder que subyace a toda la creación. Por medio del gozo, te unes a este poder creativo universal. Es mucho más probable que la expansión y el cambio positivo en el nivel externo lleguen a tu vida si puedes disfrutar de lo que estás haciendo ya, en vez de esperar algún cambio para empezar a disfrutar lo que haces.
Cuando haces del momento presente, en vez del pasado o el futuro, el punto focal de tu vida, tu capacidad de disfrutar lo que haces -y con ella la calidad de tu vida- aumentará drasticamente. El gozo no proviene de lo que haces; fluye en lo que haces desde lo profundo de ti y de esa forma hacia el mundo. Disfrutarás cualquier actividad en la que estés plenamente presente, cualquier actividad que no sea solo un medio para un fin. No es la acción que realizas la que disfrutas en realidad, sino el profundo sentido de vida que fluye en ella. Esa vida es una con lo que tu eres. Esto significa que cuando disfrutas hacer algo, estás experimentando realmente la alegría del Ser en su aspecto dinámico. Por eso todo lo que disfrutas hacer te conecta con el poder que subyace a toda la creación.
Si sientes que a tu vida le falta significado es porque no has llevado esa dimensión a tu vida todavía. Ser consciente en lo que haces no se ha vuelto todavía tu meta principal. Entusiasmo significa que hay un disfrute profundo en lo que haces además del elemento añadido de una meta o una visión hacia la que trabajas. Cuando añades una meta al disfrute de lo que haces, el campo de energía o frecuencia de vibración cambia. Se añade al disfrute un cierto grado de lo que podríamos llamar 'tensión estructural', y así se convierte en entusiasmo. En la actividad creativa alimentada por el entusiasmo, habrá una intensidad y una energía enorme en lo que haces. Sentirás como una flecha que se mueve hacia el blanco, y disfrutando el viaje.
El entusiasmo sabe para donde va, pero al mismo tiempo está profundamente en unidad con el momento presente, la fuente de vitalidad, su alegría y su poder. El entusiasmo no “quiere” nada porque no le falta nada. Está en armonía con la vida y no importa lo dinámicas que sean las actividades inspiradas por el entusiasmo, no te pierdes en ellas. Siempre queda un espacio quieto pero intensamente vivo en el centro de la rueda, un núcleo de paz en medio de la actividad que es la fuente de todo y, al mismo tiempo, no estás tocado por ello.
Estamos en medio de un suceso memorable en la evolución de la consciencia humana. En nuestro planeta, y quizá simultáneamente en muchas partes de nuestra galaxia y más allá, la consciencia está despertando del sueño de la forma. Esto no significa que todas las formas (el mundo) se vayan a disolver, unas cuantas con toda seguridad lo harán. Significa que la consciencia ahora puede empezar a crear forma sin perdese en ella. Puede permanecer consciente de sí misma, incluso mientras crea y experimenta la forma. ¿Por qué seguiría creando y experimentando la forma? Por el gozo de hacerlo. ¿Cómo hace eso la consciencia? Por medio de los seres humanos despiertos que hayan aprendido el significado del ´hacer despierto'. Una nueva especie esta surgiendo en el planeta. Está surgiendo ahora ¡y tú perteneces a ella!
Podemos aprender a no mantener las situaciones o los eventos vivos en nuestra mente, sino a volver nuestra atención continuamente al prístino y eterno momento presente más que a ser atrapados en la elaboración mental de películas. Nuestra misma Presencia se convierte entonces en nuestra identidad, en lugar de nuestros pensamientos y emociones. Solo la Presencia puede liberarte del ego, y tú solo puedes estar presente Ahora, no ayer o mañana. Solo la Presencia puede deshacer tu pasado y transformar así tu estado de consciencia. Consciencia significa Presencia, y solo la Presencia puede disolver tu pasado inconsciente. Un momento de Presencia, es el surgimiento de un espacio interior donde antes había barullo del pensamiento y el torbellino de la emoción. Para terminar con el dolor que ha afligido a la especie humana durante miles de años, tienes que empezar contigo y responsabilizarte por tu estado interior en éste momento. Eso significa ahora. Preguntarte: ¿Hay negatividad en mí en este momento? En el momento que te haces consciente de un estado negativo no significa que has fracasado. Hasta que ocurra esta consciencia hay identificación con los estados interiores, y tal identificación es ego. Con la consciencia viene la desidentificación. Los pensamientos, emociones o reacciones son reconocidos, y en el momento del reconocimiento ocurre la desidentificación. Tu sentido de ti mismo, sufre un cambio; ahora eres la consciencia, la Presencia consciente que es testigo de esos estados. Eres la luz de la Presencia, la consciencia que es anterior a cualquier pensamiento o emoción y más profundo que ellos.
Siempre que estés en un estado negativo, si puedes ser consciente en ese momento que hay algo en tí que saca placer de ello o que cree que tiene un propósito útil, te estás haciendo consciente del ego directamente. En el momento que esto ocurre, tu identidad ha pasado del ego a la consciencia. Esto significa que el ego se está encogiendo y que la consciencia está creciendo. Si en medio de la negatividad eres capaz de darte cuenta: “En este momento estoy produciendo sufrimiento para mí” será suficiente para elevarte sobre las limitaciones de los estados y las reacciones condicionadas por el egotismo. Se te abrirán infinitas posibilidades que vienen a ti cuando hay consciencia. Serás libre de soltar tu infelicidad en el momento en que la reconozcas.
Cuanto más pasado compartido hay en una relación con otra persona, más presente necesitas estar; de lo contrario, te verás forzado a volver a vivir el pasado una y otra vez. En una relación autentica hay una expansión de atención abierta, alerta hacia la otra persona en la cual no hay deseo. Esa atención alerta es Presencia. Es el prerequisito para cualquier relación auténtica. Cuando miras a tu hijo, lo tocas o lo ayudas con cualquier cosa, estas alerta, silencioso, completamente presente, sin querer nada más que ese momento como es. De esta forma, haces espacio para el Ser. En ese momento eres el estado de alerta, la Presencia que esta escuchando o hablando. Eres el Ser detrás del hacer. Actuar nunca es suficiente si descuidas al Ser.
La mayoría de los seres humanos solo ven las formas externas, inconscientes de su esencia interior, lo mismo son inconscientes de su propia esencia y se identifican solo con su forma física y psicológica. Sin embargo, una vez que hay un cierto grado de Presencia, de atención quieta y alerta en sus percepciones, puedes sentir la esencia de la vida divina, la consciencia y espíritu que mora en el interior de toda criatura, de toda forma de vida, puedes reconocerla como una con tu propia esencia y, por lo tanto, amarla como a ti mismo.
Cuando te encuentres con personas, préstales tu atención plena. Tú estás allí como un campo de consciencia, de Presencia alerta. Ese espacio de consciencia se vuelve más importante que aquello de lo que puedas estar hablando, más importante que los objetos físicos o mentales. Esto no significa que descuides lo que haya que hacer en un nivel práctico. De hecho el hacer se desenvuelve no solo más fácilmente sino con más fuerza cuando se reconoce la dimensión del Ser. El surgimiento de ese campo unificador de consciencia entre los seres humanos es el factor más esencial en las relaciones de la nueva tierra.
El perdón ocurre naturalmente cuando ves que tus motivos y quejas no tienen más propósito que reforzar un falso sentido de identidad, mantener el ego en su lugar. Solo hay un autor del mal en el planeta: la inconsciencia humana. Esta comprensión es el verdadero perdón. Con el perdón, tu identidad de víctima se disuelve y surge tu verdadero poder, el poder de la Presencia. En vez de culpar a la oscuridad tu traes la luz. La Presencia es un estado de espacio interior. Estás silencioso, alerta, abierto a lo que es. Traes una nueva dimensión a la situación: el espacio. Entonces miras y escuchas. Así te vuelves uno con la situación. Cuando en vez de reaccionar contra una situación, te fundes con ella, la solución surge de la misma situación. Si es posible o necesaria la acción actúas, o más bien la acción correcta ocurre a través de ti. La acción correcta es la acción que es apropiada para el todo. Cuando la acción se ejecuta, permanece el silencio alerta, espacioso.
Cuando estás presente, cuando tu atención está plenamente en el Ahora, esa Presencia fluirá hacia lo que haces y lo transformará. Habrá calidad y fuerza en ello. Estás presente cuando lo que estás haciendo no es primordialmente un medio para un fin (dinero, prestigio, triunfo) sino que es satisfactorio en sí mismo, cuando hay alegría y vitalidad en lo que haces. Por supuesto, no puedes estar presente a menos que entables amistad con el momento presente. Esa es la base para la acción efectiva, no contaminada por la negatividad .
La consciencia es ya consciente. Es lo no manifestado, lo eterno. El Universo, en cambio, solo gradualmente se está volviendo consciente. La consciencia misma es ajena al tiempo y, por lo tanto, no evoluciona. No nació nunca y no muere. Cuando la consciencia se convierte en el universo manifestado, parece estar sujeta al tiempo y sufrir un proceso evolutivo. Ninguna mente humana es capaz de comprender plenamente la razón de este proceso. Pero podemos tener atisbos de él en nuestro interior y volvernos participantes conscientes de él. -La consciencia es la inteligencia, el principio organizador que está detrás del surgimiento de la forma. La consciencia ha estado preparando formas durante millones de años, así que puede expresarse a través de ellas en lo manifestado
Aunque el reino no manifestado de la consciencia pura podría considerarse otra dimensión, no está separado de esta dimensión de la forma. La forma y lo sin forma se interpenetran. Lo no manifestado fluye hacia esta dimensión como consciencia, como espacio interior, como Presencia. ¿Cómo lo hace? A través de la forma humana que se vuelve consciente y cumple así su destino. La consciencia encarna en la dimensión manifestada, es decir, se convierte en forma. Cuando lo hace, entra en un estado parecido al sueño. La inteligencia permanece, pero la consciencia se vuelve inconsciente de sí misma. Se pierde en la forma, se identifica con las formas. Esto podría describirse como el descenso de lo divino a la materia.
En nuestro planeta el ego humano representa la etapa final del sueño universal, la identificación de la consciencia como la forma. Era una etapa necesaria en la evolución de la consciencia. El paso siguiente en la evolución humana no es inevitable, pero, por primera vez en la historia de nuestro planeta, puede ser una elección consciente. ¿Quién está haciendo esta elección? Tu. ¿Y quién eres tu? La consciencia que se ha hecho consciente de sí misma. Aunque no puedes conocer la consciencia, puedes volverte consciente de ella como tú mismo. Puedes sentirla aquí y ahora como tu misma Presencia, el espacio en el cual estas palabras son percibidas y se convierten en pensamientos. Es el yo Soy subyacente. Las palabras que estas leyendo y pensando son el primer plano y el yo Soy es el sustrato a toda experiencia, pensamiento o sentimiento
El cerebro humano es una forma altamente diferenciada a través de la cual la consciencia entra en esta dimensión. Contiene aproximadamente cien mil millones de células nerviosas (llamadas neuronas), aproximadamente el mismo número de las estrellas de nuestra galaxia, que podría verse como un cerebro macro cósmico. El cerebro no crea la consciencia, sino que la consciencia creó el cerebro, la forma física más completa sobre la Tierra, para su expresión. Cuando el cerebro se daña, eso no significa que tu pierdas la consciencia. Significa que la consciencia ya no puede utilizar esa forma para entrar en esta dimensión. Tú no puedes perder la consciencia porque es en esencia lo que eres tú. Tú solo puedes perder algo que tienes, pero no puedes perder algo que es.
La realización espiritual es ver claramente que lo que percibo, experimento, pienso o siento no es en último término lo que soy, que no puedo encontrarme en todas esas cosas que desaparecen continuamente. Lo que queda es la luz de la consciencia en la cual las percepciones, las experiencias, los pensamientos y los sentimientos vienen y van. Ese es el Ser, que es el yo verdadero más profundo. Cuando me conozco a mí mismo como tal, cualquier cosa que ocurre en mi vida no es ya de importancia absoluta sino relativa. Lo honro, pero pierde su seriedad absoluta, su pesadez. Lo único que en último término importa es esto: ¿Puedo sentir mi Ser esencial, el yo Soy, en el fondo de mi vida todo el tiempo? Para ser más exactos, ¿Puedo sentir mi identidad esencial como consciencia? ¿O me estoy perdiendo en lo que ocurre, en la mente, en el mundo. Cuando las formas que tu habías identificado contigo, que te daban un sentido de identidad, se desmoronan y se suprimen, eso puede llevar a un colapso del ego, ya que el ego es la identificación con la forma. Cuando no hay nada con que identificarse ya, ¿quién eres tú? Cuando las formas que te rodean mueren o cuando se aproxima tu muerte, tu sentido de Ser, de yo Soy, se libera de su enmarañamiento con la forma: el Espíritu se libera de su aprisionamiento en la materia. Tú te das cuenta de tu identidad esencial como lo sin forma, como una Presencia que lo empapa todo, te das cuenta del ser anterior a todas las formas, a todas las identificaciones. Tu comprendes tu verdadera identidad como consciencia misma, más que aquello con lo que la consciencia se había identificado. Esa es la paz de Dios.
“El silencio es el lenguaje que habla Dios y todo lo demás es una mala traducción”. Hacerse consciente del silencio siempre que nos lo encontramos en la vida nos pondrá en contacto con la dimensión sin forma ni tiempo que hay dentro de nosotros, esa que está más allá del pensamiento, más allá del ego.
Cuando estás en silencio eres el que eras antes de que asumieras temporalmente esta forma física y este pensamiento llamado persona. Tú eres también el que serás cuando la forma se disuelva. Cuando estás en silencio, eres el que esta más allá de tu existencia temporal: la consciencia, incondicionada, sin forma, eterna.
Tenemos que entrar en el cuerpo para ir más allá de él y descubrir que no somos eso. Igualar el cuerpo físico percibido por los sentidos que están destinados a envejecer, marchitarse y morir con el “Yo”, sIempre lleva al sufrimiento, tarde o temprano. Evitar identificarse con el cuerpo no significa que lo descuides, lo desprecies o no te ocupes de él. Si eres fuerte, hermoso y vigoroso, tu puedes disfrutar y apreciar esos atributos, mientras duran. También puedes mejorar el estado del cuerpo por medio de nutrición y ejercicio adecuado. Si no identificas al cuerpo con quien eres tú, cuando la belleza se desvanezca, el vigor disminuya o el cuerpo quede inválido, esto no afectará el sentido de tu valor o identidad de ninguna manera. De hecho, a medida que el cuerpo empieza a debilitarse, la luz de la consciencia puede brillar más fácilmente.
Cuando estás en contacto con el cuerpo interior no estás ya identificado con la forma sino alejándote de ella y moviéndote hacia lo sin forma, a lo que podríamos llamar Ser. Es tu identidad esencial. La consciencia del cuerpo no solo te ancla en el momento presente, es una puerta de salida de la prisión que es el ego. También fortalece el sistema inmune y la capacidad del cuerpo para curarse.
Tanto como sea posible en tu vida diaria, utiliza la consciencia de tu cuerpo interior para crear espacio. Cuando estés esperando, cuando estés escuchando a alguien, cuando te detengas a mirar el cielo, un árbol, una flor, a tu pareja o a un niño, siente la vitalidad que tienes dentro al mismo tiempo. Esto significa que parte de tu atención o consciencia permanece sin forma y el resto está disponible para el mundo exterior de la forma. Siempre que “habitas” tu cuerpo de esta forma, sirve como una ancla para permanecer presente en el Ahora. Te evita perderte en el pensamiento, en las emociones o en las situaciones externas.
Tu cuerpo físico, que es forma, se revela como esencialmente sin forma cuando tú profundizas en él. Se convierte en una puerta hacia el espacio interior. Aunque el espacio interior no tiene forma es intensamente vivo. Ese “espacio vacío” es la vida en su plenitud, la Fuente no manifestada de la cual fluye toda manifestación. La palabra tradicional para esa Fuente es Dios.
Si la paz es lo que quieres, entonces escogerás la paz. Si la paz te importa más que ninguna otra cosa y si realmente supieras que tú eres espíritu más que un pequeño yo, te mantendrías sin reaccionar y absolutamente alerta cuando te enfrentes a personas o situaciones retadoras. Aceptarías inmediatamente la situación y así te volverías uno con ella en vez de separarte de ella. Entonces, de tu estado de alerta vendría una respuesta. Quién eres tú, la consciencia, no es quien crees que eres, un pequeño yo. Si te lo preguntas, tu respuesta podría ser poderosa y efectiva, y no convertirías a ninguna persona o situación en un enemigo potencial.
Estar en unión con lo que es, en unión con el momento presente, no significa que tú ya no inicies cambios o te vuelvas incapaz de actuar. Pero la motivación para actuar viene de un nivel más profundo, no del deseo o el temor del ego. La alineación interior con el momento presente abre tu consciencia y la alinea con el todo, del cual el momento presente es una parte integral. El todo, la totalidad de la vida, entonces, actúa a través de tí. La vida te dará la experiencia que sea más útil para la evolución de tu consciencia. ¿Cómo sabes tú que esa es la experiencia que necesitas? Porque es la experiencia que estas teniendo en este momento. ¿Cómo estar en paz ahora? Haciendo las paces con el momento presente. El momento presente es el campo en el cual ocurre el juego de la vida. No puede ocurrir en ningún otro lugar. Una vez que has hecho las paces con el momento presente, mira lo que pasa, qué puedes hacer o escoger hacer, o más bien qué hace la vida a través de tí. Hay cuatro palabras que expresan el secreto del arte de vivir, el secreto de todo éxito y felicidad: 'Uno con la Vida'. Ser uno con la vida es ser uno con el Ahora. Tú entonces te das cuenta que no vives la vida, sino que la vida te vive a tí. La vida es la bailarina y tú eres el baile. Dios es la Vida Única dentro y más allá de las incontables formas de vida. El amor implica dualidad, amante y amado, sujeto y objeto. Así pues, el amor es el reconocimiento de la unidad en el mundo de la dualidad. Este es el nacimiento de Dios en el mundo de la forma. El amor hace al mundo menos mundano, menos denso, más transparente a la dimensión divina, a la luz de la consciencia misma.
¿Qué “yo” podría estar separado de la vida, separado del Ser? Es absolutamente imposible. Así pues no hay algo como “mi vida”, y no 'tengo' una vida. Soy vida. Yo y la vida somos uno. No puede ser de otra forma. Así que ¿cómo podría perder mi vida? Para empezar ¿cómo puedo perder algo que no tengo? ¿Cómo puedo perder algo que Soy? Es imposible. La Verdad es inseparable de lo que tú eres. Sí, tú eres la Verdad. El mismo Ser que eres, es la Verdad. Jesús trató de expresar esto cuando dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Estas palabras son una de las señales más poderosas y que apuntan más directamente hacia la Verdad, si se entienden correctamente. Jesús habla del yo Soy más íntimo, de la identidad esencial de todo hombre y mujer, de toda forma de vida, de hecho, habla de la vida que tú eres. Algunos místicos cristianos lo han llamado el Cristo dentro de uno; los budistas lo llaman tú naturaleza de Buda; para los hindus, es el Atman, el Dios que mora en el interior. Cuando tú estás en contacto con esa dimensión en tu interior. (estás en contacto con ella en tu estado natural, y no es un logro milagroso), todas tus acciones y relaciones reflejarán la unidad con la vida que tú sientes profundamente dentro de ti. Esto es amor
Reconocer lo bueno que hay en tu vida es el fundamento de toda abundancia. La fuente de toda abundancia no está fuera de tí. Es parte de lo que tú eres. Sin embargo, empieza por reconocer la abundancia afuera. Ve la plenitud de la vida que te rodea. La calidez del sol sobre tu piel, la exhibición de flores magníficas en una florería, al morder una fruta suculenta, o al empaparte en una fuerte lluvia. La plenitud de la vida está ahí a cada paso . El reconocimiento de esa abundancia que te rodea despierta la abundancia latente en tu interior. Entonces déjala fluir hacia el exterior. Cuando tú le sonríes a un extraño, hay ya un desbordamiento diminuto de energía. Tú te conviertes en un dador. Pregúntate con frecuencia: “¿Qué puedo dar aquí? ¿Cómo puedo ser útil a esta persona o en esta situación? No tienes que tener nada para sentirte abundante, aunque si te sientes abundante, las cosas con toda seguridad te llegarán. La abundancia les llega solo a los que ya la tienen.
El retoño no quiere nada porque está en unión con la totalidad y la totalidad actúa a través de él. “Fijense cómo crecen las flores del campo: no trabajan ni hilan”, dijo Jesús. “Sin embargo, ni Salomón en toda su gloria estuvo adornado como uno de ellos”. Podríamos decir que la totalidad –la Vida-- quiere que el retoño se convierta en un árbol, pero el retoño no se ve a sí mismo separado de la vida y, por eso, no quiere nada para sí. Es uno con lo que la Vida quiere. Por eso no se preocupa ni se estresa. Y si tiene que morir prematuramente, muere con facilidad. Esta tan entregado en la muerte como en la vida. Siente, no importa qué inconscientemente, su enraizamiento en el Ser, la Vida sin forma y eterna.
Siempre que te ocurre una pérdida trágica, o bien te opones o cedes. Algunas personas se vuelven amargadas y profundamente resentidas; otras se vuelven compasivas, sabias y amorosas. La resistencia es una contracción interior, un endurecimiento de la concha del ego. Tú estas cerrado. Ceder significa aceptación interior de lo que es. Tú estas abierto a la vida. Cuando cedes interiormente, cuando te entregas, una nueva dimensión de consciencia se abre. Si es posible o necesario actuar, tu acción estará en alineación con el todo y apoyada por la inteligencia creativa, la inconsciencia incondicionada. Las circunstancias y las personas se vuelven entonces útiles, cooperadoras. Ocurren coincidencias. Si no es posible la acción, tú descansas en la paz y el silencio interior que vienen con la entrega. Tú descansas en Dios.
Cuando ya no confundo lo que soy yo con una forma temporal de “mí”, entonces la dimensión de lo ilimitado y eterno –Dios-- puede expresarse a través de “mí” y guiarme, me libero de la dependencia de la forma.

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