Abriendo la puerta de los milagros
Despierta – Domingo 4 de Noviembre de 2012 – por Karen Berg
A veces, puede ser muy fácil para nosotros caer en la conciencia en la que estamos preocupados simplemente con estar vivos y continuar sobre la marcha. Trabajamos, comemos, respiramos, dormimos, y luego nos despertamos la siguiente mañana y hacemos lo mismo nuevamente. Ciertamente, qué tan a menudo hemos pensado: “Oh bueno, así es como tiene que ser...”.
También hay momentos en nuestras vidas en los que podríamos decir: “Sabes que debe haber algo más que sólo este lado de la vida, lo he hecho todo. He estado ahí. He tomado lo que sea que he debido tomar. He caminado el camino y ¿sabes algo? aún no me siento realizado. Debe haber algo que pueda aprender, algo que me ayudará no sólo a evitar más caos, sino también a crecer”.
Cuando alcanzamos este nivel, este momento de claridad, hemos alcanzado una evolución del alma, un nuevo entendimiento del por qué vinimos a este mundo, que no estamos aquí simplemente para seguir una marcha. Una evolución del alma es algo que sólo puede merecerse a través de la superación de ciertos desafíos, a través de pruebas de fuego. Estoy segura que muchos de nosotros que estamos leyendo este escrito hemos pasado una prueba de fuego y es por ello que estamos interesados en la espiritualidad. O tal vez somos lo suficientemente afortunados de haber venido a un camino espiritual porque la vida nos susurró gentilmente: “¡Despierta, despierta! El mundo no es como lo ves”.
¿Has notado lo rápido que se mueve el mundo ahora? Hay mucho menos espacio entre los lugares y entre las personas. Por ejemplo, podemos eliminar miles de kilómetros y muchos husos horarios en sólo dos segundos después de conectarnos en internet. De acuerdo a los kabbalistas, la razón por la que hay menos espacio es porque nos estamos acercando al tiempo en el que podemos marcar una diferencia y corregir la negatividad que está dentro y alrededor de nosotros. Nos acercamos a un tiempo en el que todas las almas de la humanidad podrán cambiar el mundo para bien en una gran manera.
Sin embargo, para poder hacerlo, no podemos continuar creyendo que la vida se trata sobre obtener, mantener o esperar el siguiente receso o la siguiente vacación en la que podamos disfrutar. Se trata de que despertemos a la decisión de ser conscientes de nuestro potencial individual para crear cambios positivos a través de nuestras interacciones diarias, porque la verdad es que lo que sea que hagamos hoy se relaciona con el resto del mundo.
¿Sabes?, hay una historia de uno de nuestros maestros de Kabbalah quien estaba conduciendo en Nueva York con sus hijos un sábado frío. Al lado del camino estaban unos mendigos sin zapatos caminando en las calles. Observando la situación, el hijo dijo: “¡papi detente, tenemos que ayudar a estas personas!”. “¿Qué quieres que haga?” -respondió el maestro. “Dale tus zapatos” dijo el hijo. El maestro detuvo el auto y le dio a la persona sus zapatos.
Fue un simple gesto, pero pienso que los zapatos pudieron haber sido más que cualquier cantidad de dinero que le hayan podido entregar a aquella persona en aquel momento. No estoy diciendo que todos necesitamos hacer tal cosa. Sólo digo que este sería un mundo maravilloso si lo hiciésemos.
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