viernes, 27 de abril de 2012

OIGO UNA VOZ

Oigo una voz

Deberé de tener a alguien dentro de mí porque oigo una voz que sale de mi interior. Es una voz silenciosa que me empuja a tomar decisiones, seguir una dirección y encontrar respuestas sin saber de dónde vienen.

Hay una voz que me habla en la serenidad y el amor. Es una guía para mi andar. Cada vez me aconseja más llevar a término lo que me dice sin temer lo que pueda ser. Me da confianza, tranquilidad, coraje y mucha seguridad.

Cuando la noto en mí, todo mi cuerpo vibra a la vez como si una especie de ola amorosa recorriera mi cuerpo. Siento la veracidad de lo que transmite esta voz silenciosa, y a la vez, tan clara para mi ser. Aunque mis oídos, no siempre son partícipes de lo que recibo, mi consciencia es sensible a su aparición.

Siempre lo hace cuando más lo necesito o me encuentro ante una situación que requiere una intervención por mi parte. Entonces,……es cuando se manifiesta majestuosamente para mí, dándome a conocer qué hacer y cómo hacerlo. Es una gran aliada par todo mi ser.

Cuanto más la escucho y la llevo a término, más la noto. Nada debo de temer, porque aquello que necesito saber me es rebelado. Avanzo por la vida actual sabiendo que, pase lo que me pase, ella me hará saber de su presencia, diciéndome lo qué hacer para el mayor bien de todos. Tiene esta característica, y es que no sólo es para mí lo que recibo, sino que todos salen beneficiados.

Esta es mi amiga más fiable e íntima cuando me encuentro ante un nuevo paso en mi proceso. Nada debo de preocuparme porque sabré qué hacer cuando llegue el momento.

Hay alguien superior a mí que sabe justo aquello que necesito en todo momento, aconsejándome, guiándome y enviándome el amor más puro e incondicional que puede llegar a existir, procedente de más allá de este plano terrenal.

Mi amada voz interior es Una conmigo.

Apreciada amiga y mimada por mi ser.

Tuve que sacarle el polvo en sus principios, y ahora, ya adulto, somos Uno en esta dimensión. Allí donde yo no llego, se presenta ella indicándome la dirección adecuada a cada situación. Al igual que la noche no tendría sentido sin el día, así, ella y yo somos uno en el pacte acordado entre lo invisible y lo visible de mi proceso.

Me siento seguro, sabiendo que en todo momento sabré qué hacer cuando éste llegue.

Esta certeza me da la sensación de ser protegido por algo superior a nuestros sentidos físicos.

Ando con firmeza ante lo que la vida me da a cada instante.

Avanzo entre los matorrales del sendero donde estoy, viendo como a cada paso dado, los obstáculos van desapareciendo de mi camino. Continúo avanzando porque mi voz interior me empuja a que lo continúe haciendo.

Mi corazón me habla y me habla constantemente, y cuando más materializo su voluntad, más paz, bienestar, armonía y amor siento en mí. Es como abrir una puerta que nos traslada a la obtención de nuestros sueños anhelados a lo largo de los años. Ahora éstos, se están haciendo realidad, después de no ver por momentos el camino, sólo sintiendo lo que se me decía desde mi interior. Era la fuerza, la esperanza y el coraje para continuar a pesar de que no siempre veía el final de donde me dirigía. Confianza. Sólo confianza había en mí. La voz me llevaba, y cuanto más me dejaba ir por ella, más pronto llegaba y conseguía.

Con los años, esta voz interior me ha ido llevando a retos más grandes, porque mi confianza en ella iba siendo mayor.

Ahora, pasado un tiempo, o quizás debería de decir, mucho tiempo, me encuentro ante una nueva puerta que abrir. Aquí estoy yo, ante este umbral para ser traspasado. Escucho mi voz y siento con claridad, nitidez y fuerte, lo que hacer y cuando empezar a dar el paso para dejar una nueva puerta y así continuar mi camino, dejando atrás mi pasado y poner los decorados de mi presente y futuro, a pesar que éste no existe desde donde ahora me encuentro con mi amada voz, surgida de mi amoroso corazón.

Vela por mí, y ¡no sabéis cuanto!

Cada uno de vosotros también tenéis esta voz, este ser interior que sabe lo que más os conviene y quiere lo mejor para vosotros. Vuestro verdadero ser está llamando a la puerta desde hace tiempo porqué está reclamando su lugar en vuestra nueva vida.

No temáis. No tengáis miedo, aunque sea nuevo aquello que sentís que debéis de hacer. Confiad plenamente con lo que sentís, procedente de vuestro corazón. Él sabe qué es lo mejor para vosotros y quienes os rodean.

Vivir desde el corazón me ha permitido llegar a perdonar a personas próximas a mí, sentir el verdadero amor del universo, del Hogar, del Padre, y ver como mi vida ha dejado todo aquello que ya no le convenía para materializar el pacto realizado antes de esta encarnación, y así llevar a término lo que he venido a hacer para el mayor bien de mi alma.

Vivir desde el corazón permite abrir las puertas de nuestra divinidad.

Vivir desde el corazón nos hace sentir nuestra verdadera naturaleza, y entonces,….todos los miedos desaparecen. Sólo queda el Amor.

Somos Luz y Amor.

Somos divinidad en esta dimensión.

Nuestra condición humana nos confunde, pero tenemos la llave para recuperar lo olvidado: la voz de nuestro corazón.

El verdadero sentido de nuestra vida se encuentra en lo que nos ha de transmitir nuestro corazón, esta nombrada “voz interior”.

Todos la tenemos y todos la podemos sentir.

¿Tú ya la sientes?

Busca unos momentos para estar contigo. Rodéate del silencio y la quietud, y entonces, cuando éstos se encuentren dentro de ti, deja que tu interior te hable. Podrá hacerlo a través de sentir un impulso hacia algo, una imagen que te dará la referencia de tu estado o próximo paso a dar, o incluso, quizás podrás llegar a ver una o unas luces que, sin hablar, te parecerá recibir una información que encontrarás adecuada a tu momento actual.

Sea cual sea la manera que tu voz interior te hable, tenla presente, porque el momento tan esperado en tu vida, ya ha llegado.

Un fuerte abrazo y que el Amor y la Paz sean en ti, amada alma.
Ha llegado la hora……………POR FRANCISCO MUNOZ

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