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domingo, 7 de octubre de 2012

EN PIE DE PAZ

EN PIE DE PAZ

Pongámonos en pie de paz para:

• Evitar la violencia en casa, en nuestro pueblo, en nuestra comunidad, en nuestro Estado, en el mundo.

• Retomar las riendas de la gobernanza mundial y que el mercado esté sometido a unos principios éticos universales.

• Lograr, en un gran movimiento mundial, la erradicación del hambre en el mundo, adoptando acciones concretas en favor de los que hoy, en Etiopía y otros países, mueren de hambre e insolidaridad.

• Coordinar eficazmente las acciones que impidan que niños y adolescentes se vean condenados a la enfermedad, a la opresión, a la ignorancia, al padecimiento de enfermedades que hoy ya pueden combatirse y prevenirse.

• Impulsar la investigación científica, para que pueda hacerse frente en particular a las enfermedades que diezman hoy a una buena parte de la humanidad que vive en condiciones higiénicas de gran precariedad, mejorando en todo el mundo el acceso a los sistemas sanitarios preventivos, curativos y paliativos.

• Conseguir que la protección del medio ambiente y la observancia de la Carta de la Tierra se convierta en un compromiso cotidiano de todos los ciudadanos del mundo, de todas las autoridades municipales, de todos los parlamentarios y gobernantes, asegurando la disponibilidad de medios apropiados y los mecanismos de coordinación para hacer frente a las catástrofes naturales o provocadas.

• Fortalecer rápidamente a las Naciones Unidas, dotándolas de los recursos humanos y financieros necesarios para establecer los códigos de conducta mundiales que sean precisos, mediante los correspondientes Consejos de seguridad (medioambiental, cultural, económico, ético) y asegurar, en nombre de todos, su cumplimiento.

• Incorporar a las legislaciones nacionales las Declaraciones y Recomendaciones más relevantes de las “cumbres” que, en la década de los noventa, abordaron las distintas dimensiones de la educación, la ciencia, el desarrollo social, la participación de la mujer, la tolerancia, el respeto y conservación de la naturaleza, etc.

• Poner en marcha, con todas las garantías necesarias para la eficacia de su acción, el Tribunal Penal Internacional, con todos los mecanismos que aseguren el adecuado y democrático funcionamiento del mismo.

En pie de paz, en favor:

• De unas fuerzas de seguridad dotadas de los efectivos humanos y medios tecnológicos que garanticen el cumplimiento de las leyes emanadas de los estados democráticos, de tal modo que se reduzcan al mínimo, junto con las medidas antes mencionadas, los focos de violencia y terrorismo.

• Del desarrollo endógeno a escala mundial, con inversiones y transferencia de tecnología que eliminen las presentes desigualdades.

• Del establecimiento, con la colaboración de los centros universitarios y de investigación, de las instituciones prospectivas que, a escala nacional e internacional, permitan la necesaria anticipación, especialmente en fenómenos y procesos de irreversibilidad potencial.

• De unos medios de expresión de los ciudadanos de todo el mundo que puedan superar las formidables barreras del poder mediático actual, y conseguir que sus voces, propuestas y protestas puedan alcanzar a los gobernantes y parlamentarios.

En pie de paz, para acelerar la movilización popular por la no violencia, logrando que las organizaciones y comunidades intelectuales, académicas, humanitarias y de toda índole no sólo no permanezcan silenciosas sino que su clamor sea capaz de iniciar los cambios de rumbo que son imprescindibles para que esclarezcamos los horizontes, hoy tan sombríos, que legamos a nuestros descendientes.

Sabemos bien el precio de la guerra. Es un precio muy superior al de la paz. Vamos a prepararnos para la paz como en el pasado nos hemos preparado para la guerra. Hemos vivido, en pie de guerra, una cultura basada en la fuerza. Modifiquemos el adagio y digamos: si quieres la paz, prepárala cada día con tu comportamiento. Como recomendaba la profecía de Isaías,

“convirtamos las lanzas en arados”

Transitemos hacia una cultura de paz, de diálogo y entendimiento.

Pongámonos en pie de paz.
Por Federico Mayor Zaragoza

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