La vida a paso de...
Todos tenemos un proceso espiritual que experimentar y pasar. Este proceso tiene una cierta velocidad que va a determinar cuando recibiremos los resultados de todos nuestros esfuerzos. Porque vivir una vida espiritual es vivir una vida de esfuerzos constantes.
El esfuerzo es el cambio de conciencia - ser de una forma distinta delante de las mismas situaciones, especialmente aquellas que en el pasado nos dejaron un amargo sabor de derrota. El esfuerzo es el cambio de actitud - aprender a pensar diferente, generar pensamientos con otro sentido. El esfuerzo es el cambio de visión - ver a los demás y al mundo de otra forma, relacionándose con ellos de otra manera.
Sin embargo, cuando el esfuerzo es lento, los cambios también lo son. ¿Qué es la velocidad de los esfuerzos espirituales?
En física, se define velocidad como la razón entre la distancia y el tiempo tomado. Podemos hacer una analogía con los 3 elementos antes tocados con relación a la distancia:
• Conciencia - aunque todos somos, hay diferentes profundidades en este ser. La conciencia de madre, por ejemplo, "soy una madre", implica que todo el mundo de esta mujer sea filtrado por esta forma de ser. Así que al ir al mercado dará más importancia a alimentos nutritivos, en el trabajo será capaz de interrumpir una llamada de su cliente más importante si su hijo o hija llama, etc. Sin embargo, si esta madre empieza a trabajar su espiritualidad, tendrá que cambiar la conciencia, por ejemplo, "soy madre del mundo". Ahora, no son solamente dos o tres hijos, sino miles de millones. Es decir, al ir a mercar, ella pensará en las tantas personas que no pueden alimentarse y les enviará buenos pensamientos o hará algo práctico; cuando esté hablando con su cliente más importante, también lo considerará su hijo y se interesará no solamente por sus necesidades materiales, sino espirituales. ¿Cuál es la distancia entre estas dos conciencias? Es enorme - podríamos medirla en términos de cantidades de hijos, pero es más fácil visualizar la profundidad en el comportamiento que genera cada una de ellas.
• Actitud - obviamente bajo la influencia de la conciencia, no solo nos portamos de una manera, sino que pensamos de cierta forma. Si una persona con conciencia de madre ve a una persona que no parece bien alimentada en la calle, normalmente piensa en sus propios hijos y en la calidad de alimento que debería darles. Si tiene la conciencia de madre del mundo, entonces pensaría en todos los millones de personas con este problema. Sus pensamientos cambiarían de "tengo que dar algo más para mi hijo" a "espero de corazón que todas las personas que no tengan que comer, puedan alimentarse de forma correcta". No es automático, sin embargo; la actitud es algo que desarrollarse a través de una puesta de atención constante. La distancia se mide por la diferencia en la forma de pensar anterior y actual, en la extensión que abarca en el mundo estos pensamientos.
• Visión - no son solo los ojos, sino que, la percepción que se tiene sobre el otro. La madre verá a su hijo físicamente, pero su percepción emocional o sicológica lo verá como el hombre más lindo del mundo o el más inteligente. Una madre del mundo verá a todos como bellos e inteligentes. Les regará amor incondicional y constante.
La distancia no es tanto entre un estado y otro, sino el grado de profundización y la medida que toma del mundo.
Resultados
Hacer esfuerzos espirituales solo se justifica en la medida en que vamos viendo los resultados que van surgiendo. Con el tiempo, que es lo que va a dar la otra parte de la medida de la velocidad de los esfuerzos espirituales, vamos viendo el cambio en el comportamiento, pensamiento y forma de relacionarse.
No somos máquinas ni empresas y los resultados no serán constantes. Es probable que en el proceso de crecimiento espiritual, a veces nos veamos caminando a paso de hormiga - parece rápida, pero demora mucho tiempo. A veces, a paso de leones - calmos y tranquilos, pueden impulsarse a gran velocidad a cualquier momento.
Pero aún así es importante tener en cuenta que la próxima vez que nos portemos, una nueva conciencia debería estar presente, una nueva actitud y una visión.
Cuando no hay algo nuevo, entonces esto significa que hay que volver a trabajar en sí mismo. Hay que volver a conversar consigo mismo y corregir lo que se necesite corregir.
Lo importante es no parar de hacer los esfuerzos correctos todo el tiempo. Es importante no parar de cambiarse, porque la transformación del ser aunque demore, no dejará de suceder cuando hay el empeño correcto.
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Marcelo Bulk
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