Honra al creador a cada instante
Cuando estas AQUÍ y AHORA Dios experimenta a través de ti
Percibes la totalidad y de pronto estás ahí. No te integras, no te fundes porque percibes que siempre has estado ahí. Te haces nada y simplemente eres parte de ESO, tienes la certeza de que en ese lugar sin espacio y tiempo todo es VERDAD, que ahí sólo se es AMOR. No hay explicaciones, el pensamiento no está invitado a reconocer esta dicha. ¿Cómo podría siendo tan limitado?
¿Qué es esto que vivo en esta dimensión terrenal? ¿Cómo es que tengo la certeza de que no tengo identidad? Siento este cuerpo y percibo su limitación. ¿Quién no querría permanecer sin limitaciones, ahí donde todo es vivo? Donde no existen las fantasías porque todo es VERDAD.
De pronto observas y percibes tu vida como ser humano. Te sientes como cuando un padre abraza a su hijo y lo ama tanto que le regala su libertad. La libertad de experimentar. De que perciba de que se trata esto que hemos denominado VIDA. Que gran compasión en aquel acto, ahora lo entiendo.
El padre regresa a su hijo a esta vida, sabiendo de antemano que lo que ha creado es inconsciente. Sabiendo que en el camino descubrirá lo que es la soledad, lo que es el sufrimiento. Descubrirá lo que es bueno y lo que es malo para de pronto percibir que no existe dicha división. Es comprendiéndose a si mismo que el hijo reconoce a su padre y le agradece por haberle mostrado la vida con todos sus matices. Le agradece por aquello a lo que le denominaba obscuridad, aquello que odiaba y no quería ver.
Gracias por esta libertad de poder andar el camino sin que me consueles, sin que me tiendas la mano, sin que me hagas dependiente de ti. Gracias por dejarme experimentar, gracias por no resolverme nada. Gracias por mostrarme que la obscuridad es parte de lo que has creado. Gracias porque ahora sé cómo vivir en paz porque dejé de negar mi violencia. Gracias por enseñarme que sólo hace falta una luz para iluminar cientos de caminos.
Gracias por crearme y sepárame de ti. Gracias por nunca decirme cómo regresar a casa. Gracias porque en el camino he encontrado a mis hermanos. Gracias porque en el camino pude aprender a regarles lo mas maravilloso que me has dado en esta vida, LIBERTAD.
La LIBERTAD será mi ofrenda constante hacia ti. Porque he visto que ahí pintas con tus estrellas una sonrisa. Porque ahí nos abrazas y nos das la bienvenida. Te honraré a cada instante con aquello que estoy seguro que es a lo que me enviaste a esta tierra, a simplemente VIVIR.
Gracias porque ahora vivo esto que eres. Gracias porque ahora puedes llevarme cuando quieras, mientras tanto seguiré regalando vida. Mientras tanto experimentarás a través de mi esto que nosotros hemos llamado vida y que tu no la limitas a palabras. Eso que los seres más sutiles ansían por experimentar. Mientras tanto construiré hogares para que vengan a visitarnos. Mientras tanto haré tantas cosas porque ya no tengo deseo de hacer tantas cosas. Simplemente ya no hay más a donde ir, ahora juntos le pondremos tu sello a cada verbo. Permaneceré aquí donde no hay hijo, ni padre, porque no hay divisiones. Aquí donde siempre es casa, nuestra casa.
Es hora de jugar, como en aquella primera meditación. Esa primera sensación que me señalaste el regreso a casa. Gracias por no decir nada en ese momento y tan solo sonreír. Y con esa sonrisa expresar que todo SIEMPRE está bien. Que todo era muy simple. Gracias por no decirme qué tan simple era. Gracias por permitirme complicarme tanto las cosas.
Gracias por enseñarme que no hay caminos hacia ti. Gracias por hacerme vivirte en el camino. Sé que son muchos GRACIAS pero sólo cuento con palabras que escribo. Sé que al vivirte expreso esta gratitud sin limitaciones.
Ricardo Ponce
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